Axel quiere ser presidente y la verdad es que tiene todo el derecho a aspirarlo: se lo ganó legítimamente en la cancha grande de la política. Pero lo que se está discutiendo en estos días es la presidencia del Partido Justicialista, no la de la república. Esta es una interna partidaria, hay que hacer un esfuerzo para ponerla en ese contexto. Faltan tres largos e impredecibles años para las presidenciales. Esto es Argentina no Suiza ¿Cuál es el apuro, entonces, de desayunar el almuerzo? ¿Se entiende?

La interna del PJ es el único canal de debate que se abrió tras la derrota electoral. Y es lógico que todos los compañeros cuelgan ahí sus críticas, frustraciones y broncas, especialmente a partir del fracaso del gobierno de Alberto, que es necesario poner en debate, junto al porteño centrismo dominante en dicha gestión. Es necesario encauzar este debate y dar voz a los que honestamente quieren opinar.

La decisión de CFK de pelear la presidencia del PJ, junto a la lista que armó, que contiene toda la diversidad geográfica, de voces y de rangos etarios, garantiza que este debate se haga. Mucho más que la de Quintela, que lleva a albertistas y menemistas, más peronistas amigables con los libertarios, sin ningún tipo de filtro. “Primero la Patria” es el último recurso para que el menemismo residual no se apodere de ese valioso instrumento electoral que tiene que estar al servicio del bienestar del pueblo; y no ser comparsa del ajuste liberal.

Aclaremos que Axel no es el único presidenciable que tiene el campo nacional y popular. Y eso se debe en gran medida a la apertura a los jóvenes que promovió CFK. Tenemos otros buenos candidatos para ofrecer a la sociedad como: Wado, Grabois (que no se reivindica como peronista pero es parte del campo nacional y popular) entre otros/as. Todos ellos tienen alrededor de 50 años, tienen tiempo biológico.

El que no puede esperar es nuestro pueblo que lo está pasando muy mal. Reclama un liderazgo ¡ya!, que organice la resistencia y diseñe una salida a esta pesadilla, en forma urgente. Para eso hay tres requisitos insoslayables: experiencia, capacidad y coraje. Y la verdad que hoy nadie le llega ni a los talones CFK, que reúne los atributos requeridos, largamente corroborados en la práctica.

Aclaración más que pertinente: estas elucubraciones no son antagónicas con la lucha callejera, sino concurrentes. Sin movilización y lucha, no hay derechos ni bienestar posible en este mundo.

De los discípulos de CFK, sin duda es Axel el que más chance tiene de aspirar a la candidatura a presidente. Gestiona una provincia inmensa y lo hace bien. Tuvo cuatro años de blindaje financiero, producto del acuerdo entre CFK y Alberto Fernandez, que se cumplió hasta el último día del gobierno del FdT y le permitió a la provincia y a varios intendentes tener voluminosos plazos fijos. Esto les permite capear con éxito (hasta ahora) los embates persecutorios del mileismo. Según el periodista Diego Genud “ si de algo se arrepentía Fernández, cuando todavía ejercía el cargo, era haber firmado el decreto que le devolvió 1 punto de coparticipación a la provincia y le detonó la relación con su antiguo aliado”.

Repasemos: Cristina lo “mandó” a caminar a la provincia, lo “puso” de gobernador con una foto que todos aplaudieron (de ese “dedo” nadie se quejó) y le custodió la remisión de fondos para que no tuviera sobresaltos en la gestión, él y sus intendentes. Pavada de ayuda. Antes de este desembarco en la provincia, lo puso en el directorio de Aerolíneas Argentinas, en el de Techint, en el ministerio de Economía siendo un “pibe”, ¡hay que aguantar esa parada! La derecha criticó ácidamente esta decisión (en aquel momento escribí sobre eso en un artículo titulado: La edad de Axel). También lo bancó como diputado. Y cuando todos querían que Axel actuara en la Capital, lo mandó a la provincia. La verdad es que no se ve hostigamiento ni pretensión de sumisión, sino mucha confianza y cariño. Pero dicen que Dios ciega a quien quiere ver perder. Cristina no merecía el desplante de que su “hijo político” de décadas no le diera el apoyo en la disputa con Quintela ¿No es tan difícil elegir entre CFK y el riojano, verdad ? Axel debería apoyar a Cristina sin ambages, para que ordene y enderece al PJ.

Y él, dedicarse a gobernar la provincia y prepararse para su próxima candidatura. Es un escenario ideal para el gobernador ¿No es más inteligente que juntar avales para Quintela o no definirse? Dice Ciceron que: “La gratitud no es solo la mayor de las virtudes sino la madre de todas las demás”

Ahora Cristina Alvarez Rodríguez y Axel, que conducen el Pj después de la deserción de Alberto, y son los que llamaron elecciones para el 17 de noviembre, deben poner todos sus esfuerzos en garantizar que haya interna; deberán sentarse con el gobierno nacional y exigir el cumplimiento del artículo 38 de la Constitución Nacional, referido a los partidos políticos. Es obligación de todos, pero de ellos especialmente, defender ante la opinión pública el llamado internas, frente a la reacción de manual de la derecha que hará hincapié en el costo de la misma No pueden desentenderse del acto que generaron, y correrse de todo. Hay que votar sí o sí, y sin dilaciones. La estrategia de toda la derecha, no solo la peronista, será la de dilatar la elección. CFK no debe entrar en ese juego: o se baja la otra lista o se vota en tiempo y forma.

Quintela abrochó un acuerdo con Axel donde el bonaerense lo apoyaba para ser presidente del PJ ”mañana” y el riojano le devolvía la atención dentro de tres años. Tan ingenuo como mandar patrulleros a Pullaro y ambulancias a Nacho Torres. Mientras tanto, Quintela sumó tras de sí a todo el peronismo anti K. Puso a Jaldo y Jalil a juntar avales para su candidatura junto a Larroque y Ferraresi. Y una vez que los tuvo a todos abrochados abrió el placar de los impresentables. Axel dice: “unidad unidad unidad” y Quintela le contesta que tienen que volver Randazzo, Pichetto, Urtubey y cia. Está visto que no hay riojano lerdo en política y que tres años antes es demasiada anticipación para lanzar una candidatura. Todos cometemos errores, nadie se sabe la vida de memoria. Por eso hay que retomar el camino del encuentro y aunque no todo vuelva a ser como antes, hay que militar la unidad con “para qué”. La modernidad y el futuro no tienen un prerrequisito etario, es una cuestión de ideas y de predisposición de complejizarse la vida personal y familiar para llevarlas a la práctica. Quien no dé respuesta a estas demandas y ponga el interés individual sobre el colectivo sea quien sea, la historia lo demandará.

Salud y cosechas…