“Había un chico que iba todas las tardes a la sala de ensayo de Lomas, pero no tocaba en ninguna banda, sólo le gustaba escuchar y, mientras tanto, dibujar. En la sala ensayaban El lado salvaje, Los brujos, La nueva flor, Chiquero. Algunos le preguntaban ¿y vos, qué tocás?, porque creían que él también era músico, pero no. Desde chico lo que más quiso hacer fue dibujar y pintar. Y justamente en eso sigue, siempre en compañía de la música. Escuchó muchos discos, presenció muchos ensayos y recitales. Para él las dos cosas estuvieron siempre muy relacionadas: rock y artes plásticas”, dice Rosario Blefari en una entrevista en la que habla de Matías Perego, quien se convierte en su amigo y termina haciendo el arte del disco “Calendario”. Además de inspirar la canción: “La huella espiralada”.

Perego es oriundo de Lomas de Zamora. Sus amigos lo definen como un disfrutador del arte, en contra de lo solemne. Desde chico empezó a experimentar con lo performático. Sus padres le habían regalado una polaroid a sus ocho años e iba sacando fotos a toda la familia. Pero con una particularidad, se había obsesionado con hacer retratos dónde cada uno de los miembros de la familia posara con la foto que él le había sacado antes. Una especie de mamushka conceptual que divertía a todos y daba señales de que ahí había un artista. Hijo de una peluquera, en los sábados que se hacían eternos, mientras su madre cortaba y peinaba, él colgaba en la vereda de enfrente sus dibujos y los ponía a la venta. Claro, lo compraban las clientas, con mucha simpatía.

Cuando terminó la secundaría, decidió hacer publicidad, carrera que pronto dejó cuando se enteró de que había un espacio para estudiar arte en el barrio: El Instituto Municipal de Arte de Lomas de Zamora. Al poco tiempo, también empezó a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Se armó una jornada de ocho horas dedicada a aprender y practicar técnicas, que forjó lo que sería después su rutina. El arte como un trabajo.

Como los materiales eran muy caros y no tenía dinero para comprar bastidores, empezó a robar carteles publicitarios. “Bueno, yo estudiaba un montón. Iba a la mañana a una escuela y a la tarde a otra. Me la pasaba viajando en tren. Pero no tenía tiempo de trabajar. Mis viejos me bancaban, pero no había plata para todo. Los carteles de chapa que había antes en las inmobiliarias servían para pintar. Mi papá era pintor de obra, entonces en casa había esmaltes, tachos de pintura que sobraban y yo usaba. Andaba por las noches con un alicate en el bolsillo para poder traerme los carteles” relata Perego, quien tiene su casa estudio en Lomas de Zamora, barrio del que nunca se quiso ir. Tiene un jardín, con muchas plantas, que aparecen en sus obras, al igual que los pájaros. “Para mí el barrio es fundamental. Hay naturaleza, pero no es el campo. Me cruzo con poca gente. Me gusta recibir personas, pero soy de salir poco. Ir a la capital es un tema por el transporte. Si hay algo que valga la pena el esfuerzo, voy, pero cada vez menos”, dice y recalca que estar alejado de CABA es también una ventaja. “Si viviera allá, tendría que ir a todos los lugares a los que me invitan. Por suerte, la escena artística es súper efervescente y pasan un montón de cosas. Pero me la pasaría yendo de acá para allá y no podría estar en mi estado de contemplación, acá en mi casa, con mis cosas, pensando en lo que tengo que hacer”, reflexiona.


Perego realiza cada tanto en su casa el evento Open Ranchito. “No me gusta tanto trabajar con galerías de arte. Entonces muchas veces hago estos eventos en mi casa, invito músicos a tocar, invito coleccionistas para que vean las obras, pero más que nada es un festejo que hago. Ordeno lo que estuve haciendo, lo monto, la pasamos bien, charlamos sobre arte”, relata el disfrutador.

“Pensar en la plata, es casi como la muerte, ¿no? Yo tengo esa teoría de que todo el mundo piensa en la muerte todo el tiempo o cada día. En un momento aprendí a lidiar con que la plata entra por oleadas en este rubro” dice reflexivo Perego, frente a la cámara. En una de las tertulias de su casa, Melisa Cámera le propuso realizar un documental sobre su vida. Así nació “Very Very Voraz” un film que refleja una parte de la vida de Perego, quien para Cámera es un artista plástico independiente que siempre se mantuvo fiel a sí mismo, desde un lugar de mucha honestidad artística.

Para la crítica, su obra explora la discordia, el encuentro y la solidaridad. En muchos de sus cuadros también incluye letras de canciones que dialogan con la pintura. Utilizando una combinación de acrílico, aceite, marcadores, madera y cartón crea sus piezas. Eclécticas, íntimas, en dónde opera sobre la tradición figurativa.

El artista acaba de descolgar la muestra “Los libros negros”. Se trataba de una serie de doce pinturas pintadas con óleo sobre contratapas de una enciclopedia de fines de los años ochenta. “Reutilicé esos libros para no tirarlos. Me vinieron súper bien como soporte y Lucila Inés, una cantautora que a mí me gusta muchísimo, con la que ya trabajé haciendo el arte de su disco anterior, se inspiró en estas obras para para escribir canciones y grabar un disco que se llama también los libros negros”dice Perego. El disco se puede escuchar en todas las plataformas desde ayer.

Los cuadros retratan plantas y frutas de forma naturalista. “La serie surgió con la intención de contar una luz diferente: la nocturna. Las obras tienen que ver con la oscuridad de la noche” explica Perego, quien el mes próximo inaugura “Mercado Local”, una muestra en Barcelona compuesta por más de treinta obras que pintó durante la pandemia. “Son retratos de mis plantas o de las frutas o verduras que compraba en ese momento, más algún producto de limpieza. Todas cosas de producción local que viajan a dejar de serlo en otra localidad. Cuando las cosas están producidas en Lomas de Zamora, por ejemplo con plantas que nacen en mi casa y viajan a transformar un poco el ecosistema de otro sitio, me parece súper interesante lo que puede darse en la recepción” dice.

También entre el 26 y el 30 de noviembre en la primera edición del Festival Internacional de Cine Super 8 de CABA se presentarán dos de sus películas.

Perego es también ilustrador y encuadernador de la reciente editorial de teatro, Los píxeles muertos. Para estar al tanto de sus próximas muestras se lo puede buscar en Instagram como @peregomatias.