En este extraño experimento que vive el país, Javier Milei también parece dispuesto a reestructurar el lema de quien dice ser su ídolo nacional, Juan Bautista Alberdi. Gobernar ya no es poblar: Para Milei, gobernar es tuitear. Es que el presidente argentino pasó, desde el 10 de febrero, 650 horas y siete minutos dedicado solo a republicar posteos de otros en esa red social. Ese tiempo podría ser hasta triplicarse si se suman los minutos que gasta el Presidente en escribir sus propios tuits, responder comentarios o, simplemente, scrollear el timeline. Afuera de esa nebulosa virtual, en tanto, espera el país real.

Pero si los números impresionan, llama más la atención lo que se habilita con los usos y costumbres del mandatario en Twitter. Porque cualquiera que siga su cuenta reconoce al combo explosivo de insultos, acusaciones, grandilocuencias y noticias falsas. Puede darle me gusta a una publicación que compara a un gobernador aliado con una persona con Síndrome de Down o republicar posteos de índole fálica o sexual. “Cómo coje el Javo”, dice un mensaje que Milei amplificó.

Los límites de la crueldad se pasan más de mil pueblos cuando no tiene pruritos en retuitear que “los zurdos” después “lloran lesa humanidad”. 

Tiempo en pantalla

El tiempo de Milei en la app no es un número tirado al voleo, sino que deriva de una medición automática. Nulo -quien prefiere no dar su nombre real- es un programador que diseñó un sitio abierto -llamado milei.nulo.in- en el que se contabiliza parte de las veces que el Presidente usa la red social de “su amigo” Elon Musk. “Cuando comenzó a hablarse de cuánto tiempo pierde Milei en Twitter, me di cuenta de que era posible cuantificarlo”, dice a Página/12.

Ahora bien: ¿por qué contabilizar solo la red social que nadie, salvo Musk, se empeña en llamar X? La respuesta de Nulo tiene cierta lógica: el propio Milei -y también otros funcionarios del Gobierno- confirmó que es el único que utiliza la cuenta, mientras que para sus otras redes sociales cuenta con el servicio de community managers, entre ellos, otrora estelar Iñaki Gutiérrez.

Nulo inició su contabilidad desde principios de febrero. Si se toma como fecha del 10 de ese mes al 10 de octubre, se calculan 650 horas y siete minutos en las que Milei no apartó los ojos de Twitter. La medición, dice el programador, es bastante conservadora: “Scrapeo el minuto en el que la cuenta @JMilei le da retuit y después encuentro los grupos de reposteos consecutivos que distan menos de 3 minutos entre sí. Agrego dos minutos a cada grupo ya que se presume que antes de hacer el primer link está al menos un minuto y que después del último like de la sesión está un minuto más. Se suman todos los rangos de tiempo y así se genera el total”, explica. 

Afuera de la medición quedan megustas, publicaciones, respuestas y el tiempo leyendo posteos. De esta manera, la cuenta hasta podría triplicar esos 27 días, dos horas y siete minutos dedicados a apretar 40.098 veces el logo de retuit.

Más turbulentos son los tiempos, más retuiteo

Página/12 accedió a la base completa de la medición automática. Con los datos en mano, hay aún más riqueza en el desagregado. Por caso, hay tres momentos del día en los que Milei parece reservárselos para despuntar el vicio: el rango de 10 a 12 del mediodía, de 7 a 9 de la noche y las horas de madrugadas pasadas las 12 de la noche. Este diario no puede confirmar si Milei usa Twitter mientras realiza sus tareas de jefe de Estado ya que, contrario a la ley, el Ejecutivo no publica la agenda pública presidencial. Pero en un simple chequeo exhibe como durante actos y reuniones, los retuits de Milei no frenaron.

Y si bien el promedio es de 2 horas con 41 minutos, hubo días en los que Milei prácticamente no pudo salir de Twitter. Extrañamente (o no) se trata de momentos en los que el Ejecutivo estuvo acorralado por conflictos. Por ejemplo, el 20 de mayo, en medio del conflicto diplomático con España que derivó en un llamado a consultas del embajador español en Buenos Aires, Milei pasó 6 horas y 22 minutos dando retuits amplificando mensajes contra Pedro Sánchez y su esposa, Begonia Gómez. Exactamente un día antes, el mandatario argentino estuvo, al menos, casi siete horas (seis horas y cincuenta y ocho minutos, para ser exactos) en la red social del pajarito. Al parecer, solo cortó para dar un discurso en un evento partidario de VOX, el partido ultraderechista de España.

Parte de la medición que hace Nulo en su sitio

El 9 de octubre, mientras los operadores del Gobierno nacional seducían a los bloques aliados y a varios gobernadores peronistas para que respaldaran el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, Milei siguió los acontecimientos desde la Quinta de Olivos. Lo que sí se comprobó es que no se despegó del teléfono y que Twitter le anduvo bastante bien. Fueron cinco horas con veinte minutos los que pasó dando retuits a medida que transcurría la sesión. Una vez que Diputados blindó el veto presidencial, la catarata de retuits pareció infinita: 55 reposteos a las cuatro de la tarde, 67 a las cinco y 58 a las seis.

Pero aunque los días de mayor tensión son aquellos en los que el pulgar derecho de Milei se gasta de tanto uso, eso no implica que haya jornadas tranquilas en las que el Presidente priorice alejarse de lo que él llama "la calle online" y acercarse al mundo real: desde el inicio de febrero -fecha que Nula diseñó el conteo- el Presidente no estuvo ni un día sin iniciar sesión en Twitter.

Violencia es retuitear

Las pruebas de que Milei es el único que maneja su cuenta de Twitter exceden su mera confesión. De otro modo, la noticia tras la publicación de la fatídica cuenta matemática hubiese sido que un joven community manager se quedara sin trabajo por semejante pifie.

Hay dos patrones claros del usuario @JMilei. Es que hay una diferenciación entre lo que Milei publica y aquello a lo que le da retuit. En el primer caso hay una intención de “cuidar las formas”, haciendo énfasis en las comillas. Porque sus posteos contienen acusaciones, insultos, pero la realidad es que no se comparan en nada con lo que representa el segundo caso. Los RT de Milei funcionan como lapsus de los que Milei piensa pero no se anima a escribir. Aquello le permite excusarse ingenuamente  por lo que queda registrado en su timeline: “Yo no lo escribí, solo le di retuit”.

Así, entre 40.098 reposteos, hay aberraciones como ironías sobre la pedofilia involucrando a un diputado radical o posteos que simulan un caso de violación al gobernador de Chubut, Nacho Torres.

Pero los radicales son apenas el aperitivo en el algoritmo que fomenta Milei. Los platos principales están orientados mayoritariamente hacia el peronismo/kirchnerismo y al periodismo. Del segundo insiste con un idéntico mensaje: que los trabajadores de prensa son “ensobrados”, “corruptos” o “esbirros” de los dueños de los medios de comunicación. Que el gran porcentaje de los trabajadores de prensa estén por debajo de la línea de la pobreza y deban tener más de un empleo -tal cual se revela en las últimas encuestas del gremio- borraría de un plumazo esas acusaciones, pero ese dato del mundo real no se traspasa a la realidad virtual del presidente.

Respecto al PJ, lo más suave que republica Milei es el video en el cual categorizan a los peronistas como zombis infectados por el virus “Kuka-12”. Al convertir los reposteos a una nube de palabras, aquellos mensajes contra el peronismo se repiten significantes como “chorros”, “corruptos”, “curros”. En una segunda escala, “orkos”, “zombies”, “muertos vivos”. Terminologías que pueden nacer de Twitter pero que traspasan al lenguaje que eligieron los funcionarios del Ejecutivo -alguno de ellos, hasta autodefinidos peronistas- para construir el glosario del gobierno actual.

Y si bien el odio y la violencia acaparan la mayor parte de los mensajes, no son todas pálidas. En los retuits que propicia Milei hay lugar para los elogios, halagos y piropos. Un pequeño porcentaje está destino al Gabinete nacional, la mayoría restante al propio Presidente, que no se sonroja en republicar esos mensajes. La misma nube de palabras se distingue términos como “historia”, “revolución”, “mejor”, “gobierno” y “voto”. Con un poquito menos de preponderancia aparecen calificaciones como “humanidad”, “galaxia” e “histórico”.

Acá también se da el mismo caso de un traspaso del lenguaje tuitero al Gobierno, sin saber, acaso, que la única vara para medir a una gestión es el propio paso del tiempo.

Los quince más retuiteados

Al desagregar la cantidad de horas que destinó Milei a Twitter, también se revela quiénes arman el diario de Irigoyen en estos tiempos de redes sociales. Porque entre los más de 40 mil reposteos, el Presidente centra la atención en unas quince, veinte cuentas a las que habitualmente amplifica todos los días desde que está en la presidencia.

De febrero a estos días, la cuenta que obtuvo más retuits es @DiegoMac227. El nombre de la cuenta es más popular entre los que consumen Twitter: Escuela Austríaca de Economía. El nombre detrás del troll es Diego Macana Roa, de nacionalidad colombiana, quien dice ser licenciado en Economía. El medio La Nación lo ubica como integrante de la “Academia Libertaria”, un espacio cuya actividad real permanece casi desconocida. Este diario trató de inscribirse en sus seminarios de “educación gratuita”, pero al parecer no han tenido tiempo de actualizar su página web, porque siempre salta el mismo error. En total, el Presidente le dio retuit 3.587 veces, entre ellas, algunas noticias falsas como aquella que afirmaba que kirchneristas cordobeses fueron los responsables de los incendios en Córdoba, algo que fue desmentido por la propia Justicia. Para Milei y Macana, la realidad es, apenas, un detalle que no hace falta tener en cuenta.

El segundo redactor del algoritmo de Irigoyen reside de una cuenta de un medio. Su nombre parece decirlo todo: La Derecha Diario. Milei amplificó 1433 veces el mensaje del medio.

El sitio lo fundó Francisco Cerimedo, cerebro digital de la campaña de Milei, autodefinido “criador de trolls” y actualmente investigado por la justicia brasileña por su participación en el intento de golpe de Estado. Los problemas con la ley no son nuevos: Cerimedo fue condenado por vender la misma propiedad a dos personas distintas. El editor general de La Derecha Diario es/fue Juan Pablo Carreira, que desde su alter ego virtual (@JuanDoe) es uno de los líderes de las razzias virtuales contra opositores. Por ese servicio, y por el cargo de Director Nacional de Comunicación Digital recibe, por mes, un sueldo de 3.424.640 pesos.

En tercer lugar figura la cuenta @TommyShelbis_30. Se trata de un usuario que no revela su identidad pero parece tener expertise en la materia. Es que no es un usuario histórico sino que la cuenta se activó recién en agosto de 2023. Su primer tuit fue el 16 de ese mes, tres días después de que Milei ganara las primarias. Desde febrero, Milei interactuó 1420 veces con ese usuario.

Al listado de los quince más retuiteados lo completan un rejunte de cuentas con una composición extraña. Hay funcionarios (Javier Lanari y Patricia Bullrich, muy activos ambos en redes pese a las tareas que cumplen), usuarios que despotrican contra el Estado pero cuya su familia recibe remuneraciones de gobiernos provinciales y municipales, como el caso de Esteban Glavinich, que se escuda en la cuenta @Traductorteama; un medio de comunicación masiva; un “gurú” de finanzas que cobra comisión por usar aplicaciones de compra y venta de criptomonedas y varios tuiteros contratados por el vocero Manuel Adorni.

El “último” de los quince más retuiteados reedita un caso curioso. No es ni más ni menos que Antonio Aracre, exCEO de Syngenta y de un fugaz paso como asesor de Alberto Fernández. Luego de salir del gobierno del Frente de Todos militó por el PRO, se mostró cercano a Patricia Bullrich y ahora se afilió a la Libertad Avanza. Su nuevo objetivo, dice, es hacer un canal de streaming y que el “Javo” sea su primer invitado. 

Promedios

Con solo mantener su promedio diario en Twitter, y si no hay errores en la cuenta de tres simple, en los tres años que resta de su mandato pasará 3101 horas y 56 minutos exclusivamente dando retuits. Es lo mismo que decir que pasará cuatro meses enteros más nueve días, cinco horas y 56 minutos de su presidencia exclusivamente en la red social