Mientras a la sede de la calle Matheu siguen llegando nuevos planteos por la conformación de las listas, Cristina Fernández de Kirchner se prepara para lo que será una campaña agitada. Se espera que en las próximas semanas y hasta el 17 de noviembre –fecha fijada a priori para la interna del PJ– la expresidenta salga a recorrer el conurbano y el interior del país junto a los dirigentes que la acompañan El tono de los actos será similar al de sus últimas apariciones en Avellaneda la semana pasada y en La Matanza de hace 15 días: sin la estructura tradicional con militancia y banderas, sino en plan "mano a mano con la gente", según confiaron desde el armado de “Primero La Patria”.

En paralelo a la salida a la cancha de CFK, las distintas terminales del cristinismo también harán lo propio, cada cual en su territorio. La mesa “Cristina Presidenta” –un formato que inauguró esta semana la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, junto a los sindicalistas Vanesa Siley y Mario Manrique– convocará a distintos actos militantes por su propia cuenta. Los dirigentes gremiales y sociales que integran la lista como vocales titulares y suplentes estarán a cargo de organizarlos. Por lo pronto, la primera parada será este jueves en la localidad de San Justo, La Matanza, y tendrá como protagonista al titular del SMATA, Ricardo Pignanelli.

Los militantes también apelarán al tradicional “cotillón” de cada turno electoral: en algunos puentes y cruces de autopistas, como en La Plata y Quilmes, ya aparecieron banderas y pasacalles con inscripciones como “El Pueblo quiere a Cristina Presidenta” y “Nunca caminarás sola”.

Como buena parte de la campaña cristinista tendrá lugar en la Provincia de Buenos Aires, la necesidad de una tregua con el gobernador Axel Kicillof en medio de la tensión interna asomaba como una necesidad urgente. Un primer gesto de concordia se dio este miércoles en el acto por los 47 años de Abuelas de Plaza de Mayo, en el Teatro Argentino de La Plata. La presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, ofició de anfitriona para la primera foto entre ambos en mucho tiempo (ver página 3). 

Quintela resiste

La lista "Federales", que encabeza Ricardo Quintela, debió afrontar esta semana un pedido de impugnación presentado por los apoderados de CFK, que habían detectado una serie de irregularidades en los avales. En entorno del riojano aseguraron que las inconsistencias fueron superadas y este jueves contraatacaron: hicieron su propio pedido de impugnación al armado de la expresidenta. 

Según los apoderados de Quintela, Jorge Yoma y Daniel Llermanos, tres de los candidatos de la lista de CFK "no cumplen con los requisitos del artículo 7 del Anexo I, ya que no están afiliados al Partido Justicialista". Además, observaron que Alejandra Silvana Rodenas, candidata a consejera suplente, fue registrada como perteneciente a la provincia de Buenos Aires, aunque en realidad es de Santa Fe.

El contraataque surgió curiosamente 24 horas después de que la propia CFK solicitara a la junta electoral que el gobernador de La Rioja pueda competir "pese a los numerosos incumplimientos al reglamento". Una vez que logró dejar en evidencia las inconsistencias del armado de Quintela --la lista se había presentado el Sábado a la medianoche, al filo del plazo legal--, la postura del cristinismo pasó a ser dejar de lado las confrontaciones burocráticas y simplemente "competir". 

En ese escenario, Quintela por ahora resiste. Para esa tarea sumó el apoyo inestimable del gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, uno de los mandatarios del PJ más cercanos a Javier Milei, sino el que más. “Quiero decir que no soy de La Cámpora y que no soy kirchnerista. Por lo tanto, una forma de ayudar al movimiento nacional justicialista es trabajando con un colega gobernador como es Quintela", dijo apenas 24 horas después de haber cenado con el Presidente en Olivos. Jaldo había sido, precisamente, uno de los mandatarios señalados por CFK por su alineamiento con la Casa Rosada. 

Están las urnas

Según dejaron trascender este miércoles desde el Gobierno, la secretaría de Interior que encabeza Lisandro Catalán --dependiente de la Jefatura de Gabinete-- le envió al PJ unas 3200 urnas para garantizar la elección. Las autoridades partidarias habían pedido unas 6000. La diferencia podrían aportarla los sindicatos, pero el financiamiento de la interna podría ser uno de los motivos para aplazar los comicios.