El gobierno de Javier Milei fue el único de los veinte que integran el G20 que no firmó la declaración de compromiso para disminuir las desigualdades de género. En el G20 están, entre otros, Estados Unidos, China, Rusia, Brasil, Reino Unido, Alemania, Canadá, Australia, Arabia Saudita. La declaración es un compromiso que intenta mostrar por sobre todas las cosas una voluntad política. La gestión de la Libertad Avanza quiso dejar clara una voluntad contraria, la de no reconocer las desigualdades de género y por lo tanto perpetuarlas.

Entre otras cosas, el documento firmado por todos los miembros del G20, excepto Argentina, reconoce las tareas de cuidado como un trabajo. Milei quizás no sepa que el Indec argentino desde mediados del año pasado mide la “Canasta de crianza” para calcular el costo de criar a niñas y niños. El índice de crianza toma en cuenta también las horas de cuidado porque es un tiempo que la persona que está a cargo del niño o la niña no dedica a otros trabajos remunerados. Es clave para calcular la obligación alimentaria en los juicios de divorcio. De todos modos, no sorprende esta posición, Milei no le reconoce el cuidado ni a su madre.

Argentina estaba en la vanguardia a nivel institucional en los temas de derechos humanos, de género y diversidad, con políticas e institucionalidad estatal que Milei clausuró. Algunos países miembros del G20 que las derechas dicen admirar, tienen una activa agenda en estas temáticas, como es el caso de Alemania, el Reino Unido, Australia, Canadá. En el razonamiento más tradicional de los sectores dominantes siempre imperó una base de civilización y barbarie, en la que la Latinoamérica mestiza era la barbarie y Europa y Estados Unidos la civilización. Parecerse a esos países de occidente era, al menos en el discurso, un objetivo. Ahora, el viraje es tan a la ultraderecha supremacista, que se vuelve a celebrar el Día de la Raza”, la conquista y el primer genocidio de América. Pensamiento más colonizado y dependiente no se consigue. 

Los anarcocapitalistas que nos gobiernan reproducen la posición de las extremas derechas de esos países occidentales, pero no lo que hacen sus Estados. La Italia gobernada por Giorgia Meloni firmó la declaración que Milei rechazó. Argentina se alinea con sectores marginales de la extrema derecha occidental.

Dejando por un segundo de lado lo que implica esta posición desde el punto de vista de los derechos de las mujeres, ¿es una política exterior inteligente? ¿Qué gana la Argentina aislándose de todos los países occidentales? ¿No era que para crecer había que integrarse al mundo?

El presidente hizo lo mismo cuando visitó la ONU en septiembre pasado. Dejó a la Argentina marginada del resto de los países por no acompañar la Agenda 2030 y los compromisos que contiene sobre reducción de la pobreza y cuidado del medio ambiente.

El gobierno de la Libertad Avanza es una combinación de lo peor del neoliberalismo argentino, porque su política económica se basa en hambrear al pueblo prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llega y, al mismo tiempo, en el plano cultural institucional, lo peor de la derecha global. Estas posiciones demuelen a nivel nacional las políticas para reducir las desigualdades de género y también traen consigo una pésima política exterior. Hace parecer a la Argentina como un país que quiere volver al siglo XIX en lugar de avanzar en el XXI. Por cierto, el presidente suele decirlo cada vez que puede: añora el país de hace 150 años.

Argentina es un país de contrastes. Frente a este gobierno está la sociedad; hoy tenemos un movimiento estudiantil movilizado en todo el país, defendiendo, junto a la comunidad educativa, a la universidad pública como motor de ascenso social e identidad nacional. Por otro lado, una vez más, el movimiento feminista argentino se encontró en el rito anual, que se reitera, no como repetición, sino como espiral que se proyecta hacia adelante. Este fin de semana vivimos el 37° Encuentro Plurinacional en Jujuy que mostró la vitalidad del movimiento que nuclea a mujeres y diversidades y su fortaleza para resistir el rumbo que impulsa Milei. Miles y miles nos reunimos para debatir, para impulsar políticas de igualdad, denunciar la crueldad del ajuste de Milei con la eliminación de planes como el ENIA para prevenir el embarazo infantil y adolescente que había reducido en un 50% los casos. Fue un encuentro que incluyó la defensa de los recursos naturales y la necesidad de cuidar la relación con el ambiente, entre otros temas.

En los encuentros siempre suceden muchas cosas. Esta vez, estuvo atravesado por la realidad de las políticas de ajuste y el modo en que nos afectan a las mujeres y diversidades, por los discursos de odio y como nos organizamos para hacer frente a todo esto. Es un espacio que revitaliza, en el que convive toda la diversidad de la Argentina: geográfica, identitaria, de género, de norte a sur y de todos los sectores sociales. Es un espacio participativo, desde el inicio con el acto de apertura que repone nuestra cultura popular, pasando por los talleres donde circula la palabra democráticamente, en esta oportunidad con más de 102 temas en agenda. Muchas participan por primera vez y experimentan la potencia de lo colectivo, ninguna olvida lo que significó ese primer Encuentro. Otras vamos hace muchos años, y renovamos el compromiso cada vez.

El momento más significativo es la marcha, porque además es donde vemos la dimensión real de cuantas somos, cuadras, cuadras y cuadras que desbordan las movilizaciones habituales en las provincias. Antes de irnos elegimos la sede del próximo encuentro, que en 2025 será en Corrientes, para visibilizar a partir del caso de Loan, todo lo que significa la trata de personas, de niñas y niños; el ataque a los derechos de las mujeres, y los obstáculos para acceder al aborto.

Un encuentro vital, que nos renueva la fuerza del feminismo popular, masivo, donde recargamos pilas para los desafíos que se vienen ante este gobierno nacional que solo nos trae malas noticias. Nosotras nos preparamos para construir las buenas.

La autora es ministra de Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires