“La música como camino de conocimiento”. Sobre esta idea, Alejandro Iglesias Rossi y Susana Ferreres crearon hace veinte años la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías (Oiant), un proyecto que no sólo recobra y da vida artística a cientos de instrumentos musicales indígenas olvidados, sino que además desafía la percepción tradicional de tiempo y espacio uniendo las sonoridades ancestrales y las tecnologías electrónicas. Se comenzó a recomponer así un universo expresivo del que también son parte danzas y máscaras nativas de las Américas, un museo viviente y ardiente que encontró su espacio de proyección en la Universidad Nacional de Febrero (Untref), donde, en torno a los preceptos de esta orquesta, se dictan la Maestría en Creación Musical, Nuevas Tecnologías y Artes Tradicionales y la Licenciatura en Música Autóctona, Clásica y Popular de América.

“Se trata de recomponer una visión integral del conocimiento, como en la antigüedad”, sostiene Iglesias Rossi en diálogo con Página/12. “Tanto la maestría como la licenciatura que proponemos en la Untref tienen de características únicas, a nivel nacional e internacional, y otorgan a estudiantes de la Argentina y de toda América –se dicta en modalidad presencial y también a distancia– la posibilidad de acceder al paradigma artístico-académico multidisciplinario creado a partir de la experiencia que llevamos adelante con la orquesta”, asegura el compositor y director. En esta experiencia, la reflexión sobre la descolonización del pensamiento musical, y la reconciliación entre ciencia y arte prima por sobre la poco probable “inspiración de las musas”. 

Para celebrar sus dos décadas de actividad, la orquesta actuará este fin de semana en Misiones. El sábado 26 a las 18, después de ser recibida por la comunidad Mbyá Guaraní del Valle de Cuña-Pirú, se presentará en el Parque de la Cruz de la Misión Jesuítica de Santa Ana, y el domingo 27 en la antigua Misión Jesuítica de San Ignacio Miní. Sonidos de la América oculta se llama el concierto, una travesía por la geografía sonora que se extiende desde Alaska hasta la Patagonia en un despliegue escénico y audiovisual que une las sonoridades ancestrales a las nuevas tecnologías, entre la música tradicional y composiciones contemporáneas. Los conciertos son promovidos por la Secretaría de Cultura de Misiones, en el marco de los festejos de los 40 años de la Declaración de ambos sitios como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

“La orquesta está integrada por docentes y estudiantes de la maestría y de la licenciatura de la Untref. En cada concierto se ponen en juego réplicas de instrumentos precolombinos desconocidos, recuperados a través de nuestro trabajo de campo en los depósitos arqueológicos de museos y en comunidades indígenas del Amazonas, los Andes y Mesoamérica”, destaca Iglesias Rossi. “En todo este tiempo recuperamos sonidos y generamos un corpus de conocimiento importante. En torno al trabajo de la orquesta, que se proyecta sobre la licenciatura y la maestría, en la Untref creamos la colección de instrumentos nativos de las Américas en uso más importante en el mundo, a partir del desarrollo de la investigación, la luthería, la composición y un modelo pedagógico-musical para todos los niveles”, destaca el compositor.

“El paradigma que implementamos desarrolla una teoría y praxis alternativa para la enseñanza de la música, una epistemología de descolonización. Tanto en la maestría como en la licenciatura existe una búsqueda de ‘un ser y un hacer’, como lo definía describía Rodolfo Kusch, enraizados en nuestro continente", asegura Iglesias Rossi. "Por otro lado, en los últimos siglos la música como disciplina tendió a la compartimentación: el instrumentista no es compositor, el compositor no es instrumentista, el constructor de instrumentos no compone ni interpreta, y de ningún compositor o intérprete se espera que construya él mismo los instrumentos. En la orquesta cada uno de sus miembros es un ‘artista integral’. Son investigadores, constructores de instrumentos, escultores de máscaras nativas, intérpretes de instrumentos, compositores, tecnólogos, iconógrafos, y docentes”, continúa el director. 

“En nuestro plan de estudios, la música y los instrumentos nativos de América tienen la misma dignidad ontológica que a las músicas e instrumentos heredados de la tradición europea. Damos, además, un especial énfasis al trabajo de composición con medios electroacústicos. Cada época ha desarrollado un instrumental acorde a sus necesidades expresivas y la computadora se alza como el instrumento musical del siglo XXI. Su potencialidad como herramienta capaz de expandir los límites de la acústica instrumental con los diversos softwares de programación para grabación, edición y procesamiento de audio, la convierten en un verdadero taller de luthería electrónica contemporánea”, concluye Iglesias Rossi.

Reconocido a nivel internacional, el trabajo de la orquesta de la Untref se proyectó en estos veinte años hacia el mundo. Conciertos en el desierto del Sahara, en Cusco, en los Festivales Berlioz y Messiaen de Francia, en la Biblioteca de Alejandría de Egipto, en las Comunidades Maoríes y el Museo Nacional de Nueva Zelandia, en el Festival Cervantino de México, en los World Music Days de Hong Kong, en el Festival Leo Brouwer en La Habana y el Festival de la ciudad medieval de Ljubljana, además de giras por Indonesia, Polonia, Singapur, Sudáfrica y Brasil, afirman una actividad siempre en busca del diálogo cultural. Parte de esa travesía articula la película Música para un futuro ancestral, en la que Nacho Garassino cuenta la historia de la experiencia Oiant.