El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, les habló con el corazón y los empresarios le contestaron con el bolsillo. Por estas horas, va en ascenso rápido el malestar del Gobierno con los ceos que, a pesar de que les liberaron restricciones, precios, les bajaron impuestos, les facilitaron una transferencia de ingresos de pobres a ricos y les hicieron una reforma laboral, siguen sin invertir. Otra postal de una economía que es fiesta para los negocios especulativos y un páramo para la actividad real, siendo la primera la razón de la segunda.