Las reivindicaciones a la industria y la defensa del INCAA, y contra los ataques a la cultura y el desfinanciamiento del sector promovido por el Gobierno. dominaron la escena en la entrega de los Premios Martín Fierro de Cine y Series 2024. Hasta hubo espacio para la defensa de la universidad pública, que recibió una abierta ovación de los artistas presentes, salvo los que expresamente apoyan la gestión de Javier Milei y Mauricio Macri.

Minutos antes del inicio de la ceremonia, varias actrices y actores desplegaron en el ingreso de la Usina del Arte, lugar donde se realizó la entrega, una bandera argentina con la inscripción: “Cine argentino, identidad y memoria”. Se pusieron al frente Leonardo Sbaraglia, mercedes Morán y Pablo Rago, entre algunos artistas.

Uno de los segmentos más emotivos y encendidos de la noche lo protagonizó el actor Norman Briski cuando fue homenajeado con un premio por su vasta trayectoria. “La ficción es una radiografía de la realidad. Nos están afanando la ficción. Está en la (Casa) Rosada la ficción”, lanzó.

En su discurso, el reconocido actor, productor y director defendió la industria argentina, se pronunció en contra de las matanzas en Gaza, saludó a “los héroes del cine” y recordó a figuras como Pino Solanas, Hugo del Carril, Eva Perón, Norma Pla y Nora Cortiñas. “Tendríamos que estar junto a todas las luchas”, sugirió y cerró: “Saludo a la comida que falta y mi consejo es este: las inversiones vendrán de la rebeldía o seremos nada”.

La palabra del decano de la Facultad de Filosofía y Letras

Otro de los momentos más álgidos tuvo lugar luego de que los guionistas de la película “Puan”, María Alché y Benjamín Naishtat, obtuviera el Martín Fierro al mejor guion. Uno de los que recibió el premio fue el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Ricardo Manetti.

“Nuestras universidades se encuentran en una situación crítica debido al ajuste presupuestario y al desfinanciamiento que está llevando a cabo este Gobierno”, dijo y denunció los “ataques” a profesores y estudiantes.

Advirtió que “quienes tienen la responsabilidad de las políticas públicas están queriendo hacer desaparecer la universidad pública” y a viva voz exigió que “no perder la autonomía universitaria”.

“Viva la universidad pública, viva el cine argentino y viva el Estado nacional”, vitoreó ante el abierto aplauso de la mayoría de la platea íntegramente conformada por artistas, productores y directores, excepto algunos que abiertamente se mostraron molestos.

Naishtat también destacó el “legítimo reclamo de las universidades nacionales a funcionar en condiciones dignas” y a partir de allí varios de los ganadores que desfilaron frente al micrófono hicieron lo mismo a su turno.

Una de ellas fue Natalia Oreiro, cuando subió al escenario para recibir su premio a la Mejor Actriz por su papel en “Iosi, el espía arrepentido”. "Queremos educación, queremos trabajo, queremos salud y, por supuesto, que también queremos cultura", dijo y puntualizó que solo las personas que "piensan de forma individual" no creen que "la salida es colectiva".

A su turno, Leonardo Sbaraglia defendió los pronunciamientos sobre el escenario y matizó las expresiones. “Cada uno se expresa, podemos estar de acuerdo o no pero acá estamos”, dijo y celebró “la defensa del espectáculo” que es también “la defensa del público”. “Ojalá que el año que viene haya películas, no es una ironía pero no tenemos mucho diálogo con el INCAA en este momento, y ojalá que se solucione el tema de la educación pública y se suba ese presupuesto que se quiere bajar”, concluyó.

Los reclamos de Mirtha Legrand y Graciela Borges

Hasta Mirtha Legrand hizo oír su reclamo. La reivindicación de la conductora tuvo que ver con la industria del cine: “Por favor, no cierren el INCAA”, pidió no bien arrancó su discurso. “El cine argentino es el más importante de habla hispana así que lo tenemos que mantener”, recalcó.

La primera actriz Graciela Borges también dejó lo suyo. “Mi pedido especial es que no nos digan cómo tenemos que hacer cine. Sabemos hacer cine”, afirmó en alusión a los criterios comerciales y de recaudación con el que varios funcionarios de Gobierno determinaron la necesidad o no de financiar producciones nacionales.

“Luchamos mucho por el cine, garra corazón y nervios”, dijo Borges. Pidió “no bajar los brazos” e insistió: “Que nos dejen hacer cine, que nos apoyen y nos dejen contar lo que queremos”.

Por su parte, Soledad Villamil se refirió a esta “pesadilla distópica que estamos viviendo” y sostuvo que a pesar de ello confía en la resistencia de la colonia artística. “Suscribo a las palabras de Norman, de Manetti y de tantas personas que dijeron con sabiduría lo que mi corazón siente”, se sinceró y manifestó su defensa de “la educación pública, la cultura y por el cine argentino, ¡la reconcha de la lora!”.

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