El miércoles por la mañana, la policía de la provincia de Santa Fe irrumpió en la casa de cinco dirigentes gremiales de Rosario y uno de Teodelina. Los allanamientos se dieron de forma violenta y, en algunos casos, sin brindar detalles de la causa que motivaba los operativos. Después de ser trasladados a Santa Fe y pasar la noche detenidos en una cárcel común, fueron imputados por “perturbar” la sesión donde se aprobó la reforma previsional y los daños ocasionados sobre la Legislatura provincial. Tras su liberación y el retorno a Rosario, dos de los sindicalistas dialogaron con Rosario/12, donde cuestionaron el proceder de la Justicia y apuntaron contra el gobierno provincial. “Lo que busca y quiere Pullaro es disciplinar a los gremios. Desde 1983 nunca un docente fue detenido por protestar y mirá que tuvimos reclamos”, señaló Franco Casasola, integrante de la comisión directiva de Amsafé Rosario. “Creo que esto va a marcar un antes y un después en este tiempo tan duro”, advirtió Maximiliano Molina, integrante de la CTA Autónoma de Rosario.
Para los gremios, las detenciones tuvieron un único objetivo: criminalizar la protesta social. Además de Casasola y Molina, también fueron detenidos Román González y Diego del Castillo (Amsafé Rosario) y Mauro Corna (Festram). Al listado se le suma Daniel Vázquez (ATE Rosario) que permaneció en libertad y se presentó por propia voluntad en la audiencia inmutativa, cuando se enteró que había un pedido de detención contra su persona. Según la fiscal María Laura Urquiza, los dirigentes fueron identificados durante los disturbios en la Legislatura por las cámaras del lugar y las imágenes difundidas por los medios de comunicación. Ahora seguirán el proceso en libertad, pero deberán fijar domicilio y presentarse una vez por mes ante el Centro de Justicia Penal.
Disciplinar
A las siete de la mañana del miércoles 16 de octubre, Casasola sintió que golpeaban la puerta de su casa. No era el llamado normal de un vecino, eran golpes. “Yo me estaba preparando para ir a la escuela a trabajar y escucho que en la puerta de mi casa empiezan a golpear, se da un estruendo enorme. En un momento pensé que querían entrar a robar, pero era la policía con una suerte de ariete. Les tuve que decir que dejen de golpear, que les abría la puerta”, explicó el dirigente en diálogo con Rosario/12. Tiene 43 años y trabaja como docente en la escuela Gurruchaga y el Normal 3. Además de ser integrante de la comisión directiva de Amsafé, es militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) del Frente de Izquierda en la ciudad.
Adentro de su domicilio, la policía le pidió sus datos y lo tiró al piso, para esposarlo de espaldas. Así escuchó la declaración en la que le imputaban su participación en la concentración del pasado 12 de septiembre, donde distintas expresiones sindicales se manifestaron frente a la Legislatura provincial durante la aprobación de la reforma previsional en la Cámara de Diputados. En el lugar se registraron disturbios que terminaron con la puerta del edificio rota y una desmedida represión policial contra los docentes y trabajadores, que se manifestaban contra los cambios en materia jubilatoria.
Durante el allanamiento, lo que encontraron en su casa fueron folletos, carteles gremiales y las tradicionales pecheras rojas de Amsafé Rosario. Con eso los oficiales montaron una foto, como exhibiendo material peligroso. “Fue todo muy violento. Esa dinámica se mantuvo durante todo el proceso. Nos llevaron de acá para allá, siempre esposados”, cuestionó el docente. Esa mañana lo trasladaron a la sede de la Policía de Investigaciones (PDI) en la zona sur de la ciudad. Fue el primero de los cinco detenidos en llegar al lugar. “Nos pusieron en una celda con otros internos que estaban en el lugar. Éramos doce personas en un ambiente diminuto, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, cuando nos trasladaron a Santa Fe”, detalló.
En la PDI permanecieron incomunicados hasta el mediodía, cuando les permitieron hablar con Julia Giordano, una de las abogadas. “Hasta ese momento no me habían dejado avisar ni a mi abogada, ni a ninguno de mis compañeros de Amsafé o del Frente de Izquierda”, recordó. Pero la información ya había circulado. Para ese entonces, las delegaciones rosarinas de Amsafé y ATE se habían movilizado al Centro de Justicia Penal primero. Luego, a la sede de la PDI. También se sabía que serían trasladados a la capital provincial, donde el día siguiente tendría lugar la audiencia imputativa.
“En Santa Fe pasamos la noche detenidos. Nos pasearon por una serie de destacamentos para tomarnos las huellas, datos y fotografías. Después nos llevaron a la cárcel Las Flores, donde quedamos detenidos en una celda. Ahí, otra de las abogadas, Celina Tidoni, nos estaba esperando y peleó para poder encontrarse con nosotros; tuvimos algo más de información de lo que estaba pasando. Nos enteramos de las concentraciones que se habían dado durante todo el día y las muestras de solidaridad hacia nosotros”, relató y agregó: “Recién ahí tuvimos algo para comer, porque no habíamos probado bocado en todo el día”.
Casasola no sabe por qué fue uno de los apuntados. Cree que el gobierno necesita “chivos expiatorios” para disciplinar la lucha que vienen dando algunos gremios, uno de los sectores que más ha confrontado con la gestión de Maximiliano Pullaro. “El día de los incidentes nosotros reclamábamos la publicidad de la sesión, porque es un derecho constitucional que las gradas se habiliten para la presencia de la ciudadanía en general. Sin embargo lo prohibieron”, sostuvo. “Después nos quedamos protestando en la puerta de la Legislatura y comenzó la represión con los que estábamos ahí. Yo fui uno de los primeros gaseados por la policía”, recordó.
“Lo que busca y quiere Pullaro es disciplinar a los gremios. Desde 1983 nunca un docente fue detenido por protestar y mirá que tuvimos reclamos. Acá no solo detuvieron a cinco trabajadores, sino que se dio en el marco de operativos muy violentos. Algunos somos personas públicas, miembros de comisiones directivas gremiales, si quisieran investigar algún posible delito hacen una citación y nos presentamos voluntariamente. Pero lo que buscaron, mediante estos métodos, fue atemorizar. No va a lograr que dejemos de pelear por nuestros derechos”, expresó y agregó: “Es un intento de cercenar el derecho a la protesta. Es lo que Pullaro quiere implementar en Santa Fe, en sintonía con lo que hace Patricia Bullrich a nivel nacional”.
A dedo
A Maximiliano Molina, los allanamientos no lo encontraron en su domicilio. Estaba yendo a una reunión en un café del centro de la ciudad, cuando le avisaron por teléfono que lo estaban buscando en la casa de su madre. Tiene 37 años y es integrante de la Federación Nacional Territorial (Fenat) de la CTA Autónoma en Rosario. Desde allí realiza trabajo social en distintos barrios de la ciudad, donde asisten a comedores y merenderos, entre otras acciones. Además, es hermano de Lorena Almirón, la secretaria general de ATE Rosario.
“Se comportaron de forma violenta. Fueron directamente a romper la puerta de la casa de mi mamá, que es una señora mayor. Un familiar, que vive en frente y tiene llave, se ofreció a abrirles para que no rompan nada, pero no tuvieron ninguna consideración”, relató a Rosario/12. “Cuando pude encontrarme con mi mamá me contó que la prepotearon todo el tiempo, que le decían que se quede sentada sin hablar. Fue muy lamentable todo. Se me partía el alma cuando mi mamá me contaba lo que le hicieron pasar”, remarcó.
Lo primero que hizo Molina fue contactarse con sus referentes gremiales, que le recomendaron presentarse por propia voluntad en el Centro de Justicia Penal, para que no sigan allanando otros domicilios de personas cercanas. Hacia allí se dirigió, para luego ser trasladado a la PDI local. “Todo el tiempo nos trataron como delincuentes. Estábamos en una cárcel común, con otros internos. Recién al mediodía me entero el motivo de la detención. Allanaron la casa de mi mamá y yo no sabía por qué. Mi hermana se acercó al lugar y no le mostraban la orden, no le daban información”, detalló.
En la celda de la cárcel de Las Flores había lugar para cuatro y eran cinco detenidos, por lo que Molina quedó apartado del grupo y pasó la noche en la sede de la PDI de la capital provincial. Al igual que sus compañeros, tampoco sabe por qué fue uno de los detenidos. Dice que se lo preguntó toda la noche. “Creo que esto fue a dedo. Nosotros somos militantes que estamos a cara descubierta, no tenemos nada que ocultar”, expresó y agregó: “Somos dirigentes cercanos a algunas conducciones, creo que vino más por ese lado”.
Por último, el dirigente señaló que milita desde hace varios años dentro de la CTA Autónoma y nunca vivió algo así: “Creo que esto va a marcar un antes y un después en este tiempo tan duro. No se puede ir contra los derechos de las personas con tanta violencia. En mi casa estaba mi madre, que es mayor y no la pasó nada bien. Ojalá que sirva para concientizar y que frenen esta locura de una vez”.