"No acepto que nadie diga que descendí a los infiernos. Simplemente conocí otra ciudad, la de los locos, que es, apenas, un arrabal del infierno", dijo ella. En una época, se comunicaba solamente a través de su arte, y llegó a estar internada varias veces con distintos diagnósticos de salud mental.
Ahora puede verse en el Museo de la Cárcova (Avenida España 1701) la muestra Aída Carballo, una puerta abierta a lo infinito, que recoge su obra e indaga en todo su camino profesional, que incluye el grabado, la cerámica y la pintura. Las visitas son de martes a domingos de 10 a 17 y la entrada es gratuita.
La exposición, curada por la investigadora Lucía Laumann, reúne una selección de obras y documentos representativos de su trayectoria artística y, también, de su rol docente. Aída Carballo (Buenos Aires, 1916-1985) fue conocida especialmente por el estilo único de sus grabados en los que combina elementos de la vida cotidiana con un profundo compromiso social, reflexiones sobre el amor, la locura y la muerte.
La muestra está organizada en tres partes; La Cárcova, que pone en foco su paso por la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, El alma de la Ciudad, donde se despliegan sus modos de habitar la urbanidad que, de algún modo, quedaron plasmados en su obra y Entre las aulas y el taller, dedicado a su tarea como maestra. Grabados, dibujos, documentos, cerámicas y fotografías componen el recorrido que ofrece una visión acabada de su legado.
Laumann es también autora del libro Aída Carballo, maestra. Y esta muestra es una coproducción del Museo de la Cárcova de la Universidad Nacional de las Artes y del Museo Nacional del Grabado, de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Se exhiben obras provenientes de diversos museos como el Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori”, Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti”, Museo Municipal de Artes Visuales “Víctor Roverano” y Museo Nacional del Grabado. La Fundación Espigas y colecciones privadas aportaron valiosa documentación y fotografías.
Se pueden hacer visitas guiadas y recorridos temáticos a cargo de la curadora e invitados especiales, pero también hay talleres y actividades para infancias, diseñados para enriquecer la experiencia de los visitantes y fomentar el diálogo en torno a la obra de Aída Carballo.
En palabras de Lucía Laumann: ”Aída Carballo fue una artista polifacética muy reconocida en su propio tiempo, pero especialmente por quienes se formaron con ella. Carballo desarrolló una intensa labor como docente en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes pero también desde su taller particular. Desde esos espacios formó a toda una nueva generación de artistas que hoy la reconocen como una importante referente, pero especialmente como “maestra”. De hecho, más allá del aprendizaje de técnicas, lo que más recuerdan quienes la conocieron tiene que ver con la admiración y el cariño y con esta idea de “aprender a ser artista”. Diana Dowek, quien fue alumna primero y luego amiga, decía que Carballo “te enseñaba lo que ningún profesor te enseñaba. En ese sentido era muy especial””.