La enorme cruz de hierro de 16 metros de alto que se encuentra sobre el Paseo Güemes en la ciudad de Salta cumplió medio siglo a principios de octubre. Si bien integra desde entonces el imaginario postal de Salta La Linda, funciona también como ícono dentro un entorno particular de la aristocracia salteña.
A un costado de ella, está el Club 20 de Febrero, que se mudó al barrio San Bernardo en 1958. Y a una cuadra, sobre la falda del Cerro que le da nombre al vecindario, se eleva el famoso monumento que recuerda al héroe de los gauchos norteños aunque fue inaugurado en 1931 por el presidente de facto salteño José Félix Uriburu.
A ese espacio de la salteñidad llegó un 13 de octubre de 1974 la presidenta de la Nación, María Estela Martínez de Perón, que había asumido el cargo tras la muerte del líder del movimiento en julio de 1974. Entre los miembros de la comitiva presidencial que viajó a Salta estaba el ministro de Desarrollo Social, José López Rega. El arribo de las autoridades nacionales era parte de una gira de la Presidenta por provincias del noroeste.
El mandatario salteño, que había cosechado votos y simpatías entre la juventud, el sindicalismo clasista y la izquierda local, no causaba buena impresión en el entorno de la viuda de Juan Domingo Perón.
Durante el cierre del VII Congreso Eucarístico, frente a autoridades nacionales y los arzobispos de todo el país, el gobernador salteño aseguró que el "problema integral del hombre" estaría resuelto por "el verdadero cristianismo" que interpretaba al espíritu como "revolucionario y no subversivo" en su camino hacia la liberación. "La verdadera revolución", insistió el mandatario salteño, era "la fidelidad al orden interior de la verdad y de la justicia".
En otro tramo de su discurso se refirió a los problemas de la civilización occidental y sus crisis, que debían ser resueltas en forma colectiva. Agregó que la Iglesia debía tener en cuenta los avances científicos técnicos y propiciar el humanismo. Finalmente, dijo que en Salta solo el Evangelio podía ser la oposición al marxismo. "La vivencia del Evangelio en la clase dirigente puede dar lugar a ese cambio de estructura", explicó, porque haría posible "la revolución en paz". Ragone infería que de ese modo se pondría punto final "a la violencia que impide nuestro ordenamiento (y) no cesa pese al repudio de toda la argentinidad".
Pocos días antes de la visita de Isabel Perón y José López Rega, el dirigente salteño había firmado con sus pares del NOA -Carlos Snopek, de Jujuy, Alberto Mott, de Catamarca, y Amado Juri, de Tucumán- un documento institucional en el que todos los mandatarios puntearon en una larga lista sus demandas al gobierno de Isabel Martínez.
En la Declaración de Catamarca de 1974, como denominaron a ese acuerdo, los gobernadores del NOA afirmaron tener por meta cerrar la brecha entre el puerto y el Norte para alcanzar, lo más rápidamente posible, el desarrollo social y económico del NOA. Pedían obras al Estado nacional, destinadas a asegurar, por ejemplo, el suministro de energía eléctrica domiciliaria por medio de un sistema interconectado. También reclamaban la reactivación de los distritos ferroviarios de Salta y Tucumán del Ferrocarril Belgrano, y la construcción de rutas.
La situación en las universidades nacionales
Durante los días que duró el Congreso Eucarístico, la Universidad Nacional de Salta -autónoma de la UNT desde 1972- se encontraba bajo una campaña de desprestigio. Por ese motivo, docentes e investigadores publicaron el 5 de octubre una carta en apoyo a su rector, Hollver Martínez Borelli. Adjuntaron un memorial que difundieron entre la comunidad salteña. Detallaban todas las actividades que había desarrollado la universidad desde su apertura, buscando desmentir de ese modo las versiones que "difamaban y distorsionaban" lo que consideraban "un periodo de franco desarrollo" de la universidad pública salteña.
La Universidad Católica de Salta -fundada por Robustiano Patrón Costas- también atravesaba días convulsionados, con el fantasma del cierre y sueldos que no se pagaban a tiempo a su planta docente. Varios referentes de esa institución (Ramiro Diez Sierra y Mercedes Puló, entre otros) firmaron un comunicado en el que recordaban que La Católica era "una universidad pública no estatal". Agregaban que desde su inauguración en 1963, la institución se había solventado en un 40 por ciento por un subsidio provincial y que las cuotas no cubrían más que un tercio de los gastos de su funcionamiento. "La UCS nació sumergida en los principios justicialistas del Evangelio", aseguraron, y bajo un lema: 'Universidad para todos'".
El Congreso Eucarístico congregó en Salta a referentes de la "Corporación de Estudiantes", un movimiento universitario cuya finalidad era la restauración de la universidad "segun principios del orden natural y cristiano". Ernesto Camps, Witold Kopytynski, e Ignacio Garda Ortiz expresaron ante medios locales "su adhesión a la política encarada por el gobierno nacional en materia universitaria".
Y es que por octubre de 1974, la Universidad Nacional de Buenos Aires permanecía intervenida por el gobierno nacional, y cerraba sus puertas bajo la figura del "asueto académico". En un cable de la agencia Noticias Argentinas, su interventor Alberto Otalaggano argumentaba que tal decisión se había tomado debido a "la ola de terrorismo que afecta(ba) al país y al grado de politización que, en estos meses, caracterizó la vida universitaria".
Epílogo
De Salta, Isabel Perón y toda su comitiva viajaron a La Rioja, el 13 de octubre de 1974. La gira oficial de la presidenta en ejercicio destinada a entrevistarse con gobernadores del interior continuaba con un encuentro con Carlos Menem.
Fue una visita corta y un encuentro protocolar con el mandatario riojano, porque a la Presidenta la esperaba Plaza de Mayo y una multitud reunida -ahora sin Perón- para conmemorar otro 17 de octubre. Ese día, Isabel Martínez de Perón anunció la estatización de la Standard Electric, Siemens y la Italo Argentina, proveedoras privadas de electricidad. Sumó a sus anuncios la convocatoria a una gran paritaria nacional.
En ese momento deliberaba en Salta la Confederación General Económica y su presidente, Julio Broner, aseguraba que aunque los empresarios de la CGE "no eran oficialistas", durante el encuentro en la capital norteña analizarían el anuncio de la Presidenta y del ministro de Hacienda y Finanzas, José Bel Gelbard. "Expresó que ya se cumplieron 42 de las 50 bases programáticas. Si llegamos a la misma conclusión nos daremos por satisfechos", opinó Broner, que aludía al Plan Económico del Tercer Gobierno Peronista.
Décadas más tarde, ya en democracia, un mármol bajo la Cruz del Hierro del Congreso Eucarístico fue colocado en octubre de 2021 por dirigentes del actual gobierno de la provincia. Evocan unas pocas palabras del discurso que dió en Salta Isabel Martínez de Perón aquel 13 de octubre de 1974. "Te suplicamos Señor que el hombre vuelva a creer en el hombre. Que nos concedas la paz y la felicidad de nuestra Nación, conduciéndola por senderos de cordura y progreso".