Fue más o menos así: el 28 de octubre de 1983 --mañana es un nuevo aniversario de las vísperas de la democracia-- durante el cierre de campaña del peronimo, el popular gremialista Herminio Iglesias –popular del “conmigo” y “sinmigo” del diccionario gorila y entre las chicas que querían hacer de rebeldes sin parecerse a la Alejandra de Sábato, gritaban “¡Herminio Emperador!”-- , exhibió un féretro no quería matar a Alfonsín,quería que fuera derrotado