En lo que va del año, Bolivia y Brasil encabezan la lista de países con mayores estragos a causa de los incendios forestales, con 10 y 7 millones de hectáreas quemadas respectivamente, según los datos de la Asociación Interamericana para Defensa del Ambiente (AIDA).
En septiembre, el gobierno boliviano declaró la emergencia y luego el desastre nacional a causa de los incendios que aún persisten después de cuatro meses. En Bolivia se realiza el “chaqueo”, una técnica usada para limpiar campos y prepararlos para la agricultura.
“Con las condiciones del viento norte, fuerte temperatura, se les escapó de control y estos incendios se volvieron catastróficos”, explica Víctor Vera, biólogo doctorado en Restauración de Ecosistemas Forestales de la Organización Paraguaya de Conservación y Desarrollo Sustentable.
En cambio, desde 2010, Brasil no registraba los más de 200 mil focos de incendios que ocurrieron entre enero y septiembre de este año, y que perjudicaron a poblaciones enteras, generando también un impacto en la Amazonía, un ecosistema fundamental para la eliminación de carbono en el mundo.
Estos incendios acechan en medio de la peor sequía que vive el país en los últimos 75 años.
Natalia Langer, abogada de AIDA, explica que la crisis climática aumenta la intensidad y el comportamiento de los incendios, junto a las temperaturas globales, la alteración de las lluvias y la mayor duración de las temporadas secas. “Crean condiciones más propicias para que los incendios se propaguen con mayor rapidez y fuerza”, dice.