En un partido especial por el regreso de Rubén Darío Insúa al Nuevo Gasómetro como entrenador de Barracas Central, y el debut de Miguel Ángel Russo en el banco azulgrana, el local superó a la visita 1-0 con el tanto de Alexis Cuello.
Mucha agua pasó bajo el puente en la última semana en Boedo. Fueron días convulsionados, primero por la renuncia de Leandro Romagnoli como entrenador de Primera. Segundo, por el apriete de la barra brava a los futbolistas en el entrenamiento vespertino del martes pasado. Tercero, por las reuniones del presidente Marcelo Moretti con tres técnicos para encontrar un nuevo conductor, y el elegido fue Miguel Ángel Russo, que volvió a Boedo tras 15 años, y que tuvo un debut esperanzador.
En la previa, el ambiente estuvo caldeado. “La camiseta de Boedo se tiene que transpirar, si no se transpira, váyanse y no roben más”. “Jugadores, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”. “Moretti hdp, Moretti hdp”, fueron los cánticos que bajaron de los cuatro costados del Pedro Bidegain, además de las banderas que se colgaron al revés para mostrar disconformidad con el presente del club.
La presencia de Insúa no pasó inadvertida cuando pisó el césped. “Gallego, gallego”, se escuchó, al mismo tiempo que se deshacían en aplausos. Los hinchas azulgranas tienen el mejor recuerdo del entrenador que estuvo entre mayo del '22 y abril de este año. Frente a esta difícil situación en Boedo, el que pasó inadvertido fue Miguel Russo, quien ingresó al campo, se sentó en el banco de suplentes local e inmediatamente fue saludado por su amigo Insúa. Ambos se dieron un fuerte abrazo y se desearon suerte.
En el arranque, el local tomó la iniciativa y jugó en campo rival. Cuatro defensores, un volante central, tres mediocampistas y dos delanteros fue el primer dibujo táctico de Russo. En cambio, el Barracas de Insúa se paró con cinco defensores, tres mediocampistas y dos delanteros. Equipo que apelaba a ganar las divididas, pero no tuvo ambición. En cambio, cuando Muniain entró en juego, el local elaboró jugadas por la izquierda, con el tándem Irala y el lateral Elías Báez.
A los 33 minutos se generó la primera polémica. Luis Lobo Medina no cobró un penal para el local por falta contra Muniain. Encima, el Vasco recibió la tarjeta amarilla, injustamente. Luego de esa acción, se transformó en un desarrollo friccionado y muy mal jugado. El primer tiempo fue discreto y no contó con situaciones claras.
En el complemento, el equipo de Russo jugó con otra impronta, y se llevó puesto a su contrincante. Cuello abrió el marcador tras un centro de Cerutti, con un cabezazo en la puerta del área chica para marcar en la primera clara de gol.
A partir de esa acción, el local dominó el juego y no pasó zozobra. San Lorenzo mostró calidad y jerarquía individual, especialmente de Muniain, el nuevo capitán elegido por sus compañeros, que se fue muy aplaudido cuando el entrenador decidió sacarlo. Además, Eric Remedi, de mucho corte en la mitad de cancha, fue la figura del partido.
Sin muchas luces, Barracas intentó con aproximaciones llegar al arco defendido por Gómez, pero no contó con chances. Para San Lorenzo, es un triunfo aliviador y más que necesario por todo lo ocurrido en la última semana.