El anuncio del vocero presidencial sobre la decisión de disolver la Afip puso en alerta a la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (Aefip), cuya seccional Rosario representa a los 520 trabajadores que se desempeñan en las tres sedes de la DGI en la ciudad, más las de Cañada de Gómez, Casilda y Venado Tuerto. Sin embargo, las fuentes consultadas ayer tomaron con pinzas la proclama del portavoz Manuel Adorni –"Con la socarronería habitual", despreciaron– y supeditaron cualquier acción a la confirmación puntual de un decreto presidencial o alguna medida concreta que permita tomar el anuncio realmente como una amenaza a la continuidad laboral.

Adorni ayer habló de que la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) "deja de existir desde hoy (por ayer)" y anticipó que "se eliminarán 34% de los cargos públicos, y se reubicarán y pasarán a disponibilidad a unos 3100 empleados que ingresaron durante el último gobierno de manera entendemos irregular. Esto supondrá un ahorro presupuestario en torno a los 6400 millones de pesos al año".

Para la Aefip, mientras tanto, por ahora no hay nada oficial. Gustavo Birardi, secretario general de la Seccional Rosario, comentó a este diario que "esto se venía diciendo desde hace un tiempo, en forma de rumores, pero sin ninguna precisión". Y agregó: "Obviamente, nos preocupa a todos pero como este gobierno acostumbra, larga un anuncio sin ninguna medida precisa, resolución ni decreto ni nada. Parece ser ya la estrategia de tirar algo para volcar la opinión pública a favor y ver luego si avanza. Hay gente que compra este discurso y este modus operandi", dedujo.

Aefip nuclea en Rosario a unos 520 empleados repartidos en cada delegación de la Dirección General Impositiva (DGI), una de las patas de la Dirección Regional Rosario de Afip. Y otro tanto emplea la Dirección General de Aduanas (DGA), cuya representación gremial es el Supara.

"Preocupa que hablen de 3100 despidos y de disolución de Afip cuando la DGI y DGA estarían juntas en otro organismo. En fin, habrá que ver qué hay de cierto y qué no. El modus operandi parece ser tirar la bomba sin precisar nada. Y la forma socarrona de Adorni en decir las cosas da bronca, mientras tanto pone al hermano en el Ministerio de Defensa", comentó. 

Hoy habrá encuentros gremiales de los trabajadores en cada dependencia de la Dirección Regional Rosario. En la ciudad, las sedes de DGI están en San Martín 702, Alvear 155, y Cochabamba 1550. Las de DGA, Tucumán 1813 y 3 de Febrero 1331. "Vamos a estar hoy en contacto con los trabajadores, es lo que sirve en un momento de zozobra así, cuando una medida grave se comunica así, sin una certeza cabal de lo que sucederá o no", expresó Birardi.

Otras fuentes consultadas en la agencia de recaudación fiscal relacionan este mar de fondo con la suposición de que la disolución de Afip por otra estructura a llamarse "Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA)" no es más que la avanzada del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el área, y la ambición de controlar esta agencia estatal con fines de política y negocios cercanos. Traducen el hecho de que a través del cristal de la política, la Afip ha funcionado también como caja negra y como instrumento de amenaza o persecución desde el poder. Por cierto, el director que ayer anunció Adorni para dirigir la DGI, Andrés Gerardo Vázquez, acredita como 30 años de carrera y ya estuvo en esa función en la década pasada, en colaboración con Ricardo Echegaray. Hay quienes lo relacionan con la Side, comentó alguien que lo conoce en el organismo recaudador.

La DGI en Rosario ha estado –según las conclusiones de estas fuentes– en terrenos de intereses cruzados donde se mezclan el poder político y lobbys empresarios. Eso, debido a operativos de fiscalización del comercio de granos y también del conflicto con la empresa tabacalera Bronway, apuntada por no pagar un impuesto interno gracias a una cautelar de la Cámara Federal de Rosario y que finalmente la Corte Suprema derogó. 

Desde la delegación local de Aefip aseguran que el personal en labores ingresó debidamente. Llegó a haber alrededor de 800 trabajadores, pero la planta se fue achicando por jubilaciones del personal más antiguo. Algunos le dan crédito a lo que ayer Adorni puso de relieve, los superlativos salarios que cobran los directivos, pero la preocupación gremial pasa por el personal, ajeno a esa imputación de casta que pretendió el vocero presidencial.