La sopa instantánea
Para Corea, la sopa instantánea (le dicen ramyeon) es mucho más que un tentempié de urgencia: con el consumo per cápita más alto del mundo, esas sopas típicas que vienen en bolsas multicolores con fideos, verduras y condimentos, son parte de la cultura local, emblema de una cocina rápida de sabores intensos y practicidad máxima. Los que fueron a Seúl, lo saben: abundan allá las máquinas donde comprar estas sopas, ponerles agua en el momento, y comerlas ahí mismo. Eso representa Asia Delicioso, nueva propuesta en Caballito, autodefinida como “casa de ramyeon”. Su ideólogo se llama Min, segunda generación de inmigrantes coreanos en Argentina, que supo dedicarse al rubro textil pero que descubrió en la gastronomía una pasión impensada.
El local es simple: un mural con un pingüino bebé comiendo su sopa coreana, unas pocas mesas, una barra al fondo, una cocina mínima, y unas futuristas máquinas en un costado, suerte de dispensers de agua caliente para preparar las sopas in situ. La idea es así: hay varios ramyeon para elegir, de distintas marcas y sabores: algunos más picantes, otros suaves; hay de carne, mariscos, pollo, vegetarianos. Se eligen tres toppings caseros para agregar (panceta, huevo, hongos, algunos vegetales, entre más opciones); todo va a una pequeña olla de acero, y es el propio comensal el que agrega la cantidad de agua predeterminada. A los cinco minutos, la sopa está lista (el precio: $9000).
Además, Min prepara algunos platos que escapan al concepto industrial con sabores hogareños. Son muy ricos los tteokpoki (unas masitas de arroz que salen con salsa picante, láminas de pescado seco, huevo, zanahoria y repollo, $13000), también el bokumbab (arroz salteado con salsa soja y carne de cerdo, con un huevo frito por encima, $13000); además hay bulgogi ($14000), sopa de mandú (unos dumplings coreanos, $11000), los mismos mandú fritos (12000 las 10 unidades), gimbap (como un sushi, hay de vegetales o de carne, desde $10000), entre otros.
Con una idea de cocina al paso, Asia Delicioso viaja directo a una calle coreana.
Asia Delicioso queda en Acoyte 1287. Horario de atención: martes a domingo de 12 a 21. Whatsapp: 11-6111-3995. Instagram: @asiadelicioso.
El chino de Vera
Se llama Shan Dong, pero en Google aparece como Shagdong Fan Dian, e incluso algunos lo llaman Da Dong, pero lo cierto es que la enorme mayoría lo conoce como “el chino de Vera”, aludiendo a la calle donde está, en pleno Villa Crespo porteño. Un restaurante chino de verdad, es decir, un restaurante chino dedicado a mostrar parte de la cocina del gigante asiático, sin esas falacias occidentales fotocopiadas en tantos otros restaurantes chinos, de esos que abundan por los barrios de Buenos Aires. Acá no se debería venir en búsqueda de chaufan, chop suey, arrolladitos primaveras y sus muchos etcéteras (que los ofrecen), sino que la propuesta es tomar riesgos e ir más allá, adentrándose en sabores y texturas poco conocidas en Argentina.
Con una familia a cargo, poco elocuente a la hora de contar intimidades de la casa, hay un solo menú escrito en mandarín y en español. Shan Dong tiene varios años de existencia, y en este tiempo definió algunas especialidades. Imposible no arrancar con sus dumplings, generosos y económicos, que salen al vapor o a la plancha: hay de cerdo con akusay, de cerdo con camarones y nira o vegetarianos (rondando los $9500). Luego se puede seguir con pollo picante con maní ($9000), también por la panceta con puerro y ají picante ($9500) o el Shui Zhu Niu Rou, una carne con sopa y pimienta de Sichuan a $16000. Quienes quieran ir más allá, ahí está la oreja de cerdo braseada ($10000, sale cortada en tiritas firmes), el mondongo de cerdo con pepinos y ajos, o la carne braseada en soja ($9000). Otro clásico del lugar son sus chauchas salteadas ($8500), entre más verduras cocinadas a buen punto.
El local es despojado, con poco intento de decoración; las mesas, especialmente temprano, estarán siempre llenas de la propia colectividad china, con mucha familia entera. Shan Dong es para ir de al menos cuatro personas, pedir varias cosas, algunas más conocidas, otras más arriesgadas; sumar arroz blanco, cervezas grandes, y disfrutar al máximo, gastando poco.
Uno de esos lugares necesarios, que hacen que Buenos Aires sea siempre más bella.
Shan Dong queda en Vera 468. Horario de atención: miércoles a domingos, de 19:30 a 22:30. Instagram: @shandongarg.
Coquetería japonesa
A la gastronomía japonesa se la puede simplificar en cuatro estéticas. La trash (ese hermoso Japón de callecitas oscuras y decadentes), la pop (que va del animé al tierno kawaii), la imperial (elegante y sofisticada) y la minimal, la más extendida en esta parte del mundo, con sus líneas netas y detalles puros. Así, mínimo, es Toki Moment, bello café de especialidad con toques de cocina japonesa, ubicado en la zona de Retiro.
Con poco más de un año de vida, Toki es un oasis en sí mismo, permitiendo a sus comensales olvidarse del gris porteño. Con sus mesas redondas de fórmica blanca, maderas encastradas de color claro, vajilla preciosa también blanca, el lugar parece un destino zen donde bajar decibeles y comer algo rico.
El café es muy bien tratado, con variedades escogidas entre lo mejor de Puerto Blest, de orígenes como Honduras, Colombia o Guatemala, en beneficios naturales, lavados o honey. Hay espresso a $2500 (buen precio hoy en día), flat white a $3500, pero una buena idea es pedir un filtrado en Chemex ($6800 las dos tazas), donde se permite elegir el grano deseado y sale en un servicio impecable. Hay otras bebidas, como el Matcha Latte ($4500) o el Black Hojicha Caramel, a base de té verde tostado ($4600), además de variedad de otros tés, limonadas o cafés fríos.
Para comer, la apuesta es japonesa, o al menos abunda en guiños a esa cultura oriental. Hay mochi relleno de poroto azuki ($3500), bellísimos taiyaki (como unos wafles con forma de pescaditos rellenos de crema pastelera, $3700), también cookies de matcha, de chocolate o de maní (desde $3000), un esponjoso cheesecake japonés cocinado a baño de María ($5700), entre otros. De lo salado, lo mejor es el katsu sando (pan de miga sin corteza, con milanesa de cerdo y repollo, $6900), además de un avocado sando o un rico onigiri, un bocado de arroz envuelto en alga y relleno de una mezcla de panceta, atún y miso, a $3500.
Marcando sus propios tiempos, Toki ofrece un espacio para descansar, beber buen café, comer algo al paso, y seguir el recorrido diario.
Toki Moment queda en Marcelo T. de Alvear 664. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 19; sábados de 10 a 19. Instagram: @toki.moment.