Pasó otro Día de la Madre y nada. Nos seguimos haciendo los distraídos. ¿Cuántos años más pasarán hasta que se sancione alguna ley o se dicte un D.N.U. o de última se apruebe un mísero decreto reivindicativo? ¿Qué pasa que la AFA hasta el momento no tomó jamás cartas en el asunto? ¿Es que ni siquiera existe alguna mínima disposición al respecto escrita a mano con birome azul en una libretita y firmada por don Julio Grondona? ¿Por qué no hay ningún documento que salvaguarde la honorabilidad de las abnegadas madres de los árbitros del fútbol argentino?

Porque los gobiernos pasan, los clubes ascienden o desciende, los jugadores ganan premios Chamigo, se cambian los organigramas de los campeonatos, los futbolistas se jubilan o van a jugar al fútbol árabe. ¡Pero las madres de un Juan Bava, de un Francisco Lamolina, o de un Héctor Baldassi quedan! Y no me refiero únicamente a las madres de los actuales colegiados. ¡Qué decir del honor mancillado de aquellas madres de un Javier Castilli o más atrás en el tiempo de un Luis Pestarino! Porque, hay que decirlo sin eufemismos, señor: Las madres de los árbitros de todas las divisiones del fútbol argentino siguen siendo recordadas por hinchas y barrabravas no precisamente por ser humildes, esforzadas y cariñosas. No. Esas señoras únicamente fueron conmemoradas por alguna de sus partes íntimas o difamadas malévolamente acusándolas de ejercer el oficio más antiguo del mundo, después del de ser parteras. Son tratadas cual si fueren trabajadoras de la calle, o de la avenida, llegado el caso.

Y esto ocurre desde que alguno escupe el vulgar agravio rimado “¡Referí compadre, el conducto muscular cerrado que se prolonga desde la parte externa de la vulva hasta el cuello del útero de tu madre!” hasta el injurioso escarnio de ¡Referí delator, referí delator!/ Sos un hijo de una mujer ligera de cascos que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero/La prostituta que te dio la vida!.

Incluso hubo un caso, como el del ex árbitro Arturo Ithurralde cuyo apellido se prestaba para la burla fácil por ser claramente rimable con “la de tu madre” donde se experimentó un bullying salvaje y en donde jamás un organismo gubernamental o privado solicitó intervenir en el asunto para aliviar el angustioso penar del mencionado árbitro, señalado por el dedo índice de la afición: ¡Allí va el árbitro de apellido que rima con una frase injuriante!

Gardel cantaba halagos a su santa madrecita. Palito comparaba la sonrisa de su madre con una flor naciente. ¡Y en los partidos de fútbol a las madres de los árbitros se las sigue sojuzgando!

Señores, decimos basta, stop, nunca más, cortala che con este atropello. ¡Digamos NO a los insultos que rimen con “compadre”!

Iremos a pie a Luján (o hasta donde nos den los pies, cualquier cosa nos tomamos el tren) para pedirle a la virgen que todos reflexionemos sobre el mal que les hacen tales improperios a estas nobles progenitoras de árbitros y jueces de línea. ¡Y si tenemos que ir hasta El Vaticano para hablar con el Papa Francisco para que el mismísimo Santo Padre se ocupe personalmente del asunto, lo haremos! (y si no nos alcanza la plata para el pasaje en avión de última le escribiremos un mail). Gracias