La habitual salida del presidente Javier Milei al balcón de la Casa Rosada tuvo este martes un imprevisto: decenas de estudiantes que se habían concentrado en clases públicas convocadas en Plaza de Mayo lo abuchearon, exigieron que no desfinancie el sistema educativo y le cantaron en la cara la demanda que cada vez resuena más: “Universidad de los trabajadores/ y al que no le gusta, se jode”.

El traspié del Presidente en el balcón no fue para él solo sino también para buena parte de su Gabinete, que luego de reunirse (sin Victoria Villarruel) salió a acompañarlo al balcón en el día de su cumpleaños. Estuvieron Sandra Pettovello (Capital Humano), Karina Milei (Secretaría General de la Presidencia), Diana Mondino (Cancillería), Luis Petri (Defensa), Guillermo Francos (Jefatura de Gabinete) y Patricia Bullrich (Seguridad), entre otros.

Todos salieron sonrientes saludando alegres a los escasos militantes avisados que llegaron con pancartas. La salida estaba anunciada. Lo evidenciaron los carteles de “Las fuerzas del cielo” y el amplio cordón de seguridad que tiempo antes la policía había formado frente a las rejas.

También había transeúntes ocasionales de una Plaza de Mayo ardiente por el sol. Hasta que de repente, desde detrás de la divisoria de vallas colocadas a metros de la Pirámide de Mayo, más de un centenar de docentes y estudiantes alertados por la presencia del jefe de Estado, levantaron las clases y avanzaron.

Pudieron traspasar la línea de vallas policiales porque estaba abierta, y se adelantaron hacia la Casa de Gobierno. No le cantaron el feliz cumpleaños al Presidente sino el ya clásico: “Universidad de los trabajadores/ y al que no le gusta, se jode”.

Inmediatamente, las fuerzas de seguridad corrieron a colocar el vallado que habían quitado y le prohibieron el avance al resto de los manifestantes.

Con desconcierto, el Gabinete siguió saludando desde el balcón hasta que alguien alertó a Milei de que la multitud no era para saludarlo ni desearle felicidades, y lentamente con disimulo entró de nuevo a la sede gubernamental.

Poco a poco hicieron lo mismo los demás ministros. Pero ocurrió un hecho llamativo: de repente, con los estudiantes cerca de las vallas gritando insultos y demandas, salió el asesor Santiago Caputo a saludar desafiante a la protesta.

Hubo también otro dato de “color”. Mientras esto ocurría, cientos de trabajadores de la AFIP estaban concentrados en las escalinatas de ese edificio ubicado frente a Plaza de Mayo. Debatieron en asamblea los pasos a seguir tras el anuncio del Gobierno de que a ese organismo también se le pasó la motosierra.