Una pareja de jubilados, en Rosario, necesitó el mes pasado casi 623.500 pesos para cubrir sus necesidades básicas para subsistir. Esto es, más que dos jubilaciones mínimas, y sin contar otros gastos menos elementales como vestimenta y esparcimiento.

La cifra es el resultado del estudio que hizo el Centro de Educación, Servicios y Asesoramiento al Consumidor (CESyAC) en base al relevamiento de 13 servicios esenciales y 50 productos de primera necesidad en un promedio de cadenas de supermercado y comercios de barrio para medir la Canasta Básica de Jubilados (CBJ).

El trabajo indica que para los adultos mayores, la inflación castiga peor que a una familia tipo: 6,91% en setiembre, contra 3,27% que aumentó la canasta básica general para una familia tipo. En estos casos, el ingreso mínimo necesario para tirar un mes llegó a $1.302.400, más del doble del presupuesto básico para una pareja de jubilados. 

"La inflación es una sola, pero según el perfil del consumo de cada población bajo estudio será la medida en que le afecte. Puede que los medicamentos subieran 10% y las carnes 2%. Según el presupuesto mensual de cada segmento para cada rubro, determinará más o menos impacto inflacionario. Los jubilados tienen mayor proporción de su presupuesto en medicamentos, por eso le sube el índice. Ahora, si la nafta aumenta 20%, quizás eso no le impacte tanto, y sí a una familia que usa un vehículo", explicó Ignacio Pandullo, coordinador del CESyAC.

La variación interanual de la canasta fue de 266,36% y la acumulada este año de 147,85%. De los $623.481,50 necesarios para vivir, se dividen $239.358,35 para productos de consumo masivo y $384.123,15 para servicios básicos del hogar.

Los rubros que impulsaron el incremento de la canasta fueron: Servicio de Agua (108,72%), Medicamentos (9,53), Frutas y Verduras (5,94), Cable, internet y telefonía (5,45), Bebidas (5,43), Productos de Limpieza (5,23), Servicio de Gas (5,12), Expensas (5), entre otros.

La angostura económica que suponen estos números, contrastado frente al haber jubilatorio de poco más de 300 mil pesos, confirman tendencias y cambios en los hábitos de consumo de esta población. Pandullo se hizo eco de lo que comentan sus colegas a la hora de los sondeos.

"La gente empezó reemplazando primeras marcas por marcas blancas; luego, con el agravamiento de la crisis, comenzó a privarse de alimentos de calidad como frutas, carnes, verduras. Y optó por alimentos más rendidores pero de contenido nutricional deficiente. Aumentó la venta de comestibles envasados, fideos, arroz, y bajó la de alimentos ricos en proteínas. Mucho más en los jubilados, cito la tristeza que cuentan en las farmacias, de clientes que deben elegir entre un medicamento u otro, o no poder comprar ninguno", describió el analista que participó en la confección del informe. 

"La brecha es muy grande –razonó Pandullo–, ya que sumando dos jubilaciones mínimas, a setiembre, tenemos que esa pareja de jubilados tuvo 614.000 pesos de ingresos, frente a una canasta que está por encima. Y siempre hacemos la salvedad en estos casos, que lo que medimos es una canasta de productos y servicios básicos. No medimos vestimenta, esparcimiento o el pequeño lujo de un abuelo por llevar a su nieto al cine, o a tomar un helado. O si tiene algún servicio de salud extra, fuera de Pami, que lo deba pagar aparte. Es una canasta básica, pero hay tantos otros gastos que también están en la vida cotidiana", marcó.