El 22 de octubre, a 22 años de su partida, cientos de cooperativistas nos reunimos en el Centro Cultural de la Cooperación y otros 5200 más participaron virtualmente con el propósito de homenajear al histórico dirigente del cooperativismo argentino Floreal Gorini. Fue un encuentro y reencuentro, entre aquellos que abrevamos de su idealismo y militancia social, cultural y política, en pos de construir un movimiento cooperativo con un sentido transformador aglutinante de vastos sectores sociales, en la búsqueda de siempre por conquistar una sociedad auténticamente democrática sustentada en los valores del humanismo solidario. A lo largo del acto, el lema convocante “Floreal siempre presente”, fue cobrando emotividad por la recordación de su trascendente aporte a la creación y posterior desarrollo de este movimiento social y cultural cooperativo, amalgamado a su impronta de visionario y constructor, su coherencia entre el decir y el hacer, desplegando en la vida ese atributo tan infrecuente de vivir como se piensa. 

Ante todo, Floreal fue un militante político y social; que valoró siempre la necesidad de combinar ambos propósitos, particularmente en los momentos de reflujo de luchas populares y exaltación de las ideas individualistas, negadoras de todo proyecto colectivo. Fue un destacado dirigente del gremio bancario, creador y notable organizador del movimiento cooperativo de crédito, y el inspirador y fundador de la fecunda idea de crear el Centro Cultural de la Cooperación, ya una realidad, patrimonio de la cultura nacional, que hoy lleva su nombre.

En las antípodas del pensamiento goriniano, el actual gobierno anarcolibertario representa los intereses de las corporaciones capitalistas locales y los financistas de Wall Street y Londres, se propone aplicar un experimento inspirado en anacronismos ideológicos de ultraderecha, arrasando conquistas sociales, enajenando al patrimonio público y nuestras riquezas naturales, para lo cual utiliza instrumentos de trágicas experiencias políticas de la Argentina.

Rememorar el pensamiento de Gorini, nos advierte sobre la peligrosa encrucijada en que se encuentra la Argentina. Desde la propia Presidencia de la Nación se promueve la destrucción del mercado interno vía apertura de las importaciones, caída del salario y jubilaciones y un nuevo ciclo ruinoso para las pymes. Se aplica la perimida doctrina de la hipervalorización del mercado y sus corporaciones como asignadoras de los recursos, unida a un relato que reivindica y demanda un individualismo inficionado por el odio, banalidad y desprecio por la diversidad. Incluye el negacionismo de los crímenes cometidos por los genocidas, la subordinación a sus admiradas potencias de Estados Unidos y el Reino Unido en materia de relaciones exteriores, y el desprecio y ataque a las instituciones democráticas. Así es que el escenario social y cultural va cobrando ribetes desgarradores: más de 5 millones de nuevos pobres en tan solo 10 meses, entrega de nuestros recursos naturales con normativas propias de un régimen neocolonial con la ley Bases como ariete, desfinanciamiento de la educación y la salud y caída de la actividad económica, a excepción de las ramas primarizadas y extractivistas. Un combo ultraliberal que irrumpió inesperadamente con su caballo de Troya del “ajuste a la casta” y el superávit fiscal como fetiche al que se debe adorar. 

A partir de estos simbolismos discursivos, el gobierno pretende esconder su modelo basado en potenciar la acumulación de riquezas en los sectores más concentrados a costa del ajuste a las clases medias y populares, quienes serán una vez más víctimas propiciatorias en el altar de los multimillonarios. “¿Si no es ahora, cuándo?”, reafirmó el establishment en el coloquio IDEA, confesando que se proponen aprovechar la piñata que le ofrece su presidente.

Floreal afirmaba que “el país se hace de adentro, o no se hace” fortaleciendo al mercado interno y los salarios, favoreciendo la vida cotidiana de las familias argentinas. Un modelo independiente, democrático, con justicia social y solidario, que afirme una sociedad civil y política creadora de nuevos espacios de participación ciudadana, y con una cultura que se nutra de la herencia educativa y cultural generada por nuestro propio pueblo, y que recoja la riqueza de la cultura universal.

En la celebración del logro de su banca en el Parlamento Nacional en 1995, Floreal dijo: “nos oponemos sin concesiones a este modelo de capitalismo fundamentalista de mercado que entrega el país a la voracidad de los acreedores externos comandados por el FMI, los grupos económicos locales, los Pérez Companc, Macri, Roggio, Pescarmona y las corporaciones transnacionales, los que están obteniendo grandes ganancias, en tanto aumenta el empobrecimiento de la mayoría”. La descripción mantiene viva su vigencia. Justamente la reciente visita a la metrópolis de los prestamistas fue coronada por esas clásicas fotos de funcionarios de países endeudados que concurren a entregar sus tributos al conquistador, en este caso a los burócratas del FMI. La postal del “Toto” Caputo con Kristalina Georgieva transmite la orden clásica: “van bien pero deben seguir ajustando”. La directora del FMI, Georgieva fue cristalina: “el nuevo acuerdo tenemos que pensarlo juntos”. Una frase monótona tomada de su manual de procedimientos, aunque el mensaje verdadero es una suerte de: muchachos, ustedes ya nos deben 45 mil palos, ahora paguen y sigan apretando al pueblo para juntar los dólares que nos deben. El muerto de la Argentina es el más grande de nuestra historia. Ya que estaba, no pudo evitar preguntarse ¿quién habrá sido el chiflado que le dio a estos tipos tamaña montaña de nuestra sagrada moneda? A pesar de estas “reflexiones”, una foto no se le niega a nadie.

Volviendo a Floreal y a su legado, valoramos la actualidad de su convocatoria por sostenernos en la disputa cultural, "madre de todas las batallas”, y hacernos fuertes en la militancia, en el barrio, en las escuelas y universidades, en los hospitales y trabajos, en el partido político, en centros culturales, de jubilados y feministas. En todas aquellas instancias de participación ciudadana, la militancia política implica escuchar y dar la palabra; dar sentido y clarificar; con el corazón y con la razón, y siempre con solidaridad. Porque sin ella, decía Floreal, no hay futuro.

*Secretario General del Partido Solidario. Director del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini"