El precio de los alquileres para vivienda en Rosario subió hasta un 127% interanual durante el mes de octubre. La información se desprende del informe que realiza todos los meses el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), donde se destaca que alquilar un monoambiente en la ciudad cuesta en promedio 180 mil pesos. Para un trabajador que cobra el Salario Mínimo Vital y Móvil, alquilar un monoambiente se llevó un 66,3% de su ingreso. Si bien el relevamiento destaca una desaceleración de los precios en función de la inflación, también advierte que la caída en el poder adquisitivo de los salarios presiona para abajo los precios, por una baja en la demanda. “Los inquilinos no están en la mejor condición para alquilar porque los costos siguen siendo muy elevados y con sus ingresos pueden acceder a viviendas que se ajustan cada vez menos a sus necesidades de vida”, evaluó la economista Celina Calore, en diálogo con Rosario/12.
El informe del Ceso revela que, en promedio, el precio de alquiler que se encuentra en el mercado para un monoambiente es de 180 mil pesos, mientras que un departamento de dos ambientes sube a 250 mil pesos y de tres ambientes a 310 mil pesos. Solo un año atrás, los mismos alquileres costaban 89.500 pesos, 110 mil pesos y 150 mil pesos. En concreto, los aumentos interanuales fueron de 101,1%, 127,3% y 106,7%, respectivamente. Ninguno de las cifras contempla el valor de las expensas, que rondan en promedio un 15,9% del precio de alquiler.
A primera vista, lo que muestra el informe es una desaceleración de los precios de los alquileres por debajo de la inflación: mientras que la inflación interanual a octubre supera el 200%, el promedio máximo de aumento de alquileres se ubicó en 127%. Sin embargo, Calore detalló que la comparación se está haciendo con 2023, un año que tuvo “variaciones extremas” en el mercado de alquileres. En ese sentido, aclaró que no se trata de una baja en los precios, sino que los valores dejan de incrementarse al mismo ritmo que lo vienen haciendo “y a pesar de que se está desacelerando, sigue impactando en el bolsillo de los rosarinos”.
En ese marco, el relevamiento también mide el peso del alquiler en los salarios. Un jubilado que cobra 314.320 pesos –la mínima más el bono correspondiente– debe gastar el 57,3% de su ingreso para poder alquilar un monoambiente, sin incluir gastos de expensas ni servicios. Mientras que un trabajador que percibe el Salario Mínimo Vital y Móvil (271.571 pesos) debe destinar el 66,3% de su ingreso al pago del alquiler de un monoambiente. “Los inquilinos no están en la mejor condición para alquilar porque los costos siguen siendo muy elevados y con sus ingresos pueden acceder a viviendas que se ajustan cada vez menos a sus necesidades de vida”, explicó la economista.
Eso se refleja en otro dato publicado en el informe: un inquilino que vive en un monoambiente y decide mudarse a un departamento de dos ambientes para mejorar su calidad de vida, deberá pagar 70 mil pesos más por mes de alquiler. En tanto, para pasar de un departamento de dos ambientes a uno de tres, el adicional en el alquiler asciende a 60 mil pesos. “Este es el costo que soportan las familias cuando crecen en cantidad de integrantes y deben mudarse para evitar vivir en condiciones de hacinamiento”, detalla el informe.
Un 2023 distorsionado
Para Calore, la desaceleración de los precios en el alquiler se explica en función de un 2023 que tuvo precios extremadamente altos en comparación con otros indicadores macroeconómicos. “El año pasado, el ritmo de aumento de precios fue muy significativo. Hablábamos de variaciones muy por encima de la inflación, de la cotización del dólar y del Índice de Contratos de Locación (ICL)”, explicó la economista del Ceso.
“Lo que nosotros planteábamos en ese momento era que no había una correlación entre lo que el mercado estaba aumentando los precios de los alquileres con el resto de las variables macroeconómicas”, indicó Calore y añadió: “Este año el promedio empieza a desacelerarse respecto del año pasado, porque estamos hablando de que hubo valores muy extremos. Entonces, lo que se está viendo este año es una desaceleración, por debajo de la inflación”.
No obstante, la referente del organismo remarcó que la desaceleración no redunda en una mejora para los inquilinos, que siguen enfrentando precios elevados con sueldos que quedaron estancados. “Sabemos que los ingresos de los hogares están deprimidos, que se ha perdido mucho poder de compra y el precio del alquiler tiene un peso cada vez mayor en el presupuesto familiar”, expresó. “Esto es una desaceleración respecto a un año anterior donde los precios del mercado no tenían una justificación y crecían por encima del resto de las variables”, resumió.