"Nosotros somos los Corleone. No hablamos mucho", dice una voz en off que se siente amplificada por un micrófono. Lo que la acompaña es la ciudad de noche, pero no cualquier ciudad: es Bahía Blanca, que en los noventa acunó su propia escena rockera alternativa, alejada del centro. El protagonismo de la ciudad austral es total para contar la historia de la banda de culto los Corleone en "FAN", el documental de Murci Bouscayrol que narra al power trío que duró poco menos de un año, pero que dejó una huella en toda una generación de adolescentes.
En la segunda mitad del año 1992, en Bahía Blanca existieron Los Corleone, un trío de rock. Eran, y todavía son, Pedro Giorlandini, voz y guitarra, quien "respiraba como un artista"; Julián Pessi, bajo jazzero, y Búho Briglia, un batero que "había que ir a buscar". "Como muchas otras bandas y artistas, en cualquier parte y en cualquier época, se disolvieron rápidamente sin llegar a conocer el éxito". Pero igual, se les hace una película. En febrero de 1993 los Corleone realizaron su recital más emblemático en el Teatro Municipal de Bahía Blanca a sala llena. Venían de tocar todos los fines de semana, de realizar un par de shows en capital con buenas críticas de la prensa porteña. Esa presentación en el Municipal sonaba a consagración. Nadie podía imaginar que sería su último concierto.
Mientras recorren las calles de la ciudad portuaria reflexionan sobre su brevísima y vertiginosa historia, la escena artística bahiense de los ‘90s, el boom del rock alternativo y la centralidad de Buenos Aires en cuanto a lo cultural. Pero la película, amorosa y concisa, olvida que existen parámetros para medir quién merece que se cuente su historia o no. Se olvida de los registros y las crónicas, las notas y el estrellato, y pretende ser un testimonio de una época pasada, que sólo cuente la relación de una ciudad con su sonido, y con un grupo (grande) de ya no tan pibes. Eso se lo da la voz de los fans, de varios fans, que tienen el mismo protagonismo que aquellos que, aún hoy, forman parte de la banda.
Con su bebé de cuatro meses en brazos, Murci Bouscayrol alcanza a atender el teléfono para contar por qué la película es la película. Como muchos rockeros, estuvo peleado con su ciudad hasta hace poco: "soy muy crítico de Bahía Blanca, pero lo cierto es que éramos muy felices". El under alternativo de los noventa lo crió, y afirma que todavía más que la FADU, donde estudió Imagen y Sonido: "en realidad mi formación es esta, la Bahía de esa época. De la UBA, imagen y sonido, pero el contacto con la música, los anhelos y los sueños, vienen de ahí". Cuando iba al colegio ya tocaba en una banda, e iba a ver las bandas de otros. Fue en esa relación que se dió lo suyo: su primer grupo se creó después de ver tocar a Los Corleone. Y aún más, junto con sus amigos se siguen juntando a escuchar esos acordes cada tanto.
"Yo no le tenía que pedir plata a mi viejo para salir cuando iba al secundario, porque tocaba todos los fines de semana y me pagaban. Tenía un arreglo de que a medida que me fuera bien en la escuela, que hiciera lo que pinte. No es que me ganaba dinero para poder vivir solo cuando tocaba, vivía con mi padre. Los Corleone también vivían con su padre. Pero lo cierto es que había algo que más o menos funcionaba para que funcionaran los proyectos musicales; no, para que existieran, no para que funcionaran. Creo que sigue estando ahora también en un borde en el que vos podés tener una banda, pero para poder realmente vivir, para poder articular toda tu vida en torno a tu proyecto musical, necesitás dar un paso que creo que eso es lo que significa Buenos Aires", dice como diagnóstico de por qué no.
Su amor por la música nunca se fue, y se dedica a musicalizar películas y series. El hombre que hace música original a la medida de cada película hizo su primera como realizador, a medida de los adolescentes de ayer. Con la idea de contar sobre aquella mítica banda y algo trabado escribiendo el guión, se puso a buscar filmaciones viejas "a ver qué veía". "Tenía material desde principios de los noventa, filmandolos a ellos, así que les pedí más cosas. Y dije acá ya está la película. No hay ni que producir nada. Hay que ponerse a editar nada más", afirma.
Cuando hizo un primer corte, pensó que quedaría "como algo nuestro". "Lo pensamos como un relanzamiento de la banda en un momento. Podríamos hacer un disco y que esto salga como un documental de YouTube". Pero al mostrarsela a los muchachos de la banda, comenzó a crecer. Inteligentemente, la escena del visionado (en un estudio de música, por supuesto) está dentro de la película. Entendiendo que no existiría film sin aquellos que formaron parte de la banda decidiendo sobre su propio destino.
En la película alguien dice que Bahía Blanca en 1992 era "el mejor lugar del mundo para el rock". Para el rock barrial, que no da éxito pero sí mucha esperanza. "Había una sensación de "si estos tipos acá están haciendo esto, se puede". No pasaba por la televisión. Ver que se podía hacer algo muy bueno con las cosas que estaban en los lugares y con las cosas y con la gente que estaba a tu alrededor", dice.
"Yo separo lo que es el fan del fanático. Sobre todo en esta época, con el fanático que tenemos de presidente. No se trata del fanatismo. Yo escucho a los Corleones hoy como escucho a los Beatles. Yo escuché los Corleones antes de escuchar Nirvana. Y nos rompió la cabeza", afirma.
Y continúa haciéndolo. La película tendrá una proyección este sábado, en la primera Feria de la Música que organiza el Instituto Cultural de Bahía Blanca e incluye charlas, seminarios, un concurso de bandas emergentes, entre otras actividades para los melómanos. Pero el verdadero evento llegará después de la película cuando tocarán Los Corleone, que jamás formarán parte del pasado sino del presente, para todos aquellos que no conciben que algo muera si sigue generando la misma emoción. Por algo la película se llama FAN, y no, los Corleones.