Gonzalo Mórtola es el exinterventor de la Administración General de Puertos (AGP) y enfrenta una demanda por haber contratado de manera directa una consultora por 940.000 dólares más impuestos. Aprovechando las demoras de los procesos judiciales, el exfuncionario --que dependía de la cartera de Transporte a cargo de Guillermo Dietrich-- busca retrasar el inicio del juicio oral en el que deberá explicar por qué contrató dicha consultora para diseñar los pliegos de la licitación del Puerto de Buenos Aires en 2018.

El juez Daniel Rafecas, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 3 de la Capital Federal, es quien debe definir cuándo se iniciará el juicio oral en su contra. En el juzgado de Rafecas al momento están definiendo si aceptan las pruebas presentadas por las partes para luego definir la fecha del juicio oral.

La investigación contra Gonzalo Mórtola, un Newman Boy cercano a Dietrich, comenzó en 2018 tras la difusión de la decisión del por entonces interventor de la Administración General de Puertos de contratar en forma directa una consultora extranjera para realizar el diseño futuro del principal puerto de contenedores del país. El fiscal Eduardo Taiano imputó al entonces funcionario y la causa avanzó hasta su elevación a juicio oral, definida en primera instancia por el juez Marcelo Martinez de Giorgi, y ratificada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, a cargo de los camaristas Mariano Llorens, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. 

A partir de ese momento, Mórtola empleó una serie de recursos judiciales para demorar el inicio del juicio oral, mientras intenta negociar con distintas terminales politicas y judiciales para lograr impunidad. En un momento Mórtola buscó impugnar a la Administración General de Puertos como querellante en el juicio, para luego reconocer su culpabilidad en una arreglo judicial que no le implique una condena.

Sin embargo, su argumento fue rechazado por Rafecas, ya que AGP, como organismo autárquico, fue el damnificado en su patrimonio, además de ser quien cuenta con las pruebas y los testigos para llevar adelante el juicio. Ante ello, Mórtola presentó un recurso ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que ya había ratificado su procesamiento, y que ahora debe definir sobre la cuestión.

Desde la AGP salieron los informes técnicos que explican lo irregular del accionar de Mórtola, aportando evidencias sobre otras consultoras –nacionales y extranjeras- capacitadas para realizar los pliegos, así como el propio personal de la AGP.

Dos carillas

Para justificar la contratación directa de una consultora, Mórtola se basó en un informe de dos “expertos” contratados específicamente para su confección –que recomendaba contratar a esa empresa-. El “escrito” tenía apenas dos carillas y ningún argumento. Sobre esa base se realizaron movimientos que treparon al millón de dólares, evitando la licitación. La dirección de jurídicos usaron esas carillas para aprobar la contratación y lo mismo hizo el auditor interno. El trabajo debía terminarse en cinco meses, pero eso nunca se cumplió. El siguiente paso fue que, por resolución del 16 de diciembre de 2016, se aprobó la contratación directa con la firma Indra Sistemas Informáticos S.A. El contrato inicial fue de 772.483 dólares, pero luego se amplió a 940.000, más los impuestos. El trabajo debía terminarse en cinco meses, algo con lo que tampoco se cumplió.

Al elevar la causa a juicio oral, Martínez de Giorgi consideró “probado” que Mórtola buscó cubrir la maniobra de contratación directa –que sabía que era ilegal- con el escrito de los dos expertos contratados.

De ahí que el exfuncionario de Dietrich durante la presidencia de Mauricio Macri busque quitar de la causa a la empresa que condujo durante cuatro años. La Sala 4 de la Cámara de Apelación Federal también deberá definir qué medidas toma con el resto de los implicados en la causa: el exgerente general, así como el gerente de Compras Santiago Mc Cormick y los “redactores” del polémico informe de dos carillas (Martin Hagelstrom y Ernesto Laborde).