Para generaciones de alumnos estadounidenses, un hito central en su educación cívica es la visita a una antigua estructura georgiana de dos pisos, en el centro de Filadelfia. Ese edificio, conocido formalmente como el Salón de la Independencia, recibió a varios presidentes estadounidenses a través de los años y se mantiene como la pieza central de un parque nacional dedicado a celebrar la fundación del país. Es donde vio la luz la Constitución Nacional.

Todo parecía marchar como de costumbre afuera de ese recinto icónico el jueves pasado. Jóvenes estudiantes con gorras que llevaban el nombre de su escuela y el año de su curso, se alineaban para ingresar a los cuartos en los que la Declaración de la Independencia y la Constitución de los Estados Unidos fueron debatidas y aprobadas por los padres fundadores de la nación. 

Tours organizados para personas mayores de edad circulaban frente a la entrada en el camino a su próxima parada. Pero a través de la calle Chestnut, en una vereda que bordea con el verde césped del Independence Mall, otro grupo, mucho más pequeño, se reunía para una foto grupal. En esta ciudad, extremadamente demócrata, miembros acreditados del partido republicano habían venido como parte de un tour en ómnibus, organizado por Republican Voters Against Trump (Votantes Republicanos en contra de Trump), mejor conocido como RVAT.

"Me distancié de amigos y familiares"

RVAT es un comité de acción política que pasó la mayor parte del ciclo electoral de 2024 lanzando anuncios destinados a convencer a un pequeño segmento de votantes republicanos a alejarse del partido que han apoyado toda su vida. Uno de ellos, David McHenry, proveniente de Oregon, es un republicano puro y duro, así como un veterano del ejército con más de un cuarto de siglo de trayectoria.

McHenry confesó al diario The Independent que estuvo alineado con el partido de Lincoln desde sus días en la escuela. Hasta trabajó para Victor Atiyeh, el último gobernador republicano de Oregon, durante los ocho años que sirvió en el cargo. Aunque votó por Donald Trump en las elecciones de 2016 y 2020, McHenry dijo que el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 fue un paso demasiado lejos para él.

"Me llevó un tiempo llegar a esta conclusión pero cuando Bill Bar, el fiscal general, dijo: -Esto es una elección legal-, finalmente entendí que había sido engañado", dijo McHenry, quien agregó que su perspectiva como militar veterano dio forma a su oposición al representante republicano luego de 2020, citando su juramento por defender la Constitución "contra todo enemigo externo e interno".

"Me distancié de muchos amigos y familiares porque toda mi familia está a favor de Trump. Pero lo que está bien está bien, lo que está mal está mal, y yo creo en esta nación", dijo McHenry. El republicano es parte de lo que los miembros de RVAT y la campaña demócrata espera que sea un número considerable de votantes republicanos en los estados clave de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que optarán por votar a los demócratas en noviembre.

La búsqueda del votante desencantado

RVAT, manejado por la estratega y exdirectora de Log Cabin Republicans (Los Republicanos de la Cabaña de Troncos), Sarah Longwell, pasó los últimos años realizando focus groups con votantes conservadores y republicanos, poniendo a prueba los mensajes más efectivos para convencerlos de alejarse de su propio partido.

Buscar votantes del partido opuesto es una táctica tradicional en las políticas presidenciales estadounidenses. Cuando Ronald Reagan aplastó a Jimmy Carter en las elecciones de 1980, así como cuando ganó en 49 de 50 estados en la elección contra Walter Mondale cuatro años después, lo consiguió con la ayuda de los llamados "demócratas de Reagan", en lugares como el condado de Macomb, en Michigan.

El grupo de Longwell, en conjunto con otros grupos de republicanos anti-Trump, dio un gran golpe en 2020, cuando el ahora presidente Joe Biden logró un cinco por ciento de los votos republicanos. Este año esperan atraer casi a un diez por ciento de los republicanos, incluyendo aquellos que apoyaron a la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, en las primarias de principio de año.

Según un colaborador de RVAT, los seguidores de Haley podrían hacer una gran diferencia en Pensilvania, un estado en el que Harris debe triunfar si quiere soñar con llegar a la Casa Blanca. De ganar los votos electorales de este estado clave, manteniendo una superioridad demócrata en el "muro azul" de los estados de Michigan y Pensilvania, y acarreando una victoria en el único distrito congresional con inclinación demócrata en Nebraska, un estado que otorga votos electorales por distrito, obtendría exactamente los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia.

Tanto la campaña de Harris como el grupo de Longwell se están concentrando en el estado clave de Pensilvania. Por eso es que Harris llevó su campaña a la ciudad de Chester, acompañada de Longwell y Liz Cheney, la excongresista de Wyoming que emergió como una de las mayores exponentes republicanas anti-Trump desde que perdió su escaño con un candidato trumpista en 2022.

Cheney, quien supo ser la tercera republicana de mayor rango en la Cámara de Representantes, apoyó abiertamente a Harris en un evento en Wisconsin a principios de mes, en el que dijo que "votaría orgullosa" por la candidata demócrata. Defendió su voto porque, según ella, Harris "se encuentra en la brecha de un momento crítico de la historia de la nación" y "trabaja para unir a personas razonables a través de todo el espectro político".

"Donald Trump recibió todo en bandeja"

Al ser cuestionada por Longwell, Harris buscó tranquilizar a los escepticos potenciales votantes anti-Trump, asegurando que su administracion se distanciaría de la de Biden. La vicepresidenta dijo que el lema de "dar vuelta la página" que usó durante su campaña "también está destinado a describir mi intención de embarcarme en una nueva generación de liderazgo".

"Por supuesto, la mía no será una continuación de la administración de Biden. Voy a aportar mis propias ideas, mis propias experiencias", explicó Harris, quien también aseguró que su presidencia va a ser un descanso de los casi 10 años "del discurso estadounidense influenciado por Donald Trump de una manera tal que ha causado que nos estemos señalando los unos a los otros" y de "la manera en la que se usa el poder de la presidencia para menospreciarnos y dividirnos". 

Las expresiones de la vicepresidenta parecían hechas a la medida de las preocupaciones de los votantes que Longwell llevó a Filadelfia cuatro días antes. Uno de ellos, un nativo de Wisconsin llamado Ethan Lenz, dijo a The Independent que aún se considera un "verdadero conservador" que, sin embargo, "no tiene tiempo para un candidato de cualquiera de los bandos que incite disturbios y luego trate de pretender que nada pasó y, de alguna forma, siga pensando que puede volver a asumir el cargo".

Como McHenry, Lenz dijo que su experiencia como veterano del Ejército cambió su visión de Trump. Como exsoldado de la Guardia Nacional durante la Guerra del Golfo en 1991, considera que Trump no tiene ningún "respeto real" por los veteranos porque "no entiende a los militares". "No respeta la comunidad de veteranos o a los militares, ni entiende los sacrificios que atravesamos las personas para entrar al ejército y hacer cosas por este país. Donald Trump recibió todo en bandeja durante toda su vida, y no creo que tenga noción de lo que significa un verdadero sacrificio", sentenció Lenz.

La aparición conjunta de Harris junto a Longwell y Cheney es una señal de que su campaña considera seriamente llegar al poder con el apoyo de personas que, normalmente, no hubieran votado a un demócrata. Según un colaborador de la campaña, es parte de una estrategia deliberada aumentar la participación de votantes de nivel universitario, que solían acudir en masa a las urnas por el partido republicano. Es por eso que Harris y Cheney se embarcaron en una campaña conjunta a través de los estados del llamado "muro azul" esta semana.

Mientras que la campaña de Trump aludió, a menudo torpemente, a los votantes masculinos y de menor nivel educativo, incluidos los votantes negros e hispanos, la campaña de Harris apuesta que la presencia del magnate en la boleta republicano atraiga a los votantes con mayor nivel educativo que le rehuyen. Un operador de la campaña demócrata lo resumió de la siguiente forma: "Están enojados y cansados de Donald Trump. Habrá más republicanos de los que hemos visto votar por un demócrata en décadas".

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.