La titular de Ctera, Sonia Alesso, salió al cruce de la intención del Gobierno de derogar el régimen jubilatorio docente. “Como todo el paquete de reformas del macrismo, estas son medidas que lamentablemente ya conocimos: las vivimos en los 90. Y a iguales recetas, habrá iguales resultados”, advirtió en diálogo con PáginaI12. Cabeza de la mayor organización docente del país, Alesso se ve obligada en estos días a explicar que los docentes no tienen jubilaciones de privilegio, que se trata de una caja jubilatoria que no da pérdidas y que recortar esos haberes afectará la calidad de la educación.
–¿Qué establece el régimen jubilatorio docente?
–Que nos jubilamos con el 82 por ciento móvil, a los 57 años la mujer, a los 60 el varón.
–¿Cuáles serían las diferencias con el marco jubilatorio ordinario?
–Además del 82 por ciento móvil, está la forma en que se calcula el haber. Considera la especificidad de la tarea, la zona de frontera, los docentes especiales... es, precisamente, un régimen para la actividad docente.
-¿Quién paga las jubilaciones docentes?
–Hay provincias que cobran por la caja nacional y provincias que cobran por la caja provincial. Las condiciones para jubilarse dependen de cada provincia, pero cada vez que se tocó el régimen especial docente, o cada vez que hubo una ley de emergencia previsional, en las provincias sufrimos ajustes. No hay manera de evitarlo. Cualquier docente que haya vivido los ‘90 sabe que entonces no se jubilaba nadie. ¿Por qué? Porque la jubilación era tan baja que todo el mundo seguía trabajando. Te encontrabas con profesoras de geografía de 65 años dando clases, o maestras jardineras de más de 70 años. Es decir que no estamos hablando sólo de los derechos de los trabajadores. Es imposible que un docente pase 50 años al frente de un grado, es inviable en términos físicos. Todas las estadísticas sobre la salud de los maestros, hayan sido hechas por universidades, por la Ctera, o investigadores internacionales, coinciden en que un maestro que trabaje doble turno por más de 20 años se enferma, alguna dolencia profesional va a tener. Está el tema de la voz, de la columna, y de las enfermedades más vinculadas al estrés, el llamado el síndrome del burn out, que tiene que ver con el desgaste que la demanda de la profesión plantea. Que haya docentes obligados a dar clases por encima de la edad jubilatoria afecta la calidad educativa. Corta además el ingreso de los jóvenes docentes, que fue tan importante en los últimos años.
–¿Los maestros aportan el mismo porcentaje de sus sueldos que otros trabajadores?
–En la mayoría de las provincias aportan más, justamente para sostener este sistema. Por eso nuestra caja no es deficitaria. Además hay muchísimos más activos que pasivos. Hay que aclarar, además, que hay regímenes especiales para los jueces y diputados, pero de eso no hablan...
–Pero no hay otra actividad con tantos trabajadores como la docencia. La masa de aportes es mucho mayor...
–Efectivamente, porque de lo que se está hablando no es de mejorar el régimen ni sus condiciones, sino de ahorrar plata para pagar los intereses de la deuda: ese es el objetivo. Es una de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. El paquete de leyes completo está dentro de las recomendaciones del FMI para toda América Latina. En Brasil también están impulsando una reforma como ésta.
–Todo este avance se da en momentos en que se discute la reforma laboral.
–Nosotros rechazamos las tres reformas, porque entendemos que el paquete es idéntico a lo que se hizo en los 90. Las tres leyes (reforma laboral, previsional y pacto fiscal) en realidad son una sola, se combinan. Mediante el pacto fiscal, el Gobierno quiere que los gobernadores “armonicen” sus cajas jubilatorias, congelando las jubilaciones provinciales. Es decir que por un lado avanzan contra el régimen jubilatorio docente nacional y por el otro, a través del ajuste a las provincias. Esto ya lo vivimos. Y a iguales recetas, iguales resultados. Por mas que usen palabras bonitas ya sabemos cuál es el resultado: más flexibilización laboral es más hambre, más miseria y más ajuste. Ya vimos lo que pasó en los 90: los pibes llenando los comedores escolares, los maestros trabajando en las peores condiciones, los salarios precarizados y congelados... Si era tan importante esta reforma, ¿por qué no la plebiscitaron? ¿Por qué no la dieron a conocer antes de las elecciones? ¿Por que no les dijeron a los maestros que iban a hacer una reforma previsional, y a los trabajadores que iban a cambiar la Ley de Contrato de Trabajo?
–¿Cómo se derogó en el 90 el régimen jubilatorio?
–Con un decreto que firmó Carlos Menem. Logramos que se repusiera después de que asumió Néstor Kirchner, después de muchos años de lucha.
–Este año el Gobierno suspendió la paritaria nacional docente. ¿Quedó alguna vía de negociación abierta?
–Pedimos una reunión al Ministerio de Educación, que nos prometió citarnos después de las elecciones, pero no nos ha convocado.
–¿Qué efectos tuvo no haber discutido un piso salarial para todo el país?
–Se precarizaron tanto el salario como las condiciones de trabajo. Y aumentó la desigualdad salarial entre provincias. Hubo provincias donde los docentes han tenido aumentos salariales muy magros y otras que lograron condiciones. El ajuste tuvo grados distintos, pero nos tocó a todos. Por eso la Ctera tiene claro que esta es una pelea unitaria, porque el modelo de ajuste es un modelo nacional.
–¿Van a estar en la marcha que convocó la Corriente Federal con Pablo Moyano y las dos CTA?
–El 28 vamos a hacer un congreso nacional para discutir la adhesión a las marchas que se convoquen contra la reforma. Además, en todo el país vamos a pedir a los legisladores nacionales que fijen públicamente su posición sobre lo que van a votar.