“El consumo interno ha bajado preocupantemente, como bajó en todos los alimentos”, afirma Pablo Villano. Al frente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel), que cuenta con más de 250 miembros en la provincia de Buenos Aires, se hace eco del último informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) que muestra una caída de casi el 13 por ciento en el consumo de leche por habitante entre enero y septiembre de 2024, respecto a igual período del año pasado.

Este descenso enciende otra alarma en Villano, y es que se trata de un valor promedio de consumo. Es decir, generaliza un indicador que, en el último documento del OCLA, es de casi 166 litros anuales por persona proyectado para este año. “Pero no es lo mismo San Isidro y Pilar que pueden llegar a consumir 400 litros que en barrios de La Matanza donde no superan los 50 litros anuales”, subraya en diálogo con Buenos Aires/12.

El impacto en la provincia de Buenos Aires no es menor, porque es donde están instaladas más de un tercio de las pymes que representa Apymel, y es la tercera provincia que más leche produce en el país, detrás de Córdoba y Santa Fe. "Pero por muy poquito", remarca Villano.

“Es una muy preocupante y triste realidad”, sostiene. Sucede que en los últimos días se publicó el último informe del Observatorio que afirma que entre enero y septiembre de 2023, el consumo per cápita fue de 142,2 litros de leche, mientras que en 2024 fue de 124,3 durante el mismo período. El dirigente indica que la media histórica es de 200 litros anuales, y hubo picos de hasta 220, pero el mismo documento del Observatorio pronostica que el año terminaría con un consumo que no llegaría a los 166 litros anuales por persona.

Como integrante de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), remarca que, en el último tiempo, se observa que en el conurbano se consumen más hidratos de carbono y azúcares que proteínas. Esas proteínas tampoco estarían llegando desde la carne bovina. Según el último informe del CEPA liderado por el economista Hernán Letcher, el consumo a nivel país no repunta y en los primeros nueve meses del año registró una caída de más del 12 por ciento respecto a igual período del 2023.

Incluso, el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario sostuvo que el consumo per cápita de carne bovina promediaría en 2024 44,5 kilogramos por habitante, el valor más bajo en 110 años y equipararía por primera vez el consumo de carne aviar. “Esto es el reflejo de la menor capacidad de compra de los salarios, donde el promedio ponderado del Índice de Salario del INDEC, registra una retracción en términos reales, de 10,4 por ciento en los primeros ocho meses del gobierno de Javier Milei”, afirmaron en el CEPA.

Para Villano, el consumo de leche en los primeros tres años de vida “es vital” para los chicos, pero también lo es para los adultos mayores para hacerse de la dosis de calcio necesario que aminore los riesgos de, por ejemplo, enfermedades como la osteoporosis.

“Antes había más contención escolar y desde los comedores, y hoy uno escucha que hay quejas porque no llega la comida cuanto la cantidad de pobres aumentó, y eso es una situación dramática”, afirma el dirigente lechero.

Respecto al futuro, Villano explica que la producción lechera está en un escenario de mejoría. Señala que, no haber tenido una buena producción previa a la “devaluación e hiperinflación” que se ejecutaron durante los primeros meses de la gestión de Milei, salvó a muchas Pymes del sector. Pero, como se está revirtiendo el escenario tras una histórica sequía que golpeó al mundo agrícola ganadero, en 2025 puede haber mayores consecuencias si no mejora el consumo.

“Empieza a haber acumulación de stock porque teníamos menos por la producción baja, así que entró más leche, pero no se vende en la misma medida”, afirma.

“Por lo menos las exportaciones también vienen mejorando, aunque las pymes representamos el 15 por ciento del total de los exportado, pero esperemos que siga así, aunque no me pidas un pronóstico de que hará el presidente”, advierte el titular de Apymel.

De las más de 600 pymes que componen a la asociación, unas 25 están exportando y otras 20 están en proceso de cumplimentar los requisitos para hacerlo. "En el mercado internacional no podemos decir que esta bajo el precio de leche, pero sí que tenemos un precio alto en el país y un tipo de cambio no rentable", apunta Villano. 

"Hay que tener en cuenta los altos costos impostivos, el costo laboral que no es el salarial, sino lo que rodea a ese salario, y el costo energético, así como el logísitico y muchos de los insumos, porque no hay que olvidar que se liberaron todos los precios y hubo aumentos importantes como el combustible", explica.

Los números

El último informe del Balance lácteo de enero a septiembre que realizó el OCLA, se destaca que el consumo per cápita de leche cayó un 12,6 por ciento respecto a igual período de 2023. En lo que respecta al consumo diario de leche, mientras que el año pasado se ubicaba por encima del medio litro, hoy está en 0,454 litros. El consumo total durante enero y septiembre de 2023 en el país fue de 6.635 millones de litros de leche, pero en 2024 fue de 5.852 millones.

Los descensos nos fueron solo en el consumo. En lo que respecta a las ventas de productos lácteos en litros de leche equivalentes, el Observatorio señala que la caída en los primeros nueve meses de gestión de Milei fue del 11,1 por ciento. Las caídas mas violentas se perciben en los postres y flanes, con un desplome del 53,2 por ciento y en las leches chocolatadas o saborizadas, con casi un 41 por ciento menos de ventas.

Pero hay índices que encienden más alarmas. La venta de leche en polvo, uno de los insumos más comunes en la entrega de mercadería en merenderos y comedores, las ventas cayeron un 37,7 por ciento en todo el país. Hay más de un 11 por ciento menos de venta de leches no refrigeradas y más de 7 por ciento en las refrigeradas.

Mientras que en 2022 y 2023 las ventas de ambas leches se ubicaban alrededor de los 325 mil litros durante los primeros nueves meses del año, cayó a 302 mil en 2024. Todo este escenario, resalta Villano, hubiera sido mucho peor si las pymes hubiesen estado sobre stockeadas.

De cara al 2025, Villano señala que hay que aguardar a los resultados de la cosecha y el posible ingreso de dólares. “También es época de elecciones, habrá que ver qué franja de la población le preocupa atender al gobierno porque, evidentemente, la disminución en el consumo de alimentos está en la clase media o baja”, indica. “Creo que en 2025 se buscará reactivar el consumo y creo que peor que este año no va a ser, aunque no sé si es un deseo o un pronóstico”, sostiene el titular de Apemyl.  

Los problemas de consumo

Villano detalla que el consumo de los alimentos viene cayendo, pero el escenario de números en baja es algo generalizado. Así lo indicó el último informe elaborado por el Banco Provincia, donde se observa una caída del 20,3 por ciento en el consumo a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires. 

Se trata de los resultados arrojados por el índice Banco Provincia que elabora la Gerencia de Estudios Económicos de esa entidad financiera a partir de los pagos que realizan 9,6 millones de personas usuarias de Cuenta DNI y 3,8 millones de tarjetas de crédito y débito. Según el informe, la retracción acumulada entre enero y septiembre alcanzó el 22,3 por ciento, ubicándola como la peor desde el 2016, el primer año del cual se tienen datos para elaborar el relevamiento. Supera incluso a la producida durante la pandemia de Covid-19 en 2020.

“Desde fines del año pasado, las subas de los precios de la electricidad, el gas, los combustibles y el transporte público triplicaron a la de los salarios privados. Las opiniones coincidieron en identificar esta relación como el factor fundamental de la ausencia de recuperación del consumo, la cual, en realidad, pudo haber sido todavía más grave si no hubiesen aparecido los recientes programas de financiación canalizados a través de las tarjetas de crédito”, añade el informe.

El análisis hecho por la banca pública bonaerense detalla que la caída del consumo masivo fue particularmente severa en rubros como supermercados y alimentos, con una contracción cercana al 30 por ciento interanual en septiembre. Luego se ubicaron la Construcción y vivienda con un desplome del 29 por ciento, el Electro con 24, el rubro Ferretería y bazar, con un descenso de casi 20 puntos, y Librerías con una retracción del 19 por ciento.