El 98,3% de mujeres periodistas sufrió agresiones o insultos aislados, un 85,6% manifestó haber experimentado hostigamiento o trolleo, y el 45,9% fue víctima de acoso sexual o amenazas de violencia sexual. Las cifras dimensionan la gravedad del fenómeno en el informe "Muteadas: el impacto de la violencia digital contra las periodistas", realizado por Amnistía Internacional y que constituye herramienta de soporte en los dos proyectos legislativos presentados esta semana, para tipificar como delitos en el Código Penal la suplantación de identidad y el hostigamiento digital, prácticas que afectan específicamente a las mujeres en entornos digitales.

Es imprescindible que el Estado se haga cargo de la violencia digital, aunque sepamos que hoy el Estado está en manos de un gobierno que niega la violencia de género. Pero esta legislación va a sobrevivir al gobierno actual y marca una agenda política. Esto es el feminismo, la construcción de una nueva humanidad, de un cambio cultural”, dijo la autora de las iniciativas, la diputada Mónica Macha, de Unión por la Patria (UxP), que encabezó el encuentro junto a la activista mexicana Olimpia Coral Melo, impulsora de proyectos sobre violencia digital en la región, y quien le dio nombre a la ley que en Argentina incorpora la violencia digital como una de las modalidades de la violencia por motivos de género a la Ley 26.485.

“No sólo somos víctimas y sobrevivientes, somos quienes hicieron una ley. Hay que hablar desde la raíz del problema y somos las niñas y las mujeres las más afectadas por la violencia digital sexual. Hoy vivimos una cultura de la hipersexualización. Y vamos a hacer el protocolo Ema para que nunca más una escuela no sepa qué hacer frente a la violencia digital”, enfatizó Olimpia en referencia a Ema Bondaruk, la chica de 15 años que se suicidó después que se viralizara un video sexual suyo.

“Me sumo a esta lucha para que la muerte de Ema no sea en vano”, sostuvo su madre, Laura Sánchez, durante la jornada a la que también asistieron Lucila Galkin, directora de Género y Diversidad en Amnistía Internacional Argentina; la abogada Florencia Zerda, la activista Raquel Farfan y Florencia Villegas, sobreviviente de violencia digital. “Nuestra lucha empezó muy desde abajo y seguimos poniendo el cuerpo”, remarcó Villegas. A su turno, Galkin confirmó que “el hostigamiento digital a mujeres periodistas se da cuando se cubren temas de aborto, violencia de género o educación sexual”.

Ambas iniciativas prevén penas que se agravan en caso de odio de género, y fueron redactadas con sobrevivientes de violencia digital y expertas de las organizaciones Ley Olimpia Argentina y GENTIC.

El proyecto sobre Hostigamiento digital da respuesta a los ataques sistemáticos que padecen las mujeres en los entornos digitales con efectos de disciplinamiento y silenciamiento de sus actividades. Abarca las formas más comunes de acoso digital, como el stalking, el doxxing “y los contactos no deseados a través de las TIC, cuando estos alteran el normal desarrollo de la vida de la víctima”, explicó Macha.

En tanto que el proyecto sobre Suplantación de identidad responde a una práctica creciente en entornos digitales, en la que se crea y/o suplanta una identidad digital usando los datos y características que identifiquen a una persona física o jurídica, con la intención de cometer un delito o causar un perjuicio. “Se utiliza para cometer, por ejemplo, estafas cibernéticas o fraudes financieros -detallaron-, pero también puede usarse para difamar o instigar abusos sexuales u otros delitos contra la víctima, difundir sus datos personales, material íntimo, sexual o de desnudez, para realizar acosos digitales, extorsiones, enviar malwares a tercerxs y otras conductas maliciosas.”