Cuando la sorpresa dejó de serlo, el resultado se hizo previsible: la plaza San Martín se colmó ayer de fans de Fito Páez, que eligió a Rosario para impulsar el lanzamiento de La ciudad liberada, el disco que Sony pondrá a la venta hoy en todo el país. Y fue un concierto intenso el que el músico rosarino brindó sobre el escenario montado en la ochava de Córdoba y Dorrego, en su barrio natal, donde repasó tres de los temas que forman parte de su nuevo trabajo y los acompañó por un set de hits que fueron celebrados por más de diez mil personas.
Rumoreado por las redes sociales durante la tarde del miércoles, y ratificado luego por los medios de prensa que obviaron los pedidos de la producción, el concierto-sorpresa de Fito en la plaza San Martín se convirtió en plan organizado para los miles que ayer decidieron acompañar al rosarino en el lanzamiento de un disco que tuvo al celebratorio "Aleluya al sol" como corte de difusión. Una canción con los crescendos característicos de los hits de Páez y que ayer por la tarde, con puntualidad, abrió el show pasadas las 19.
Acompañado por Mariano Otero en bajo, Juan Absatz en teclados y programaciones, Diego Olivero y Juan Agüero en guitarras, Gastón Baremberg en batería y Flor Croci en coros, Fito cumplió con el carácter de lanzamiento formal con la trilogía de apertura: "Aleluya al sol" enlazó con "Tu vida mi vida" --serena balada que remite a los tiempos de Ey-- para pasar al tono grave y fraseo rapeado de "La ciudad liberada", canción que explota en un rock furioso que conecta directamente a Ciudad de pobres corazones. Un dato no menor: sobre el cierre del concierto, Fito dio las pistas necesarias para que, horas más tarde, algunos cientos pudieran reencontrarlo en la Sala de las Artes, donde por la noche interpretó íntegramente ese disco, a treinta años de su edición.
El público presente en la plaza también tendría su momento de hits: sobre la base misma de la grabación de la canción original, Páez lanzó "Circo Beat" y, a su término, marcó un cambio de rumbo y solo al piano ofreció un set improvisado que intercaló frases y estribillos de "Tema de Piluso", "El amor después del amor" y "Un vestido y un amor". Fue entonces cuando Fito dejó que fuera el público el que cantara aquello de "todo lo que diga está de más...", dando lugar al momento de mayor comunión de la tarde-noche, al reencuentro franco entre un artista que parece decidido a volver a su ciudad en forma, sin artilugios ni impostaciones. Con canciones, las (buenas) nuevas y las eternas.
Y entonces sonaron "Brillante sobre el mic", "Ciudad de pobres corazones", "A rodar mi vida" y "Mariposa teknicolor". Todas potentes y afiatadas. Todas celebradas por un público que respondió a las arengas del ídolo. Que prendió sus "telefonitos" ("Vamos, no tengan miedo, no está mal ser cursi un ratito", franqueó Fito), que revoleó los trapos, que acompañó con aplausos y respeto a la dedicatoria a la tripulación del ARA San Juan, a los agradecimientos a las autoridades municipales, a la productora All Press y a la discográfica Sony, que posibilitaron el concierto gratuito.
Un público fiel que completó el carácter celebratorio de un encuentro que vio frustrado su carácter sorpresivo, pero que asombró con ese breve set de novedades. Porque esas tres canciones de La ciudad liberada presagian algo bueno, remitiendo y conectando con algunos de los mejores momentos de la rica discografía del rosarino que ayer volvió a casa.