LOS AMANTES ASTRONAUTAS 6 puntos
Argentina/España, 2024
Dirección y guion: Marco Berger.
Duración: 115 minutos.
Intérpretes: Javier Orán, Lautaro Bettoni, Mora Arenillas, Iván Masliah, Ailín Salas, Agustín Frías Silva.
Estreno exclusivamente en Cine Arte Cacodelphia y espacios INCAA.
“Marco Berger es uno de esos directores que no puede evitar incursionar una y otra vez en sus temas predilectos: sus películas siempre orbitan alrededor del deseo, lo prohibido, la represión de los sentimientos y los vínculos masculinos”. Con esas palabras describía el crítico de Página/12 Ezequiel Boetti la obra de Berger, a propósito de su film inmediatamente anterior, Los agitadores. Los amantes astronautas incorpora una serie de elementos novedosos en la prolífica filmografía del director de Un rubio, Plan B y Hawaii, aunque sin perder nunca de vista el fuerte apuntalamiento en esas coordenadas temáticas. La gran novedad, en todo caso, está dada por un tono cercano en esencia a la comedia romántica, aunque desde luego la película no pasa revista a los clichés más tontorrones del género ni, mucho menos, se desliza hacia el terreno de la heteronormatividad de los vínculos y emociones.
A grandes rasgos, el guion del propio Berger se concentra en la relación entre Pedro (Javier Orán), un joven español de visita estival en la costa bonaerense, y Maxi (Lautaro Bettoni), un argentino que acaba de separarse de su novia. Pedro y Maxi se conocen desde la infancia, ya que el primero vivió unos años en Argentina antes de regresar al terruño, pero estos muchachos de veintitantos ya no son aquellos púberes de antaño. Maxi deja en claro de entrada, en una de las primeras conversaciones en privado frente al mar (el rodaje fue realizado en Mar de las Pampas y balnearios vecinos), que su ex siempre le dijo que tenía algo “un poco gay”. La mirada de Pedro y los primeros chistes sobre pijas –o rabos, dependiendo de quién hable–, su tamaño, grosor, comportamiento y performance dejan sentadas las bases de un creciente compañerismo y amistad que, en más de una ocasión, se confunde, adrede o inconscientemente, con otras cosas. Como el deseo.
Ya en tren de bromear, compartir un cuarto en la atestada casa de veraneo donde están parando otra media docena de chicos y chicas (Ailín Salas regala un pequeño papel secundario), y salir de fiesta por las noches, el vínculo de los protagonistas pasa a otro nivel, al menos ante los ojos de los demás. Y es una apuesta perdida y su consiguiente “prenda” la que termina dándole forma a una clásica confusión shakesperiana: mientras los amigos consideran que Maxi y Pedro están noviando, ambos saben que eso es sólo una farsa para que el primero pueda, con algo de suerte, volver con su antigua novia, aunque las emociones y anhelos empiezan a parecerse, y mucho, a los del simulacro. Ganadores del premio a la Mejor Actuación en la competencia nacional del último Bafici, Orán y Bettoni entregan afinados papeles en los cuales los diálogos, ingeniosos y veloces, pero también los roces, miradas y gestos, terminan conformando un mapa del deseo, el sexual y el emocional.