La DANA que sufre España ha dejado a su paso un rastro de destrucción casi sin precedentes en la historia reciente de este país. Las inundaciones torrenciales han arrasado buena parte de la provincia de València, pero también han afectado al este de Castilla-La Mancha y a una parte de la provincia de Málaga. De momento, se contabiliza un centenar muertos, pero todo apunta a que serán muchos más.

La DANA ha sido especialmente virulenta en la provincia de València, donde los muertos son al menos 92. Las inundaciones en la zona han sido las más mortíferas desde el otoño de 1957. Entonces murieron 87 personas. Todos los testigos de la tragedia repiten dos frases que resumen lo ocurrido: "Todo está destrozado" y "nunca había visto nada igual"

En Valencia los daños adquieren proporciones apocalípticas. No es una frase hecha, ni tampoco una exageración; basta con hacer un breve repaso a lo ocurrido desde el martes por la mañana para darse cuenta de ello: hay casi un centenar de fallecidos; los desaparecidos también se cuentan por decenas; varias poblaciones permanecen incomunicadas; miles de personas tuvieron que ser rescatadas del poder destructor del agua tras horas esperando en los tejados de los edificios o en los techos de sus coches; casi 1.200 personas seguían atrapadas el miércoles por la noche en diferentes puntos de las autovías A-3 y A-7 tras más de 24 horas de suplicio; miles de coches abandonados y destrozados en calles, carreteras y autovías; más de 70 carreteras han quedado cortadas o bloqueadas; los daños materiales en numerosos pueblos valencianos son incalculables; más de 1.100 efectivos de la UME trabajan sobre el terreno; la cobertura de los móviles va y viene y la comunicación es complicada; miles de personas también están sin luz y sin agua potable; la capital, Valencia, es una ciudad a la que no se puede acceder por tierra desde el oeste ni desde el sur, o si se puede es con mucha dificultad; no hay trenes y muchos vuelos han tenido que ser desviados.

Los efectos de las lluvias torrenciales se han notado con fuerza por toda la provincia de Valencia, pero las zonas más afectadas se sitúan en las inmediaciones de Llíria, donde pueblos como Chiva, Cheste, Vilamarxant, Riba-roja y Loriguilla, han sufrido una devastación nunca antes vista. También Requena, Utiel y Bunyol han sufrido una destrucción sin precedentes; lo mismo que en la comarca de l'Horta Sud, en la que los habitantes de Alfafar, Benetússer, Paiporta, Torrent, Aldaia, Mislata y Xirivella vivieron escenas dantescas.

Paiporta es una de las localidades más afectadas por la devastación de la DANA. Allí no llovió mucho, pero el barranco se desbordó tras no poder contener el agua que venía de más arriba, de la zona de Chiva, donde cayeron 491 litros por metro cuadrado en apenas ocho horas. En esas pocas horas llovió lo que en un año entero. "Tales cantidades de precipitación en tan poco tiempo son capaces de provocar, como hemos visto, daños catastróficos", señalaba este miércoles Rubén del Campo, portavoz de la AEMET.

"No le deseo a nadie vivir lo que hemos pasado en Paiporta con la DANA", explica Paula Sánchez, estudiante de 22 años. En esta población del área metropolitana de Valencia, a escasos diez kilómetros al suroeste de la capital, el nivel del agua superó ampliamente los dos metros. Allí fallecieron al menos 40 personas, 34 en el casco urbano y seis en una residencia de ancianos ubicada en las afueras de la población. "Entre los fallecidos hay menores, jóvenes, personas mayores, familias, hay de todo", informó este miércoles por la tarde Maribel Albalat, alcaldesa de la localidad.

Muchos en Paiporta se salvaron de milagro. Es el caso del padre de Paula Sánchez, quien se vio arrastrado por la corriente cuando el martes por la tarde volvía andando a su casa. Pudo salvar la vida porque se agarró a un árbol y después pudo acceder a un patio interior de una vivienda. "Se salvó por los pelos, pero tuvo que pasar la noche fuera de casa", detalla Paula Sánchez.

"Todo Paiporta está destrozado: parece que hayan caído bombas aquí. Da miedo solo con verlo. Tengo familiares que han perdido la casa y se han quedado sin nada. Delante de mí se han llevado a tres personas muertas. Todo es muy triste", narra con mucha emoción Paula.

Destrucción en Algemesí

Poblaciones más al sur de Valencia, como Algemesí, también sufrieron los devastadores efectos de la DANA. "Nunca vi nada igual", relata Pilar Calvo, quien se libró por unos minutos de ser arrastrada por el agua en esa localidad situada a unos 30 kilómetros al sur de Valencia. El martes a las 17.00 horas en su empresa le dijeron que se fuera a casa. A esa hora llovía mucho y ya era muy difícil circular en coche, pero aún se podía caminar por las calles de Algemesí. Pilar Calvo decidió regresar a casa andando. Apenas diez minutos después de llegar a su domicilio, su calle ya era "un río" con coches flotando.

Paiporta, Algemesí, Utiel, Requena, Chiva... En todos los pueblos por los que pasó la riada el paisaje tras el desastre es desolador: calles anegadas por el fango; casas destrozadas; coches apiñados los unos sobre los otros; muebles, televisores y toda clase de objetos domésticos desperdigados por todas partes. La limpieza se presenta como una tarea titánica. Pilar Calvo cuenta cómo ha sido el día de después en Algemesí: "Tengo la casa destrozada, igual que mi cuñada, igual que mucha gente. Se han perdido casas, coches y el barro llega en algunos lugares hasta las rodillas. El pueblo está muy desanimado".

Paula Sánchez también dibuja un panorama desolador en Paiporta tras la riada: "En las noticias no sale nada en comparación con lo grave que es esto. Hay gente desaparecida y más muertos de los que han informado. No tenemos agua, no tenemos cobertura y no podemos comunicarnos con nadie. He estado todo el día sacando barro y todavía hay gente atrapada en sus casas. Por ahora tenemos comida pero no hay supermercados abiertos: están inundados y destruidos; todos los establecimientos están reventados. Por ahora tenemos luz, pero no sabemos cómo avanzará la cosa. Esto es muy duro".

La canalización del Turia salvó a València

Si todos los pueblos del área metropolitana de Valencia y otros más alejados han sufrido la embestida del agua, la capital sí logró salvarse de la fuerza destructora de la riada. Francesc Domènech, residente en Valencia, explica que la clave para que no haya habido una tragedia en la ciudad es que "la nueva canalización del río Turia construida hace unos años ha actuado de barrera y ha evitado que todo se inundase".

"Pero en el resto de los pueblos, sobre todo al oeste y al sur de Valencia, ha sido una locura", detalla Domènech, quien recuerda que el martes a las 20.30 horas recibió, como muchos otros valencianos, una alerta por fuertes lluvias. Recuerda que en Valencia había un ambiente de tormenta, "pero luego no cayó ni una gota de agua".

Todos los testimonios hablan de que en cinco minutos se inundó todo. Domènech explica cómo se gestó la tragedia en muy poco tiempo: "En Paiporta o en Torrent tampoco llovió, pero cuando recibimos la alerta ya llevaba lloviendo durante muchas horas más arriba, en la zona de Utiel y Requena. Los barrancos se llenaron de agua y ya fue un tsunami imparable".

Aunque Domènech no ha sufrido los estragos de la DANA, confiesa que está "flipando en colores" y que le han contado "historias rocambolescas". Cuenta con un punto de emoción que "un amigo de toda la vida" vio cómo su casa en Paiporta fue tragada por el agua en cuestión de minutos, o como otro amigo suyo, profesor de educación infantil, le llamó el miércoles para decirle que un alumno suyo de tres años había muerto la noche anterior.

Paula Sánchez: "Todo Paiporta está destrozado. Da miedo solo con verlo"

En la misma línea que apuntaba Paula Sánchez, Domènech advierte de que las peores noticias pueden estar por llegar: "Hay mucha gente afectada. Hay pueblos donde todavía no se ha podido entrar y la información que tenemos todavía es muy limitada".

Los temores de Domènech y de Paula Sánchez tienen una base muy sólida. Así lo explica el primero: "Aquí en Valencia tenemos mucho miedo al agua por los precedentes históricos. En muchos edificios verás carteles de 'Hasta aquí llegó la riada de 1957' y cosas así. Hay una canción de Raimon titulada Al meu país la pluja no sap ploure (En mi país la lluvia no sabe llover) que resume ese sentimiento de los valencianos respecto a la lluvia".

Dos muertos en Castilla-La Mancha y otro en Málaga

Valencia es el epicentro de la tragedia, pero la DANA también ha dejado su tarjeta de visita en Castilla-La Mancha, donde al menos dos personas han muerto en Mira (Cuenca) y Letur (Albacete). Parte de la provincia de Málaga también ha sido escenario de la tragedia: allí se contabiliza un muerto, en unas inundaciones que se pueden considerar históricas tras el desbordamiento del río Guadalhorce.

En Málaga todo sucedió muy rápido, según explica el empresario Teodoro García, propietario de una fábrica de harina en la localidad de Pizarra. "Cuando yo llegué a mi fábrica, a las 09.30 horas de la mañana, aún se podía pasar. Dos horas después el río se había desbordado y ya lo había anegado todo. Hace mucho tiempo que no veía nada igual", afirma García, cuya fábrica ha sufrido cuantiosos daños.

Lo peor de todo es que la DANA podría alargarse hasta la próxima semana, pero con chubascos más dispersos, menos duraderos y menos abundantes e intensos. Este miércoles las precipitaciones se han concentrado en el Golfo de Cádiz y parte de Catalunya, mientras que este jueves y el viernes irá hacia el oeste de Andalucía y Extremadura.

Estado de shock

Como decía una de las personas afectadas, "no hay forma de prepararse para esto". Desde la Sociedad Española de Psicología Aplicada a Desastres, Urgencias y Emergencias (Sepadem), la psicóloga Gema del Pozo, en declaraciones a EFE, advierte de que la ansiedad, el estrés y estado de shock serán las principales consecuencias que sufrirán las personas afectadas por la DANA.

"Ahora mismo los afectados están en modo supervivencia. Los primeros indicadores psicológicos vendrán dentro de unos días, cuando todo ese nivel de estrés disminuya y empiecen a ver la realidad de la situación", sostiene la psicóloga.