El proyecto que la semana pasada reveló el Ejecutivo municipal para renovar cuatro manzanas del macrocentro, una vez que se levante la Unidad Penitenciaria N°3 de su emplazamiento actual, puso en guardia al vecindario afectado. Juntaron firmas y ahora se presentan ante el Concejo para expresar sus reparos con la reurbanización. Y los peros son diversos, empezando por lo inconsulto de la iniciativa: la semana pasada, el secretario de Obras Públicas, Eduardo Bressán, presentó un proyecto cerrado ya ante la comisión de Planeamiento del parlamento local. "Ni nos avisaron ni consultaron, y somos muchos vecinos que nacimos en este barrio", protestan.

Se trata de la intervención que la Municipalidad proyecta sobre las cuatro manzanas comprendidas entre avenida Pellegrini, Ovidio Lagos, Zeballos y Suipacha. Entre ellas, la de la vieja cárcel –inmueble propiedad del Estado provincial– que será relocalizada. La intención de la Secretaría de Obras Públicas es realzar la zona, dominada por la penitenciaría pero también por viejos galpones municipales que serían reciclados con nuevos usos de gastronomía, deportes y cultura. Además, la sede del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies) sería mudada a Francia al 1800, para emplazar donde está ahora (sobre Pellegrini y Suipacha) la futura Estación Policial Centro. Y en la manzana de la cárcel, un complejo de torres de vivienda y comercios. Dos, 3 y 4 pisos, y 4 torres de 66 metros de altura en el corazón de la manzana. El pasaje Noruega, que corre entre Zeballos y Montevideo al 3000, sería prolongado hasta Ovidio Lagos, pero restringido al tránsito vehicular. 

Todo esto angustia al vecindario. "Son muchos los aspectos que debieran ser cuidados y que nadie nos ha preguntado a la hora de modificar nuestro barrio. Nos referimos a cuestiones puntuales, como por ejemplo qué piensan los numerosos vecinos (muchas de ellos son personas adultas mayores) que llevan toda la vida aquí y que de pronto se encontrarían con torres que, no sólo no respetan las reglamentaciones vigentes en relación a las máximas alturas permitidas por las ordenanzas municipales, sino que además serían un obstáculo visual y sobre todo en lo que se refiere a recibir luz natural en una zona que hemos escogido justamente por ser de casas bajas y que, por cierto, ya se ha modificado notablemente durante la última década", plantean en una carta colectiva que ingresaron ante el presidente de la comisión de Planeamiento en el Concejo, el oficialista Fabricio Fiatti. 

"¿Es necesario seguir dejando viviendas entre muros, en vez de pensar soluciones sostenibles y amables para quienes habitamos esta ciudad? Por otro lado, los edificios y galpones, que por cierto para muchos de nosotros representan patrimonio histórico, podrían ser demolidos. En ese caso, nos preocupa ser tenidos en cuenta durante el prolongado proceso que ello representaría (ruidos molestos, alteración de la circulación de vehículos, montañas de escombros y todo lo que una obra de semejante envergadura representa)", agregan.

Por otra parte, postulan un rechazo absoluto a la presencia de la Estación Policial, la "mega comisaría", como ellos le llaman. "Si hay algo que no queremos, es que nos sigan llenando de dependencias policiales la zona. ¡Es decir, mudan la cárcel y a sólo cien metros se planifica la construcción de una mega comisaría! No queremos. Aunque no aloje población carcelaria, en una ciudad plagada de enfrentamientos, representaría un peligro para nuestras familias, así como para los y las ciudadanxs que tanto transitan la zona de camino desde o hacia el Parque Independencia".

El vecindario movilizado espera que el Concejo los escuche y atienda las consultas sobre el proyecto del Ejecutivo. "Es una obra cuya concreción impactaría directa y profundamente en nuestras viviendas, pero por, sobre todo, generaría un cambio importante en el ritmo del barrio", concluye la carta.

"Yo nací en el barrio, hace 47 años, y puedo decir que no nos molesta la estética que supone la cárcel ni que se me revalorice mi casa. Quiero seguridad, y no quiero que aquí se levanten mega edificios para beneficio de un negocio privada nada más. Se va la cárcel, el terreno es provincial, bueno: que hagan una escuela pública, que sí hace falta en el barrio", planteó Laura, una de las firmantes de la carta, en diálogo con Rosario/12 y al señalar algo que en la oposición también inquieren: la especulación inmobiliaria que asoma detrás del proyecto que piensa habilitar la Municipalidad. 

Los testimonios recogidos dejan traslucir el temor a cuánto y cómo ese complejo habitacional le cambiará la fisonomía a la zona. "Con la cárcel acá es más seguro, y además, con edificios tan altos, hablamos de mayor consumo de energía, de agua. Los ruidos molestos que implicará la construcción. Y para el progreso de quién? de los negocios privados, porque quién va a poder acceder a esos departamentos", dudó la vecina consultada.

Caso similar el de Élida, que habita la misma casa de calle Suipacha de sus 76 años. "Nos molesta que no hayan consultado a nadie, y nos lo merecemos. No estamos en contra de modernizar la zona, pero no que hagan edificios de 22 pisos, y encima favoreciendo a vaya a saber qué negocio privado. ¿Por qué no hacen una escuela, un jardín de infantes que sí hace falta. Acá está solo la Cornelio Saavedra que es chica, y la Arzeno que no tiene bancos disponibles. Pueden sí poner un mercado de economía popular, algo más productivo, pero no torres que taparán el sol. Si quieren cambiar el barrio, que sea para bien, para el interés general, no de minorías que tienen plata", confrontó.