Foto: Carolina Orcesi

El FIBA cerrará este domingo en el Teatro Coliseo (a las 20, Marcelo T. de Alvear 1125) con un espectáculo que parece muy singular, concebido especialmente para la ocasión, presentado en la página del festival como una obra "para escuchar con los ojos". Música en vivo, danza, actuación, video y arte digital confluirán en Genesis revisited, creado y dirigido por dos músicos italianos de trayectoria -el pianista Danilo Rea y el artista electrónico Martux_M- y el dramaturgo y director argentino Leonardo Kreimer. En palabras de Kreimer, se trata de "una suerte de teatro de ciencia ficción", inspirado en el Génesis bíblico y la anotación 47 de la exégesis de Philip Dick que aparece en la novela Valis, de 1981.

"No es ni un concierto ni una obra de teatro o de danza ni una instalación ni una performance. Es todo eso al mismo tiempo, y todo está al servicio de lo que queremos contar", anticipa Kreimer a Página/12. "Personalmente soy de una generación que se formó viendo todo eso por separado. A los espectáculos de alto impacto sensorial les faltaba dramaturgia -De la Guarda o la Fura en los noventa, por ejemplo-, a las obras de teatro tradicionales les faltaba la posibilidad de envolver al espectador, de usar todo el espacio y transformarlo. Vengo de esas dos tradiciones y mi búsqueda es integrarlas y borrar las líneas divisorias", agrega.

Kreimer es performer y asistente de dirección de De La Guarda. También, fundador y director artístico de Res Producciones, para la que escribió y dirigió espectáculos en Argentina, Italia y España, y de la compañía Mashup. El trabajo de Rea se caracteriza por la fusión de jazz, música clásica y pop. El pianista ha colaborado con Chet Baker, Lee Konitz, Mina y Claudio Baglioni. Integró formaciones como el Trío de Roma y, como solista, compuso para cine y creó proyectos como "La Grande Opera in Jazz", fusionando improvisación con diversas influencias. Por su parte, Martux_M es considerado un pionero de la música electrónica italiana, con más de 20 álbumes publicados en sellos internacionales y presencia en importantes festivales y la Bienal de Venecia. 

Los dos músicos de Genesis revisited lanzaron un álbum como dúo -Reminiscence, de 2014-. Diez años después vuelven a unirse en la composición e interpretación. "Es un desafío completamente diferente a lo que estamos acostumbrados a hacer en nuestros conciertos sólo de música, pero la idea se nos presentó inmediatamente como una nueva posibilidad de involucrarnos superando todas las barreras de género", se entusiasman.

Fue la directora del Coliseo, Elisabetta Riva, quien tuvo la idea de incorporar dentro de la programación del FIBA un espectáculo multidisciplinario, que es parte del ciclo ITALIAXXI, curado y producido por el teatro y el Instituto Italiano di Cultura de Buenos Aires. El proceso de trabajo se inició al comienzo de este año. "La mayor parte del trabajo se hizo a distancia, Buenos Aires-Roma, con videollamadas, transferencias de archivo, etcétera. La tecnología hoy nos permite trabajar de una manera que hubiera sido impensable hace una década", cuentan Danilo y Martux. Con Kremier "inmediatamente nació un entendimiento que permitió trabajar con fluidez". "Construimos la dirección de a tres, con una visión horizontal y nunca vertical", subrayan los músicos. El espectáculo contará con visuales de Flo Pasquali y diseño de iluminación de Ricardo Sica. La coreografía está a cargo de Pablo Fermani, performer junto a Tamara Ximena Pinto.

Tras las conversaciones iniciales, Kreimer se levantaba "cada mañana" y daba play a la música que Danilo y Martux habían compuesto y grabado, e indagaba en el "imaginario" que los sonidos le disparaban. "Martux conoce algunos trabajos anteriores míos, especialmente uno que voy a reestrenar en noviembre en el Centro Cultural San Martín (Últimos movimientos humanos), y todo giraba en torno a una suerte de 'teatro de ciencia ficción' como me gusta llamarle. La música de ellos y mis planteos escénicos confluyen perfectamente en esa línea", define el dramaturgo. "Así que se me ocurrió trabajar la idea de un nuevo Génesis, inspirado en la literatura de Philip K. Dick. Escribí el guión y lo mandé, y les pedí que le pusieran música, como una película. Luego vino la música desde Europa y ahí empezamos a trabajar con las visuales, las luces y los performers. Estos últimos días estamos por fin todos juntos sobre el escenario para encajar las piezas", cuenta.

"Soy un apasionado de la literatura de Philip K. Dick. Lo releo cada tanto, son increíbles su vida y su obra, y por sobre todas las cosas su visión metafísica. Estaba releyendo justamente Valis, que en la anotación número 47 habla de la necesidad de una transformación en el mundo que está enfermo, de un nuevo nacimiento que alumbre una raza de seres que ya no vengan con este dolor ancestral. Creo que vale la pena fantasear con un nuevo Génesis, sin pecado, culpa ni castigo. Lennon hablaba de eso: 'Dios es un concepto mediante el cual medimos nuestro dolor'", dice el dramaturgo. "Tengo la sensación de que estamos en una transición, que el Homo Sapiens tiene los días contados. Y que serán mejores que nosotros. La obra propone esa visión."

"Para ellos fue ponerle música a mi película, y para mí un sentido escénico, una dramaturgia y una puesta a la película de ellos", precisa. "Buscamos todo el tiempo atenernos a una dramaturgia, a un relato dramático, y que lo que se escucha tenga una traducción visual, y viceversa, que lo que se ve esté interpenetrado por los paisajes sonoros. Imaginamos que al público se le anulara uno de los dos sentidos, primero la vista, luego el oído, y así alternativamente. Bueno, igualmente podrían seguir el relato sin problemas. Trabajamos pensando en escuchar por los ojos y ver por los oídos", completa.

Para Rea y Martux, el trabajo en colaboración implicó estar "siempre ligeramente desplazados, en una evolución en la que cada uno se desterritorializó en el otro para descubrir nuevas sugerencias". "Esto representa una interzona entre cine impuro, entidades corpóreas y arquitecturas sonoras, un cruce, un desplazamiento, en busca de tensiones deseantes, un encuentro sexuado que cercena dualismos, remezcla diferencias, desplaza conceptos", aporta Rea. "Hay que pensar en términos de sistemas en red que eludan los Estados, las políticas globalizadoras, la uniformidad de opinión. Necesitamos autoprogramarnos para construir un nivel de complejidad en el que puedan seguir existiendo diferentes creatividades existenciales, escapando a una especie de programa generalizado que borra por completo cualquier posibilidad de bifurcación y singularización. El arte es resistencia y la única fuerza creativa capaz de cambiar nuestras condiciones políticas y sociales", postula Martux. 

Rea concluye: "La música, el cine, el teatro y la danza juegan un papel fundamental en la sociedad contemporánea, porque pueden ser los puntos de referencia de una sociedad. Son el humus que genera condiciones creativas, abriendo nuevos sabores a la vida y nuevas convivencias entre etnias, precisamente en un momento en que el mundo tiende a la destrucción".