Hay historias, poesías del otro lado del espejo que se nos quedan para siempre en la memoria. Indisociables entre sí, los pibes y las pibas del cine de Raúl Perrone ya son inmortales. Esos jóvenes terribles e inseparables se niegan a perder. Conocí a Raúl Perrone en una cátedra en homenaje a Pier Paolo Pasolini. El maestro presentaba Ragazzi, una sinfonía del último día en la vida de Pasolini desde la mirada de su agresor, sus amigos, su entorno e inexorablemente su muerte. Esas imágenes fueron el devenir de un destino. Así llegaron a mi vida otras películas: asistir al taller de los sábados en Ituzaingó, editar un libro para rendirle mi agradecimiento y escribir sobre su última obra COMBO15.
El punto de partida de Perrone es que el deseo es el motor de toda obra, de toda vida. Y es así porque la pulsión permanente de filmar y de salir a rescatar esas imágenes se nota en cada película que estrena. Con más de 60 largometrajes realizados y un tanto que todavía no se estrenaron, el maestro se renueva como presente perpetuo y como toda obra de arte hija de su tiempo, muchas veces madre de nuestros sentimientos.
"COMBO15 se filmó durante la pandemia. Yo quería hacer una película completamente en la calle y estábamos en pandemia y la hice igual con muchos cuidados. Filmamos con una cámara panorámica de 360 grados y fue muy difícil manipularla pero se logró lo que quería en esos planos y las imágenes."
Perrone vuelve a las pibas y los pibes de nuevo. Son tres amigos que deambulan por las calles. Dos chicos taxi boys y una chica trabajadora sexual, poeta y por momentos Elvis Presley. El maestro puede extraer belleza del mundo en plena descomposición.
"La película básicamente es de soledades y amores. Son personajes que están absolutamente solos en la ciudad pero se tienen entre ellos. Y el tema de los taxi boys, y de la diversidad sexual no es un tema del que se hable mucho en el cine y menos de esa manera. Yo trato de tocar los temas más complejos y delicados con poesía y sensualidad. A mí me gusta sugerir en el cine y después usar tu imaginación."
Sus protagonistas no la caretean. Son dignos de su condición social y la de sus padres seguramente, pero eso no lo vemos aunque lo podemos intuir porque la calle es el territorio que habitan, donde transitan, cogen, se prostituyen, escriben, aman, fuman y hasta duermen en tachos de basura.
"El cine está para inventar la realidad que no tenemos. Buscar amor, una caricia que nos llegue desde donde sea, por eso escribimos, hacemos cine, arte. Porque estamos esperando siempre que alguien nos quiera."
Perrone rompe con el presente que adquiere el modo de una puesta en espectáculo o una exacerbación de su mostración, él escribe su cine a contrapelo de la masificación y la sobreexplotación de los cuerpos y así construye en cada escena representaciones del hacer visible formas de resistencia y sabe encontrarles a sus personajes un lugar en la historia, los reivindica sin exagerar ni sacarlos de su contexto.
"Siempre elijo un tema del cual mucho no se habla para desarrollar una historia. La historia que importa es la de ellos tres. Lo otro es un decorado, ser taxi boys es una excusa para contar y decir que todos estamos buscando lo que queremos. Yo busco la esencia del amor, o lo más cercano a eso. Y en la vida real nos pasa eso también y se transforma en la pantalla en poesía."
Una de las protagonistas, la poeta Sol Zurita, se va transformando de manera excepcional en Elvis Presley mientras lee su poesía. Y la melancolía siempre en ese estado de latencia, de rebeldía con causa.
"Ya no siento ese encantamiento de los enamorados cuando miro con la noche un sabor amargo de la lluvia que moja mi pan / lo bello está hecho para otros / si ahora tu sombra estúpida querría volver a tocarme/ ya no podríamos comer más que este charco migas sucias y desamparadas/ y ya no tendré tiempo de cantar a la Armónica mordiéndose/ hay algo en mí que está mal / hay algo podrido roto deshaciéndose debe ser por eso porque todos están unidos de cuerpo y alma en esta patria que me da asco y yo no/ yo no tengo alma se la di de comer a mi amigo para verlos sonreír y ser el sol que no tenemos que baja y nos abriga en esta puta Soledad que compartimos."
LA BELLEZA TODAVÍA SE PREMIA. El cine de Perrone tiene una perspectiva “sacra” y construye una arqueología sagrada de la permanencia. Construye una subjetividad libre, que forma parte del cine político moderno o incluso del cine del tercer mundo, porque el propio cineasta elige sus personajes de los barrios del conurbano. La rabia nunca se limita a hacer con sutileza denuncia social de la miseria. El cine nacional-popular de Perrone consiste, en todo caso, en tomar personajes ¨descamisados¨, ¨subproletarios¨ o “populares” quienes van a sustituir la visión intelectual del cine burgués por su propia visión mítica o épica. Un cine que deviene popular al mismo tiempo que sus personajes populares deviene pueblo-patria y así, con su propio lenguaje, gestos, vivencias, espacios cotidianos y un territorio expropiado logra lo excepcional.
"Para mí, la poesía tiene que estar en todo lo que hacemos, un libro, una película, una pintura, la actuación. La poesía es parte de la vida del que está creando, el resto es una impostura."
Este Sábado 19 , a las 15, en el Centro Cultural Ituzaingó (Gral. Mansilla 893, Ituzaingó) se presenta el libro Raúl Perrone - El Corsario, de Hernan Sassi, y al terminar se proyectará por primera vez en Ituzaingó SEAN ETERNXS.
* Escritora/ Editora/ Pintora