Con un gol el ingresado Cicero sobre el final del partido, cuando la desesperación parecía ganarle terreno y Lanús comenzaba a saborear el valor de un empate que había aguantado con uñas y dientes ante un presión agobiante, Gremio se impuso en los primeros 90 minutos de la final de la Copa Libertadores, que terminará de definirse el miércoles que viene en La Fortaleza.
Lanús mostró desde el comienzo sus cartas. Aguantar la presión, intentar dormir la pelota a la espera de sus oportunidades. Todo hecho con mucha cautela, ordenadamente, sin desesperación. Tampoco se mostraba ansioso el Gremio, que le daba circulación a la pelota de un costado al otro de la cancha, aunque sin encontrar espacios para penetrar el cerco defensivo de la visita.
El mayor peligro para Lanús fue que con el correr de los minutos, se fue metiendo cada vez más en su campo y Gremio, que sacaba provecho de las jugadas de pelota parada esgrimía un dominio apenas superior. Si a Lanús le costaba elaborar sus jugadas era porque Gremio lo presionaba en la salida y lo obligaba a lanzar pelotazos por encima de la línea de volantes, para que Sand y Acosta se las arreglaran prácticamente solos.
Recién a los 35 minutos los dirigidos por Jorge Almirón pudieron elaborar una buena jugada colectiva. Tras un buen manejo entre Silva y Sand, Román Martínez sacó un remate cruzado que el arquero Grohe tapó sobre su palo derecho. Unos minutos más tarde, Grohe le sacó con su antebrazo un muy buen cabezazo abajo de Acosta.
Gremio sumó algo de vértigo cuando el arquero Andrada, exigido a jugar la pelota con pies, se la entregó a un rival. Y luego con una jugada dentro del área en la que reclamaron un supuesto penal sobre Fernandinho, que el árbitro chileno Julio Bascuñan, muy cerca de la jugada, desestimó.
La segunda parte tuvo un trámite similar. Lanús volvió a replegarse exigido por la presión de Gremio. Sin embargo, a los locales les costaba contrarrestar el buen trabajo de la última línea granate, que le cerraba los caminos a los dirigidos por Renato Gaúcho. Quizás porque advirtió que sus jugadores no le encontraban la vuelta al trámite, el DT buscó soluciones con tres cambios prácticamente al hilo.
Conforme en su planteo, Lanús parecía resignado a aguantar y a esperar alguna oportunidad. Pero sufría la escasa conexión entre los defensores y los volantes. Sólo cuando Martínez se encontraban con Gómez o con Marcone, Lanús conseguía adelantarse unos metros y tomaba un poco de aire frente a la asfixia constante de Gremio. Acosta y Sand, por su parte, jugaban lejos del arco de Grohe.
Gremio no estaba para nada cómodo, apenas dos situaciones más o menos claras, una de ellas un buen remate de Cortez por arriba del travesaño,
y seguía sin poder romper el cero. Pero cuando Lanús comenzaba a saborear la igualdad, Jael sorprendió primero a Andrada, y un par de minutos más tarde, a los 82, le bajó la pelota de cabeza al también ingresado Cicero, que a espaldas de Braghieri –que se perderá la revancha por acumulación de amarillas—, conectó de zurda para fusilar a Andrada y conseguir la ventaja que buscará hacer valer la semana que viene en el partido decisivo.