La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, protagonizó un auténtico papelón este viernes anunciando en conferencia de prensa algo que ya fue anunciado en un informe del servicio de inteligencia de Israel, en 2022, y publicado en toda su extensión por el New York Times. El anuncio de la funcionaria, con bombos y platillos y en conferencia de prensa, consistió en identificar al supuesto jefe operativo de Hezbollah, Hussein Ahmad Karaki. El nombre fue publicado en aquellas 41 páginas de la Mossad y se replicó, entre muchas otras vertientes, en el libro 30 días, de Alejandro Rúa, quien fuera titular de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia. 

Tanto la Mossad como el libro consignan que Karaki nació en marzo de 1966 en El Líbano, es decir que tiene 58 años. Un rumor es que Bullrich sacó a relucir la información ya existente porque Karaki habría muerto en uno de los ataques en El Líbano, aquellos en los que murió el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah. Por ahora, lo afirmado por la Mossad y este viernes por Bullrich no son más que informes de inteligencia. De hecho, ni Nasrallah ni Karaki fueron nunca imputados por los atentados de Buenos Aires ni pesa sobre ellos una orden de captura.

Conferencia de prensa fuera de foco

Además del fraude que significa dar por nuevo algo ya publicado, es polémico que Bullrich haya encabezado la conferencia de prensa. La investigación de los atentados es propia del Poder Judicial, en especial del fiscal de la Unidad AMIA, Sebastián Basso, y según fuentes judiciales el fiscal se habría enterado de la conferencia de prensa por los medios: no le presentaron la información previamente, como correspondía. 

También el papel de la SIDE fue penoso, teniendo en cuenta que lo que se presentó fue un informe de inteligencia y no otra cosa. El titular de la SIDE, Sergio Neiffert, jugó el papel de silencioso ladero de la ministra. 

Informe de inteligencia, sin verificación judicial

En concreto, se menciona que Karaki estuvo en la Argentina en 1992 y junto con otros dos cuadros, supuestamente de Hezbollah, pusieron en marcha desde Brasil el atentado contra la Embajada de Israel. Los hombres que comandaron la matanza fueron -siempre según la Mossad- Karaki, otro sujeto llamado Salman Raouf El Reda -cuya captura está pedida hace años- y un sujeto que utilizó el nombre André Marques, que sería Kahled Kassem Kazen.

  • Un tal Hussein Suleiman habría traído los explosivos desde Medio Oriente -entre tres y cuatro kilos de TNT y C4- en frascos de shampoo y chocolates. Todo según la versión de la Mossad.
  • Bullrich dice que el propio Karaki compró la camioneta Ford F-100 que explotó en la Embajada. De hecho, el vehículo fue adquirido en la avenida Juan B. Justo con un documento brasileño a nombre de Ribeiro Da Luz. Muy difícil comprobar que era Karaki.
  • Según el informe de la Mossad, el que armó la bomba fue “el ingeniero” Malek Obeid.
  • Y también los israelíes dicen que el conductor suicida fue Mohammad Nur El Din, sobre quien nunca se probó su ingreso a la Argentina.
  • En cuanto al ataque contra la AMIA habría intervenido el mismo grupo operativo. Karaki desde Brasil y El Reda en la Triple Frontera, también del lado brasileño. Desde allí, a través de Foz de Iguazú, se habría traído el amonal que se utilizó contra la mutual judía.
  • La camioneta fue comprada a Carlos Telleldín por El Reda y un sujeto llamado Akil Rada.
  • El explosivo lo armó, siempre supuestamente, el ingeniero Obeid.
  • Pero un elemento que plantea enormes dudas sobre el informe de inteligencia es que sostiene que el suicida en la AMIA fue un libanés, Ibrahim Berro. Los análisis de ADN, con muestras aportadas por un hermano de Berro que vive en Estados Unidos, dieron negativo. Hubo un suicida, pero no Berro. Este tipo de datos ratifican que los informes de inteligencia deben ser probados, convertidos en prueba judicial.

Aunque el informe de la Mossad fue publicado con todos los detalles en 2022, lo cierto es que no llegó oficialmente ni a la Corte Suprema ni al Unidad Fiscal AMIA. Desde Cancillería se mandaron (malas) fotocopias, sin certificar, de manera que nunca se convirtió en información oficial del Estado de Israel. Ahora Bullrich anticipó que enviará un informe para que se incorpore a las dos causas.

Un dato que puede tener relación con el anunció de la ministra es que el Jerusalem Post publicó el 27 de septiembre que en el mismo bombardeo en el que murió el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, también murió otro dirigente llamado Alí Karaki. La organización confirmó ambas muertes en el sur de Beirut. El mencionado por la Mossad, el New York Times y ahora Bullrich se llama Hussein. Puede no ser el mismo. Este diario intentó verificar con fuentes israelíes si se trata de la misma persona, pero hasta el momento no hubo respuesta.

Como ha sucedido de manera repetida, los anuncios con bambolla de Bullrich terminan siendo un show, sin sustancia. Esta vez fue aún peor: organizó una conferencia para informa algo que ya está en Internet desde hace rato. Bastaba con googlear.