¿Dos discos en menos de un mes? Para la mayoría de los artistas sería una locura. Flor Ubertalli atraviesa la experiencia con naturalidad. El primero fue El qué dirán, que lanzó con su dúo Dos Minitas, que conforma junto a Rocío Dubuisson. El segundo se llama Estafa piramidal y lo presentará este jueves a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) junto a La Runfla. Dos discos en los que, más allá de abordajes distintos desde lo musical, la voz de Ubertalli se junta con las cuerdas de las guitarras para abordar el tango con una perspectiva en tiempo presente, tanto en la selección de repertorio (ambos incorporan composiciones propias o de colegas actuales) como en los temas de los que eligen hablar.
“El disco con La Runfla fue un poco nuestra manera de sobrevivir, de mantener con vida al grupo durante la pandemia: pensar nuevos repertorios y componer fue una manera de mantener el entusiasmo en un momento donde era difícil”, recuerda Floru.
-Todo Estafa piramidal es un disco dedicado a la actualidad, ¿por qué?
-Creo que en realidad uno le habla a la actualidad desde cualquier música. Y desde del tango ni hablar, que ya hace más de dos décadas que viene siendo una caja de resonancia de la actualidad. Hay tangos nuevos que son casi editoriales. En ese sentido nosotros quisimos incorporar más repertorio de tangos nuevos. Esa fue una decisión bastante consciente y en esa búsqueda incorporamos “Ya ni saludás”, de Alejandro Balbis. También teníamos “El Aparecido” como parte del repertorio. Y ahora que ya estamos trabajando en el próximo disco, directamente son todos temas de compositores de hoy, algunos inéditos, de todo el país. En algún punto, entre el nombre, la estética y la propuesta del show, de la presentación del jueves, también hay una continuidad que tiene mucho que ver con nuestra lectura, no solo de la coyuntura en general, sino del arte en particular.
-¿Cuál es esa mirada?
-Tiene que ver, primero, con la dificultad hoy en día de hacer arte o hacer música popular de manera autogestiva y, sobre todo, colectivamente con otros. En parte por la necesidad de generar resultados inmediatos, todo el tiempo de estar generando contenido, esa cosa de la inmediatez que tiene hoy la comunicación y que a veces es un impedimento para la exploración, para la búsqueda más detenida que demanda la labor artística. Y, por otro lado, también las dificultades que entraña tener un proyecto colectivo de estas características en términos financieros. Es siempre hacer malabares y estar poniendo plata en todos lados e, incluso, perdiendo plata. Por eso también la idea de “Estafa Piramidal”. Y, por último, el tema de las apariencias. Un poco la tapa habla de eso. Está hecha con Inteligencia Artificial y queríamos dar un poco cuenta también de eso, porque al final eso también atenta contra la propia búsqueda, la propia exploración artística. Es tan fundamental el tema de la apariencia, de la imagen, del efecto, que eso a veces termina comiéndote. No es que necesariamente esté mal tener una política estética, el problema es cuando en los objetivos se prioriza eso por sobre la búsqueda musical, por sobre la exploración, y uno termina siendo más un influencer que un artista. Queríamos usar un poquito a nuestro favor las lógicas actuales, llamar la atención de manera crítica y al mismo tiempo reírnos de eso, porque si no uno se termina volviendo también un “viejo meado”, ¿no?
-¿Cómo pensaron los temas propios de este disco?
-Los dos temas que son nuestros tienen que ver con el nombre del disco también. Tanto “Terrazas” como “Tita vuelve” tienen una mirada crítica en relación a cómo se dan los vínculos hoy, a cómo se vive la relación con el arte, la cuestión de la apariencia. Entonces, de alguna manera también ya el repertorio fue inspirador para el título.
-En lo personal, parece que trabajás mejor con guitarristas.
-Es verdad que siempre termino tocando con guitarristas. Yo creo que hay un elemento bastante emocional que tiene que ver con que desde muy chiquita, mi viejo, que era autodidacta y tocaba muy bien la guitarra, me acompañaba. Entonces supongo que como desde muy chiquita había guitarra en mi casa, me resulta muy familiar y emocionalmente muy cercano. Y también hay algo del color de la guitarra que empasta bien con mi voz. Yo tengo una voz que me costó mucho en ese sentido aceptar, por decirlo de alguna manera, porque es una voz más bien maderosa, poco filosa, digamos, que por ahí se distingue de voces más proyectadas, con más agudos, y en eso se parece bastante a la guitarra. Entonces quizás con instrumentos con más volumen me siento más incómoda.
-¿Cómo fue el trabajo con Dubuisson para Dos Minitas?
-Es una foto de lo que venimos construyendo hace ya muchos años, ilustra un recorrido. Con Ro arrancamos a tocar más tangos clásicos, sin demasiadas pretensiones. Cuando decidimos construirlo como proyecto apareció el nombre y empezamos a construir una identidad más clara, no tan parrilleada. Y ahí es cuando empezamos más a explorar un poco más el repertorio del tango nuevo y ampliar el repertorio un poco más a lo rioplatense. Incorporamos cajón y arreglos vocales, porque en Dos Minitas cantamos las dos. Este disco por ahí una antesala de esta nueva etapa en la que ya estamos tratando de componer un poco más. Pensamos el tango más como una plataforma de exploración, o sea, como un punto de partida, no como un punto de llegada.