La semana que pasó el gobierno de Maximiliano Pullaro llevó hasta el límite su mensaje de “orden en el Estado” que muchas veces encubre, y nada bien, un ajuste de cuentas. Las cuentas matemáticas y las otras también. Ir a buscar a sus casas con la policía en violentos allanamientos a dirigentes gremiales de maestros y estatales, no había pasado nunca desde la recuperación de la democracia. Todos estaban identificados con nombre y apellido y eran requeridos por la fiscal María Laura Urquiza por las refriegas en la Legislatura cuando se votó la reforma previsional que todos los trabajadores rechazaron porque les aumenta los aportes y le da discrecionalidad al gobernador para elevar a sola firma la edad de retiro. Lisa y llanamente la reforma hace caer en los trabajadores y jubilados el peso del déficit que generó la desastrosa administración política y la abultada deuda que se generó cuando el presidente Javier Milei decidió dejar de solventar el quebranto de la Caja como lo establece la ley.

Cuando los sindicatos le preguntaron a la fiscal Urquiza si podía liberar a los dirigentes que se comprometían a concurrir a la fiscalía para escuchar las imputaciones que les harían; la funcionaria judicial blanqueó: “tengo que consultarlo”. Todos se dieron cuenta que la consulta no era judicial sino política. Y la respuesta fue negativa. Recién los pusieron en libertad después de imputarlos por “daño calificado” e “impedimento del funcionamiento del Congreso”. Figuras que de ninguna manera justificaban las violentas detenciones. Pero el gobernador quería mostrar ejemplaridad.

La abogada defensora Gabriela Durruty lo puso en claro para Rosario/12: “Se trata de un conflicto claramente laboral” y que no es una situación nueva en la jurisprudencia santafesina: “El derecho a la protesta social es superior a los bienes protegidos en los delitos aducidos por la acusación pública”. La abogada, que asumió la defensa junto a otras abogadas, aseguró que los delitos imputados a los gremialistas son “los de menor pena prevista” en todo el ordenamiento normativo argentino. Por eso llamó la atención la presencia del fiscal regional, Jorge Nessier, algo poco común en las audiencias. También hizo ruido la imagen de los dirigentes esposados y custodiados por policías encapuchados, portando armas largas, cuando eran trasladados para su liberación. “Podemos apreciar que se trata de criminalizar conductas que no deben serlo y entendemos que esto enciende una alarma en la sociedad”, sostuvo Durruty.

Pero el gobierno provincial está decidido a marcar su paso en este clima de época y no tiene voces disidentes al respecto hacia el interior del Frente Unidos. Es más, el socialismo no sólo votó sin chistar la impopular reforma previsional sino que a través de un proyecto del diputado Rubén Galassi homenajeó a los policías que reprimieron ese día en la Legislatura. Otro gesto que no registra antecedentes en Santa Fe. El gobierno diseña y ejecuta una política de “guapos” y antiobrera acorde a los tiempos que corren.

Peronismo sin pasión

El peronismo de Santa Fe juega a las escondidas. Los que están con Cristina Kirchner en su carrera hacia la presidencia nacional del Partido Justicialista, no salen a gritarlo a viva voz. Tampoco se expresan de manera abierta las adhesiones al riojano Ricardo Quintela, que en su reciente paso por Rosario y Santa Fe fue recibido por todos pero alentado por nadie. Claro, a esa altura no había nacido el operativo clamor ni la decisión de Cristina de responder a esos pedidos y lanzar su candidatura.

La apatía partidaria santafesina sólo se vió sacudida por la inclusión del rosarino y presidente del bloque de diputados nacionales de Unión por la Patria, Germán Martínez. Es desde el viernes, uno de los candidatos a vicepresidente de Cristina Kirchner, lo cual le generó no pocos problemas dentro del bloque ya que ahí están también varios legisladores que apoyan la candidatura de Quintela. Entre ellos, la diputada Victoria Toloza Paz que fue la que le pidió al ex diputado provincial Leandro Busatto que junte avales para el riojano en Santa Fe. Busatto es familiar de Tolosa Paz y no pudo negarse pero la decisión le generó un costo importante en el territorio.

“Quico (Busatto) es increíble. Arma por afuera del PJ santafesino pero junta avales para la interna nacional del peronismo”, lo criticaron desde La Cámpora. Busatto sostiene que efectivamente firmó esos avales pero que ni siquiera armó la visita del gobernador riojano a la provincia de Santa Fe y tampoco participó en esa recorrida. Además, insisten en su entorno, “la postulación de Cristina en ese momento ni siquiera era una posibilidad”.

En esa deslucida recorrida del riojano por Rosario y Santa Fe, aseguran que varias autoridades partidarias santafesinas le avisaron que “acá recibimos a todos, pero si se postula Cristina apoyamos la idea de la unidad, sin internas”. Quintela recibió el mensaje.

En su gran mayoría los peronistas santafesinos querrían que se evitara la contienda. “Lo pudimos hacer acá en Santa Fe, ¿cómo no se puede alcanzar a nivel nacional?”, dijo un experimentado dirigente peronista de esta provincia. Siguen viendo a la disputa partidaria como “una interna porteña” por más que uno de los candidatos sea riojano y es porque lo ubican a Axel Kicillof como parte de las tensiones aunque no quiera saber nada con el choque. El gobernador bonaerense efectivamente no se pronunció a favor de la ex presidenta y en el acto en Berisso por el Día de la Lealtad sólo dijo que “los mejores días fueron con Cristina”. No alcanzó y la ex senadora lo llamó “Poncio Pilatos”. Los más moderados entendieron que el pronunciamiento dejaba solo a Quintela.

En el peronismo santafesino la unidad llegó sin lustre ni luces, más que nada por descarte y pragmatismo. Se contó muchas veces: Los senadores provinciales eran los únicos con recursos frescos para afrontar las deudas partidarias, pagar el alquiler de la sede del PJ en Santa Fe y el sueldo del personal que trabaja allí. Por eso pudieron poner en la presidencia sin discusiones a un ex senador como Guillermo Cornaglia que, a esta altura, pulió hasta la perfección su discurso sin definiciones concretas sobre nada. Pero principalmente, la unidad a la santafesina los liberó a todos de un papelón: La participación de los afiliados en las elecciones internas de un peronismo provincial que venía de una dura derrota electoral, hubiese sido paupérrima. El antecedente de las internas en el PJ de Entre Ríos, los puso a todos sobre aviso.

Sin embargo, no son pocos los que creen que a medida que corran los días hasta la celebración de la interna nacional, el entusiasmo va a ir creciendo. “Con Cristina en cancha, todo es diferente. Nosotros tenemos un aumento de afiliaciones en la departamental Rosario en las últimas horas a partir de la definición de la ex presidenta”, dijeron dirigentes del peronismo rosarino.

 Ex diputado del PJ, Quico Busatto.