El deporte suele ser una herramienta que en muchas ocasiones es la más adecuada para promover mensajes de paz. Ese es el eje que mueve a Alejandro Scomparin, quien el próximo domingo pondrá en marcha el desafío Unir Malvinas. Con un pasado como árbitro del ascenso (de 1993 a 2005), este atleta amateur –que se desempeña como director de la carrera de Relaciones Institucionales de la UTN– recorrerá las Islas Malvinas en un maratón que unirá los lugares donde se libraron los combates más importantes de la guerra a la que nos llevó la dictadura militar: Fitz Roy, Monte Longdon, Darwin, San Carlos y Top Malo House. La etapa final de los 280 kilómetros que recorrerá Scomparin a lo largo de seis días tendrá por objetivo enlazar el cementerio argentino de Puerto Darwin y el británico de Playa Azul, en un homenaje a los caídos y a los veteranos de guerra de ambos países.

–¿Qué motivó el surgimiento del desafío?

–Cuando sucedió la Guerra de Malvinas tenía once años. Y a partir de los 15, cuando empecé a leer bibliografía sobre ese acontecimiento, tenía un sentimiento antibritánico por lo que había pasado. De hecho, me llevaba inglés en el secundario. A medida que fui creciendo persistía ese sentimiento en mí. Hasta que comencé a conocer historias de veteranos argentinos que se reunían con ingleses, y se hacían amigos. Incluso había casos de combatientes argentinos que se ponían en contacto con las familias de soldados británicos muertos en combate. El Comodoro Carballo me dijo un día que tenía que ir a correr a Malvinas. Ahí pensé de qué manera podría rendir un homenaje a los veteranos y caídos y se me ocurrió unir los dos cementerios. 

 –¿Tuvo que someterse a un entrenamiento físico especial?

–En el aspecto físico estoy entrenando desde marzo, seis veces por semana. El año pasado incursioné en los triatlón, entonces mi entrenador me está preparando con planes similares a los del Iron Man. Y en lo que concierne a la nutrición, que es fundamental, planifiqué con mi equipo la mejor alimentación posible.

–¿Se planteó cómo van a tomar el desafío los habitantes de las Malvinas?

–Cuando comuniqué que iba a encarar este desafío, en abril, y un medio se hizo eco de la iniciativa comencé a recibir comentarios negativos, que me desanimaron. Lo que pasó es que había cometido un error que luego subsané: dentro de mi buena intención quería llegar al cementerio inglés y dejar rosarios. Entonces me dijeron que eso era una ofensa y que tenía que pedir permiso. Les respondí en los mismos comentarios de la nota. Y sus críticas me sirvieron para, por ejemplo, no llevar insignias argentinas, y no irritarlos. 

–¿Cómo desea que sea visto el desafío por la sociedad argentina?

–Pretendo que llegue el mensaje de homenaje. Que comprendamos los valores que nos dejaron la generación Malvinas: honestidad, decencia, jugársela por otro. Que son los mismos que se encuentran en el deporte.

Entrevista: Pedro Ruiz de Galarreta.