Desde Villa Gesell

Los rescatistas que están trabajando en la montonera de escombros producto del derrumbe del apart hotel Dubrovnik y el contiguo edificio Alfio I de Villa Gesell avanzan en dirección a un sitio puntal sugerido por los perros de búsqueda que se utilizan en estas tareas de rescate, por lo que se prepararon tubos de oxígeno y permanece el estado de alerta naranja del hospital local. Además está trazado un operativo de evacuación en el caso de que sea necesario que alguna de las ambulancias abandonen raudamente el lugar, del mismo modo que está todo dispuesto para que pueda aterrizar un helicóptero sanitario en la playa a la altura de la Avenida Buenos Aires, a 150 metros de la zona de la tragedia.

Se presume que este foco de tareas es cerca de donde fue encontrado ayer por la noche el cuerpo de María Rosa Stefanic, la exdueña del alojamiento de diez pisos que se desmoronó en la madrugada del martes encima del edificio de departamentos Alfio I y hasta ahora ha dejado como saldo dos fallecidos, tres rescatados y seis desaparecidos.

María Rosa tenía 57 años y había vendido el apart hotel inaugurado en 1986, aunque igualmente ocupaba momentáneamente una de las unidades habitacionales junto a su sobrino Nahuel Stefanic, de 25, y a Dana Desimone, novia de aquel, de 28. El cuerpo de la mujer se encontró entre los escombros al cabo de la segunda jornada de trabajo y fue reconocido por sus familiares a partir de unos tatuajes que llevaba en su brazo izquierdo. Poco después también se halló sin vida el perro que vivía con ella.

Además de Nahuel y Dana, también se busca a cuatro obreros que habitaban el edificio sometido a una serie de refacciones que ahora investiga la fiscal geselina Verónica Zamboni para saber si fueron causales del derrumbe. En ese sentido, el ministro de Seguridad bonaerense Javier Alonso aclaró que las pericias sobre la construcción podrían realizarse recién una vez que se hayan removido todas las toneladas de escombros. De todos modos Zamboni está avanzando en declaraciones testimoniales de vecinos del lugar, allegados varios y también de otros cuatro albañiles que lograron escapar antes del desmoronamiento y están detenidos. Hubo allanamientos sobre distintos arquitectos que trabajaron en obras del Dubrovnik y también se intentará dilucidar la responsabilidad de la Municipalidad como contralor de estas tareas.

Las tareas de remoción de escombros afectan a más de 150 rescatistas, quienes forman parte con otras 200 personas del complejo operativo que incluye a policías de distintas fuerzas, médicos de distintas especialidades, personal de salud mental y Defensa Civil, entre otros. La manipulación de las miles de toneladas de los dos edificios derrumbados (el Dubrovnik tenía diez pisos, incluyendo sus dos subsuelos, mientras que el Alfio I otros tres) implica una tarea sensible no solo por la posibilidad de que haya vida debajo de los restos, sino también por las diligencias administrativas que ello implica. Además tuvieron que reforzar los tabiques que colocaron para apuntalar los túneles creados entre el cemento y ladrillo.