“Lucie Rie: La aventura de la cerámica”, se llama la muestra que se exhibe en suelo danés hasta marzo del 2025 y que las redes sociales repiquetean en deseo teletransportador. Ver la obra de Lucie, las formas modernistas, los prototipos esgrafiados, los colores arrebatadores de sus jarrones y la composición de sus ollas es siempre muy inspirador y nos lleva hacia el lenguaje de las manos en el barro original, hacia los márgenes de la forma recién inventada.
Nació en Viena (hay una biografía en inglés: Lucie Rie Modernist Potter, de Emmanuel Cooper), estudió en la escuela de Artes y Oficios de su ciudad y en 1938 se escapó a Londres para salvar su vida de la persecución nazi. Ahí trabajó para la moda londinense creando botones de cerámica. Esos botones que también forman parte de la muestra son un portal hacia mundos de telas, ojales, costureros y visiones Coraline. Esos botones fabulosos, joyas escondidas en el cuerpo vestido, fueron su salvación económica, su propio juego de experimentación, el segmento del aire consolidado y el espacio en el que ensayó formas anudadas, miniaturas, vibraciones y donde probó texturas, colores y esmaltes.
Curvas profundas
Interesada en las líneas de la naturaleza, en las curvas que desafían la redondez perfecta, en sus azules y verdes, en el rosa inventado y en la fuerza prismática amarilla que guarda el color del bronce, solo cocía sus piezas, a diferencia de la mayoría de los ceramistas, una sola vez ya que aplicaba el esmalte sobre la pieza cruda. De botones, recipientes, cilindros y jarrones de cuellos largos se trata esta muestra que exhibe también sus vasijas de los años veinte y de los años treinta y sus juegos de té. Imperdible. Y lo es entre muchas razones porque cada pieza es un umbral, una nueva configuración estética y una vocación. Una muestra imperdible que apenas podemos espiar desde la pantalla del teléfono o desde de la computadora pero que nos permite descubrir -o volver a celebrar- a Lucie mientras relampaguean en las imágenes que alcanzamos a ver los bordes de las formas profundas.
