El paro nacional realizado por los gremios que integran lo que se conoce como la Mesa Nacional del Transporte fue total. Así fue que en todo el país no despegó un avión, no hubo trenes ni subtes, no se prestaron servicios en los puertos, no zarparon los barcos, los peones de taxis no trabajaron y tampoco los camiones encendieron sus motores. Solo los colectivos de la UTA, a contramano, prestaron servicio y luego terminaron levantando el paro previsto para este jueves. Como aseguró el triunviro de la CGT y secretario adjunto de camioneros, Pablo Moyano, esta medida representó "el inicio de un plan de lucha" que, según comentaron los integrantes de la Mesa, van a llevarlo a seno del consejo directivo de la central obrera para que se sumen a lo que puede transformarse en un futuro paro general de la CGT. Motivos hay y de sobra. Lo expresó con claridad Omar Maturano de La Fraternidad: “Esto fue un rotundo rechazo a las políticas de ajuste del Gobierno y su ataque a las organizaciones sindicales”.

El gobierno tomó nota de la fuerza de la medida y fingió demencia. Funcionarios y asesores del Presidente se apuraron a mostrarse confiados en que --al final del día-- esta pelea con los gremios los beneficia. Hablaron de la cantidad de denuncias que llegaron a la lína 134, unas 1300. Pocas si se tiene en cuenta que esta huelga generaba complicaciones al momento de trasladarse al trabajo. El gobierno esperaba poder canalizar el malestar de la sociedad. Tal vez les faltó leer que sus políticas son las que provocan una inquina creciente. 

La medida de fuerza no fue exclusiva de estos gremios. Se sumaron los trabajadores enrolados en el gremio de la AFIP, docentes y también lo de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que realizaron 500 cortes y solo fueron reprimidos por la Gendarmería, una de las fuerzas de seguridad que controla Patricia Bullrich, en las puertas del predio clausurado de Mercado Libre en La Matanza. (ver aparte) La jornada de protesta contó también con el apoyo de ATE nacional, que se encuentra realizando un paro de 36 horas y de las dos CTA, que se encuentran en proceso de unificación.

Varias decenas de sindicatos enrolados en la CGT acercaron el apoyo a la Mesa Nacional del Transporte que, por su contundencia, entusiasmó a los organizadores con la posibilidad de sacar al resto de la conducción cegetista de esa anomia dialoguista con un sector del gobierno en la que están sumergidos en este último tiempo.

Los organizadores del paro consideran que están dadas las condiciones como para que el pleno de la CGT pueda llegar a recuperar el activismo de principio de año cuando lanzaron dos paros generales, uno de ellos con la imponente movilización de enero. Las razones de ese desinfle están, en parte, en problemas y contradicciones internas de la propia central obrera. Los sindicatos enrolados en "gordos" e "independientes", los de mayor cantidad de afiliados y que el triunviro Héctor Daer representa, tienen la costumbre histórica de ser más dialoguistas. 

Pero a esto hay que sumarle el "problema" político que, como recordó el piloto Pablo Biró en una reciente entrevista radial, no reprodujo acciones similares, desde su rol específico, a las medidas de acción directa de los gremios. Esto se tradujo, por ejemplo, que el oficialismo lograra aprobar en el Congreso la Ley Bases, no anular el DNU 70/23 y no logre frenar los vetos presidenciales. Algo así como que los gremios van a la calle, ponen el cuerpo, pero los legisladores le esquivan a la jeringa. Es, sin duda, un debate que todavía está abierto.

La evaluación

Poco después del mediodía, los principales dirigentes sindicales que integran la Mesa Nacional del Transporte realizaron una evaluación de la medida de fuerza. "Tuvo un acatamiento del 100 por ciento", afirmó Moyano.

Un grupo representativo de los gremios que organizaron el paro dieron una conferencia de prensa. Además de Moyano estuvieron Juan Carlos Schmid, por la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina (FEMPINRA); Omar Maturano, por La Fraternidad; Raúl Durdos, por el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Juan Pablo Brey, por la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y Pablo Biró, por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).

Brey afirmó que la medida de fuerza “trasciende un paro de transporte” y, en ese sentido, agradeció el acompañamiento de otras organizaciones y sindicatos. Maturano habló de la unidad demostrada y destacó que "los trabajadores no sólo cumplimos un rol fundamental para el desarrollo económico de nuestro país, sino también ayudamos a mantener conectado nuestro territorio y sostener nuestra soberanía nacional".


A su turno, Moyano destacó que este es “el inicio de un plan de lucha que va a llevar adelante la Mesa de Nacional del Transporte, ya que estamos defendiendo todas las modalidades de transporte: los cielos a los que quieren llegar los aviones extranjeros y que va a destruir la actividad aérea, los trenes con las privatizaciones, los mares, los ríos. Seguramente, si desregulan la tarifa del transporte de camiones internacional, nos van a invadir los camiones extranjeros por dos mangos, como ocurrió en los años 90”.

El dirigente camionero agradeció especialmente el apoyo de "los compañeros de las universidades, centros de estudiantes universitarios que realizaron distintas actividades y a los compañeros de los movimientos sociales que con camioneros y otros gremios han llevado adelante ollas populares en Constitución y en otra zonas”. Moyano no se olvidó del sector político: "Los que nos terminaron cagando fueron los diputados del peronismo que votaron que los trabajadores paguen ganancias, que le cagaron 12.000 pesos a los jubilados, que cagaron el aumento del presupuesto universitario. La clase política fue la que traicionó a los trabajadores”, advirtió.

Durdos del SOMU fue contundente al señalar que lo que se inauguró con esta huelga fue "el camino de la resistencia". Schmid, que supo ser triunviro, se refirió al desplante de la UTA y recordó que en uno de los paros contra Macri fue el gremio de Roberto Fernández el que decidió, a último momento, no adherirse a la medida de fuerza. Un dato al margen. Este jueves en Córdoba el gremio de colectiveros de esa provincia y que encabeza Emiliano Gramajo adhirieron al paro.

"No saben dónde se están metiendo", advirtió Biró. El líder del gremio de los pilotos señaló que "no tenemos producción de barcos, privatizan los trenes, las pymes quebradas. ¿A dónde nos quieren llevar? Los agravios hay que tomarlos de quién viene. Es un honor que este Gobierno, que no tiene ninguna sensibilidad, me ataque a título personal. Pero les digo que no soy cobarde". Por último indicó que "la unidad es necesaria y podemos generar un polo de oposición a estas políticas. Tenemos que cambiar la realidad para mejor y para eso se necesita diálogo genuino y no persecuciones”, dijo Biró.

La CGT y la UTA

Sobre el final de la jornada hubo dos novedades. Por un lado la UTA logró lo que buscaba al diferenciarse de la Mesa Nacional del Transporte, un acuerdo salarial. Levantó el paro previsto para este jueves aprovechando el temor del gobierno a tener dos días de medidas de fuerza y que se tradujo en aumentos progresivos que permitan elevar el sueldo básico a 1.322.136 pesos en diciembre. Esto resultó un "alivio" para la Casa Rosada.

Luego llegó el comunicado de la CGT que, haciendo malabares para no nombrar la medida de fuerza del transporte y mucho menos citar a sus dirigentes sindicales, repudió el uso por parte del gobierno de herramientas del Estado, como la aplicación Mi Argentina, para "demonizar organizaciones sindicales y perseguir a sus dirigentes". En esa línea dijo que "no hay lugar para el autoritarismo gubernamental ni para la incitación a la violencia".