Dentro de la doctrina audiovisual de Mariano Cohn y Gastón Duprat, el arribo de Bellas artes se sintió como una encíclica complaciente. La primera temporada presentó a Antonio Dumas (Oscar Martínez), un prestigioso gestor cultural, tan culto como elocuente e insoportable, que ganaba el puesto de un importante museo de arte contemporáneo madrileño. A partir de ese santo y seña, sus creadores escupían su bilis contra el arribismo, lo snob, el dinero y/o el prestigio con placer extremo. El próximo miércoles Disney+ estrenará íntegramente la segunda temporada compuesta por seis episodios.

¿Y hay algo nuevo en la exhibición? En los minutos que abandona el blister de cebitas contra la “corrección política”, Bellas artes presenta mayor interés. Ahí está el vínculo con Mariel Bernabé (Ángela Molina), una artista plástica radical y vieja amante de Dumas que sabe cómo dejarlo en off side. Son algunos instantes en los que la macchietta de Scrooge, reserva algo de humanidad. En esas escenas, el misántropo siempre listo para desenfundar contra las minorías, recuerda al gruñón pero querible protagonista de Nada. Dentro del elenco también se destacan Imanol Arias, Cecilia Suárez, Miguel Ángel Solá y Dani Rovira.