Trabajadores del grupo Formas SRL Power China LTD cortaron este martes el acceso de la planta de Zijin-Liex en Fiambalá en reclamo de dos meses de salarios adeudados y la falta de pago de las cesantías.
Tras las medidas de fuerza, los 18 trabajadores lograron cobrar sus salarios. Pero no es el único conflicto con la minera china. Con las obras paradas por un giro inesperado en el plan de Zijin, las contratistas han dejado una polvareda de deudas por más de 156 millones de pesos a proveedores locales, quienes se reunieron la semana pasada con la empresa.
Despidos y denuncias por violencia
El proyecto de litio 3Q emplazó sus salares en la cordillera cerca del Balcón de Piscis y llevaba adelante la construcción de una planta procesadora en la ciudad de Fiambalá. Sin embargo, la obra se detuvo este año sin que la empresa haya dado información, aunque después de la visita de varios funcionarios del gobierno provincial a China, se manejó la información que la minera desistió de procesar el litio grado batería en Catamarca y que trasladará el mineral para procesarlo en una planta en China.
La parálisis de la obra ha provocado el retiro de empresas contratistas antes de los plazos previstos, la disminución de la planta de empleados en la minera y una ola de despidos.
A esto se suman denuncias por malas condiciones de trabajo y maltrato laboral que desde finales del año pasado han generado varias intervenciones sindicales y de la administración de justicia. El juez Marcelo González libró un oficio contra Zijin-Liex en el marco de una denuncia por violencia de género contra el gerente Liang Hao. El juez además exhortó a la empresa a realizar una capacitación en violencia de género.
El derrumbe social
“Al gobernador, decirle que aquí en Fiambalá viven seres humanos como él y debería velar por nosotros con controles sobre el medio ambiente, nos prometieron el oro y el moro y mire ahora, los únicos privilegiados son los que vienen de afuera, a mi hijo lo echaron así nomás, busque a ver si hay trabajo y dónde está el desarrollo que nos prometieron”, expresó un vecino.
Fiambalá es un distrito con 11 pueblos que se extienden a través de la cordillera de Los Andes, algunos de ellos con 15 familias solamente que históricamente se dedicaban al pastoreo y al tejido de lana. A la llegada de la minería contaba con dos periodos de gobierno peronista, que tomó el poder en 2015 tras unos 30 años de radicalismo dominado por la figura de Amado “Coco” Quintar.
En 2023 la intendenta Roxana Paulón iba por su tercer periodo, pero perdió las elecciones debido a una interna del peronismo y el radicalismo recuperó la intendencia.
Tras décadas de asistencialismo y la irrupción globalizadora, las nuevas generaciones abandonaron prácticamente los oficios tradicionales en los puestos y muchos emigraban al sur en busca de trabajo. La llegada de la minería consiguió el consenso social con promesas de los gobiernos y Zijin-Liex de trabajo y desarrollo.
Llegaron los empresarios chinos, una decena de empresas, camionetas, empleados de toda la región. Muchos emprendedores turísticos dejaron de operar para alquilarle sus alojamientos a las empresas constructoras, los comedores dejaron de cocinar para el turismo para hacerles viandas a las empresas. Sin mediar planificación ni medir el impacto, se pensó que la minería era la cura de todos los males, el resultado aparece con claridad en las palabras de una de las proveedoras afectada: “Todo llegó de repente y de repente ahora nos topamos como que fue un mal sueño”, dijo la mujer. “Ahora ya no hay muchos turistas como hace un tiempo y las empresas se van sin pagar las deudas y todo así, como siempre digo, un mal sueño, más de lo mismo, los chinos y los gobiernos se enriquecen y una a arreglarse como puede”, concluyó.