“La expectativa es batir récords de asistencia”, plantea Marcos Ribatto Crespo, productor general de la Exposición de Videojuegos Argentina que comienza el miércoles 22 y se extenderá hasta el sábado 26. La 22ª edición del evento –se realiza ininterrumpidamente desde 2003- pondrá el foco en la producción local de videojuegos e integra la “Tech Week” junto a otros eventos vinculados a lo digital que transcurrirá en Buenos Aires durante estos días.
La jornada de apertura será con una feria de empleos en la sede de Paseo Colón 255 de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires. De jueves a sábados, en tanto, la actividad se trasladará al CCK, (Sarmiento 151) con rondas de negocios, conferencias, paneles, los premios EVA y un “showcase” donde se exhibirán más de 60 producciones nacionales del último año. Las actividades están pensadas para apelar a un amplio rango de público, desde aficionados a los fichines hasta profesionales de la industria, pasando por jóvenes interesados en insertarse a las distintas ramas de la producción de un videojuego. Además de referentes locales, habrá figuras internacionales y presencia de firmas de peso en la industria, como Ubisoft, Epic, Unity, Unreal Engine, o EA, entre muchos otros.
“El año pasado llevamos alrededor de 20.000 personas, fue un hito histórico para nuestro evento, este año esperamos superar las 40.000”, confía Ribatto Crespo. Para conseguirlo, el encuentro se apoyará en la presencia de marcas y sponsors que intervendrán en el evento y el casi medio centenar de charlas profesionales, además de la feria de empleo.
Según explican desde ADVA (Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos), la industria local de videojuegos viene en franco crecimiento desde hace un buen tiempo. “Sin dudas es una de las industrias de mayor crecimiento en los últimos diez años”, plantea Ezequiel Heyn, vicepresidente de la Asociación. Heyn señala que desde 2012 crecen a tasas de entre un 10 y un 15 por ciento anual. El crecimiento no es sólo una cuestión de volumen, destaca, sino también de calidad y reconocimiento. “Cada vez más los juegos argentinos ganan premios internacionales”, celebra.
Desde ADVA también destacan la colaboración con el sector público. Desde el Estado se atiende al sector con particular mimo desde hace varios años. En la Ciudad, por ejemplo, el Polo Tecnológico agrupa a varias empresas digitales –muchas de ellas, de desarrollo de videojuegos-, y la ADVA –que oficia un poco de cámara industrial- articula acciones con distintas oficinas para acceder a ferias internacionales o producir los propios eventos.
“En el desarrollo de estos últimos diez años hubo un paso muy importante que fue de ofrecer servicios a generar IPs propias”, comenta Heyn. Es decir, las empresas locales pasaron de encargarse de partes de videojuegos de firmas del resto del mundo a generar juegos (y por ende, propiedad intelectual) propios. “Pasamos de ser 100 por ciento tercerizados a que cada vez haya mayor cantidad de productos argentinos originales”, ahonda.
¿Cómo se consiguió esto? La faceta educativa no es ajena al universo de los videojuegos, reconocen. “A partir de que los terciarios y las universidades empezaron a ver a videojuegos como una carrera más, o materias opcionales dentro de lo que tienen para ofrecer, eso hizo que más chicos se sumen a la industria de los videojuegos, por eso cada vez hay más demanda para entrar a la industria y a la vez se generan nuevas empresas”, analiza.
Un aspecto de este crecimiento son los debates que se dan hacia adentro de la industria. Uno de las discusiones más recientes –reflejada en un reciente artículo en Página/12- pasa por qué hace “argentino” a un videojuego de manufactura local. Más allá de las posibles respuestas, Heyn tiene su propia mirada sobre cómo los desarrolladores locales construyeron su estética. Para el vice de ADVA, los productos locales tienen un fuerte entendimiento de la cultura occidental pero también involucran elementos y condimentos muy japoneses. La particular mezcla es fruto de los años de consumo mixto. Si en los países de origen en general sólo se consumía lo que se producía allí (en los '90 era inusual que un videojuego independiente europeo triunfara en EE.UU. o Japón, por ejemplo), en la Argentina por las PCs o consolas pasaba todo lo que fuera compatible, fuese nortemericano, asiático o europeo. “Otros países no tienen eso. La India, por ejemplo. Entonces, nosotros tenemos un entendimiento de la cultura occidental pero también una cercanía o una narrativa afín al animé”, reflexiona Heyn.
“Es verdad que está habiendo una nueva camada de juegos argentinos de que usan el mate o usan los carpinchos como personajes, pero desde mi punto de vista es más anecdótico. Creo que en la Argentina o incluso dentro de Latinoamérica, lo que nos caracteriza es esto de que entendemos bien los productos occidentales, pero tenemos también cierto entendimiento de esta cultura oriental”.
Para comprobarlo desde ADVA plantean la EVA, un modo de acercarse de lleno a la producción local de videojuegos. Cuatro días a pura pantalla, con juegos que acaban de salir o siguen aún inéditos. Cuatro días para apretar “Comenzar”.