Los Raviolis son una banda de rock para padres, madres e hijos, que se juntan para hacer música y catarsis sobre el lado B de la crianza. Las miserias y maravillas cotidianas van apareciendo durante el show y así, los espectadores saben que no están solos en la aventura. El doble discurso entre “lo que se debe hacer” y lo que finalmente sucede, cantado y llevado al extremo, vuelve a los Raviolis graciosos, patéticos, tiernos, reales y cercanos.
La banda está liderada por el “impredecible” Gabichu, Gabriel Wisznia, y su cómplice en escena, “la licenciada” Valeria Donati, sostenidos por “El conejo” Bruno Delucchi en teclados, “El insistidor” Juan Pablo Esmok Lew en guitarras, el groove afro-pampeano del “Profesor” Esteban Ruiz Barrea en bajo, el demoledor “Príncipe” Brian Ayliffe en la batería y la operación del sonido a cargo del “Padre” Bucci.
La banda se formó de casualidad. Sus hijos iban juntos a un jardín que se llamaba Margarita Ravioli. Un día, por un acto escolar, la directora les pidió que se juntaran e hicieran “algo” para el día de la maestra. “Y entonces nos juntamos, varios éramos músicos y salió tan bien y fue tanta la participación del público, de las maestras, los chicos y los padres que estaban ahí, que cuando terminamos dijimos si seguimos, nos tenemos que llamar Los Raviolis”, relata Wisznia. Algunos se quedaron con ganas de más, le veían futuro a la banda, y otros dudaban. Finalmente, después de unos años de noviazgo, como lo definen, se casaron y salieron a tocar. “Aprendimos a convertirnos en una banda profesional. Terminó siendo un emprendimiento económico y musical. Estamos formados como cooperativa de trabajo. También aprendimos a hacernos buenos amigos y a querernos mucho. Y a hablar en una lengua nueva, para nosotros, este lenguaje que está en el medio entre los chicos y los adultos, que a veces es difícil de entender, pero cuando venís a un recital lo entendés. Es como una nueva línea discursiva que es cautivante para los chicos y para los grandes también”, reflexiona Wisznia.
Cuando Raviolis empezó, sus hijos tenían entre cinco y diez años. Ahora ya son adolescentes, pero nunca sintieron vergüenza ajena de sus padres y para Wisznia es un logro que lo que hacen no les de “cringe”, como dicen los chicos. “Ahora que nuestros hijos crecieron, siempre pensamos en empezar a hablar de lo que es criar adolescentes. Algunos de nuestros hijos van al Carlos Pellegrini y el otro día pensamos que podríamos llamarnos Los Pelles. Pero ahí mi hija me dijo: ese es el límite. Y bueno. Me pareció que hasta acá estábamos bien. Fue muy lindo ir escribiendo y describiendo la crianza con estas ideas y con este modo divertido, inspirado en la tortura diaria que es criar chicos, ¿no? Así que lo vivieron bien y bancaron mucho el proyecto. Le gusta lo que hacemos a nuestros hijos, lo cual es raro. Yo creo que si fuéramos una banda que canta más para chiquitos, yo mismo hubiera entendido que me dijera: Basta papá”, cuenta entre risas, Wisznia.
En el espectáculo hay canciones sobre los derechos, pero esta vez de los padres y madres. Un nene neoliberal que se quiere comprar todo, una canción para los abuelos que le dejan hacer cualquier cosa a sus nietos, el mal negocio de comprar una mascota, una niñera que no viene y complica todo, la locura pandémica de las burbujas y las clases, un padre que arregla una cosa y automáticamente rompe otra peor, un nene al que no le sale la tarea porque no entiende nada.
También sonarán en los shows las canciones que se han convertido en sus hits: Pelotita de ping pong, El Resorte, los Bomberos voluntarios y por supuesto, el himno y bandera que ha sabido instalar la banda: “¿Por qué no te mandé al Turno Tarde?” que es el título de su primer disco.
“Hay una invasión muy difícil de combatir. Una batalla muy perdida para los padres y es la alienación en la que estamos hoy sumergidos por toda esta locura que estamos viviendo: es un desquicio absoluto la guita que necesitamos para vivir, el tiempo que nos insume eso, el 24-7 de estar laburando en el celu, nuestra misma falta de disciplina, la falta de lectura. Cada vez es más difícil encontrarles un refugio a los pibes. Cuando una madre, un padre o quien este a cargo de la crianza se ocupa de darle bola genuinamente a los pibes. Ellos agarran y hacen de eso músculo. Pero uno tiene que poder levantar la cabeza, mirarlos, criarlos, escucharlos”, reflexiona Wisznia sobre los tiempos que corren y cómo afectan la salud mental de padres e hijos.
Para Raviolis, la escena para infancias en la Argentina es nutrida y fue gracias a la inversión del Estado en los últimos años. Aunque, claro, la crisis económica se hace sentir. “El Estado antes fomentaba la contratación de propuestas como la nuestra. Nosotros hemos recorrido el país. Fuimos sembrando esta visión que para muchos padres generaba alivio desde el humor. La propuesta cultural desapareció a nivel país. Solo va a haber lugar para lo que imponga el mercado”, dice Wisznia.
La banda durante estos diez años ha recibido nominaciones a los Premios Gardel en dos oportunidades y se ha presentado en festivales y escenarios de todo el país y el continente. Quienes se acercan a los shows de Raviolis salen con mucha adrenalina. La propuesta es potente, lúdica e interactiva. El humor guía y conduce.
Por los festejos, pasaron por distintos lugares de la Provincia. Este domingo 3 de noviembre llegan al Cine Teatro Helios (Boulevard San Martín 3076, Ciudad Jardín). El show será a las 16:00hs. Las entradas se pueden adquirir en la página del Teatro. www.cineteatrohelios.com.ar.
El sábado 17 de noviembre visitarán Lomas de Zamora. El espectáculo será a las 17:00hs en Dandelion Teatro Bar (Larrea 350). Las entradas se pueden adquirir de forma anticipada en Meticketonline. La celebración por los diez años concluirá en un recital extendido el 1 de diciembre en el ND Ateneo. Las entradas ya están disponibles en Plateanet. Se puede seguir la agenda de Raviolis en sus redes sociales dónde además se puede acceder a escuchar sus discos @losraviolisrock.