La escena literaria del presente ha cambiado de signo. Proliferan las firmas femeninas y sus potentes obras. Se destaca la literatura argentina en el mundo con escritoras de la talla de Gabriela Cabezón Cámara, Selva Almada, Claudia Piñeiro, Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, cuyos libros son aclamados por el público, son reeditados, traducidos y premiados. Si bien el siglo XIX dio claras muestras de que las escritoras tenían una injerencia importante en esa literatura aún en formación, muchas de ellas debieron recurrir al seudónimo para publicar o quedaron sujetas a las posibilidades que les daban su clase y su procedencia familiar. Ahora bien, en las primeras décadas del siglo XX y en el marco de un canon conformado por varones, centrado en figuras faro como las de Leopoldo Lugones, primero, y avanzada la década del 40, de Jorge Luis Borges, varias mujeres de diferentes raíces sociales ocupan la escena pública, como Alfonsina Storni, Norah Lange, las hermanas Ocampo, que además participan activamente en el proceso de profesionalización de la escritura que se consolidaría hacia mediados de siglo. Es en las décadas del 50 y 60 cuando se produce una irrupción inédita de mujeres en el escenario cultural argentino, con los casos resonantes del trío de las bestselleristas (Beatriz Guido, Marta Lynch, Silvina Bullrich) y de otras escritoras que en su momento tuvieron repercusión como Sara Gallardo, Elvira Orphée, Amalia Jamilis, luego pasaron por momentos de silenciamientos y hoy vuelven a recolocarse, a ser leídas, estudiadas, reeditadas.

Estos procesos de olvidos e invisibilización son maniobras con que se van armando las tradiciones. Pero frente a estas operaciones opresivas y ante la inercia o ceguera de la crítica hay también una historia de revueltas, en las que han sido fundamentales las tareas de los feminismos, no sólo de rescate del olvido de esas escritoras sino de reordenamiento y movilización de archivos literarios y ejerciendo otros enfoques, forjando nuevos paradigmas de lectura.

En este sentido, entre varios otros proyectos actuales que van en esa línea, se distingue la colección “Las Antiguas”, dirigida por la escritora Mariana Docampo, de la editorial cordobesa Buena Vista. Entre las novedades de 2024, en su catálogo se encuentra Poesía reunida de Salvadora Medina Onrubia, una escritora que recién en los últimos años es considerada en su toda su potencia. Se trata de un volumen que reúne sus poemarios, La rueca milagrosa (1921) y El misal de mi yoga (1929), que hasta hoy no se habían vuelto a editar y eran casi desconocidos.

El objetivo de esta colección es rescatar, revalorizar y leer en nuevos marcos interpretativos la obra de escritoras argentinas nacidas en el siglo XIX y principios del XX, cuyas voces fueron injustamente relegadas por las narrativas oficiales. Es importante aclarar que la designación de antigua tiene un peso positivo y pretende dar actualidad a una escritura que acaso pudiera pecar de vetusta o impracticable o, peor aún, ilegible. Cada libro de "Las Antiguas" está cuidadosamente prologado por escritoras contemporáneas que además de reponer los contextos de producción, de recalar en las vidas y en las particularidades de cada obra, se propone entablar un diálogo intergeneracional tanto con las “antiguas” y sus textos como entre las condiciones de legibilidad de su época y las actuales. Esta labor representa una oportunidad inmejorable para leer a este conjunto de mujeres que toman la palabra bajo las claves de nuestra época.

Entre los títulos destacados se encuentran autoras más canónicas, como Juana Manuela Gorriti con su Cocina Ecléctica (con prólogo de Mariana Docampo) o recuerdos de viaje de Eduarda Mansilla (con palabras preliminares de María Rosa Lojo) y títulos y escritoras menos célebres como Lola Larrosa con El lujo (prologado por Vanesa Guerra) y Memorias de Agustina Palacio de Agustina Palacio (con un preliminar de Marta Palacio). También el catálogo dio lugar a la publicación del primer best seller argentino, Stella, cuya autora, Emma de la Barra había tenido que firmar como César Duayen, como varón.

YO YA NO PUEDO MÁS

En este marco de rescate y visibilización de escritoras relegadas, la reedición de Poesía reunida de Salvadora Medina Onrubia, con prólogo de Lucía De Leone y Enzo Cárcano, adquiere una importancia singular. Pues muestra que la voz poderosa de Onrubia además de pronunciarse como militante anarquista, autora de cuentos y obras de teatro de gran éxito e incluso como directora del diario Crítica, una vez muerto Natalio Botana -su esposo y padre de sus hijos-, también se expresó en el discurso poético. A través de esta compilación, podemos apreciar cómo la obra de Onrubia transita también entre una profunda espiritualidad, un firme activismo político y un sufrimiento personal que marca su estilo lírico.


El trabajo crítico de Cárcano y De Leone que acompaña a Poesía reunida ofrece un análisis detallado de la evolución poética de Onrubia, poniendo especial énfasis en la configuración del "yo" enunciativo y en la influencia decisiva de la teosofía en su obra. Los investigadores subrayan la dualidad de la poeta como vidente y maestra espiritual, roles que se entrelazan con su militancia anarcofeminista. Este prólogo permite descubrir cómo la poesía de Onrubia no solo evidencia el funcionamiento de imaginarios sociales y políticos de la época, sino que también emana de una búsqueda interior que sigue el curso de las enseñanzas de la teosofía y el ocultismo.

Un detalle fundamental del volumen es el respeto por las ediciones originales de La rueca milagrosa y El misal de mi yoga, que fueron consultadas en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Los editores no intervinieron los textos, sino que añadieron material inédito y poemas publicados en revistas como Teosofía en El Plata y en la Antología de poesía femenina de 1930, ampliando así el espectro de la obra poética de Onrubia. Este enfoque integral permite al lector contemporáneo acceder a una visión completa de su progresión literaria.

En La rueca milagrosa, Medina Onrubia muestra una intensidad emocional que a menudo roza lo sublime, por la que el sufrimiento y la resistencia cobran un protagonismo inusual. El título mismo es una metáfora vigorosa: la rueca, instrumento utilizado para hilar, representa aquí el proceso creativo mediante el cual la poeta transforma sus experiencias vitales, su angustia y su dolor, en versos también dolientes. El poema que da nombre al libro presenta a una "viejecita de cabeza de nieve" que hila "el vellón de mi angustia en la rueca del verso", encapsulando la esencia de su poética: el hilado lento y meticuloso de la experiencia emocional en la escritura.

En "Yo ya no puedo más", Onrubia manifiesta su agotamiento emocional y físico, afirmando que desea "caer muerta" para liberarse de la carga del sufrimiento. Es en este tipo de versos donde se revela la capacidad de la poeta para capturar el dolor humano en toda su crudeza, utilizando la poesía como un espacio tan catártico como artístico para procesar sus vivencias. Este poema, en particular, pone en escena la impotencia ante el dolor, mientras que otros, como "El mundo es así", exploran una visión profundamente pesimista de la existencia, donde la desilusión y la muerte parecen ser las únicas constantes.


En "Mi grillete", Onrubia describe cómo lleva "fijo al tobillo un grillete de amor", una imagen que encierra su conexión emocional con el sufrimiento humano. Este poema da cuenta de su aguda conciencia social y su empatía por los demás, rasgos que también se entrelazan con su militancia política y con su escritura previa y posterior. La figura de la "trágica vidente" que aparece en el poema evoca su visión del arte como un medio para percibir y denunciar las injusticias sociales.

Con la publicación de El misal de mi yoga, Onrubia se adentra en una etapa más introspectiva, marcada por la búsqueda de la trascendencia y el autoconocimiento. Influenciada por la teosofía, una corriente espiritual que busca la unión entre el conocimiento filosófico y científico con la espiritualidad, el yoga es un camino hacia la iluminación. En este libro, la autora se distancia del tono visceral de La rueca milagrosa y adopta un enfoque más sereno y meditativo.

En el poema "La busca", invita a los lectores a acompañarla en su camino espiritual: "Quiero decir mi busca, decirla para todos / los que marchan buscando detrás de mí". Estos versos promueven una apertura hacia la reflexión personal y el autodescubrimiento, donde la poesía se convierte en un vehículo privilegiado para alcanzar la trascendencia.

En "Nirvana", la autora expresa su deseo de liberarse de los deseos terrenales y alcanzar un estado de paz interior: "Yo ya no tengo ansias, ya no tengo deseos / Soy mujer: no deseo / trapos, joyas, amores". Aquí, la búsqueda del desapego y la serenidad se contrapone a los conflictos internos que dominaban su obra anterior.

Cárcano y De Leone destacan cómo El misal de mi yoga posiciona a la poeta no solo como una aprendiz de un conocimiento superior, sino también como una guía espiritual para los otros. Este enfoque espiritual es clave para comprender el lugar de Onrubia en la tradición literaria argentina, no solo como militante política, sino también como una mujer comprometida con la búsqueda de la verdad interior y la trascendencia.

Una curiosidad de esta reedición son los facsímiles que se incluyen al final del libro y en la solapa de la contratapa. Estos documentos, que incluyen el diploma de la Logia VI Dharma de 1923, donde se certifica su involucramiento en la Sociedad Teosófica, y selecciones de sus cuadernos de versos y reseñas contemporáneas, aportan un valor documental inestimable.

Unos años antes a Poesía reunida, la editorial Buena Vista, en 2014, había recuperado otras obras fundamentales de Medina Onrubia: la pieza teatral Almafuerte y una colección de cuentos titulada El libro humilde y doliente. Estos textos, prologado también por Lucía De Leone, escritos en los primeros años del siglo XX, demuestran su sensibilidad hacia los problemas sociales de su tiempo y su fuerte compromiso con las causas anarquistas.

En Almafuerte, una obra teatral ambientada en un conventillo porteño, Onrubia narra la lucha de una familia de obreros que intenta sobrevivir en medio de la represión y la pobreza. Esta pieza evidencia su profundo compromiso con los marginados y con la justicia social, temas recurrentes en su poesía posterior.

Por otro lado, El libro humilde y doliente recoge cuentos que exploran la vida de los más pobres en las zonas rurales de la Argentina, con una prosa desgarradora que captura la crudeza de la experiencia humana.

Así, reunidos, Poesía reunida y Almafuerte y El libro humilde y doliente permiten apreciar la versatilidad de Salvadora Medina Onrubia, una escritora que supo moverse entre géneros tan diversos como la poesía, el teatro, la novela, las notas periodísticas y el cuento. Su obra, marcada por el dolor personal, la búsqueda espiritual y el compromiso político, es un testimonio de una época convulsa y de una autora, “una descentrada”, como ella misma llamó a las mujeres con talento que desafiaban otros modelos femeninos como el de la mujer doméstica, que no temió contravenir los ideales y los contratos morales normativos.

Poesía reunida ofrece al público contemporáneo la oportunidad de redescubrir a una autora importante en la historia de la poesía argentina, cuya obra sigue siendo un faro de resistencia y lucha.

A la de Salvadora se suman, entre las novedades 2024 de "Las Antiguas", las voces de Ana María Elflein con La loca Basilia y de Emma de la Barra con Sobre el feminismo. Un friso de autoras, recuperadas y releídas bajo la lupa del presente, que constituye no sólo un acto de justicia para todas esas mujeres cuyas palabras fueron desoídas por las historias literarias sino una experiencia estética novedosa y un archivo que habilita nuevos modos de leer y permite trazas otros recorridos, otras genealogías.