Con mucha audacia y convicción, las diputadas que integran la mesa que cruza transversalmente a todas las bancadas con propuestas de políticas de género, sorprendieron a propios y extraños en la sesión de la Cámara baja y lograron en la madrugada de ayer convertir en ley la paridad de género en materia electoral. La insistencia de las legisladoras terminó por vencer la resistencia del oficialismo de aferrarse a lo largo del año a las sesiones especiales con temas ceñidos solo a la agenda del Gobierno y los prejuicios de sus compañeros de bloque que no lo consideraban una prioridad y que acompañaron tímidamente la propuesta. También doblegaron la postura del Gobierno que le bajó el pulgar a la “paridad” tras el fracaso de proponerla como moneda de cambio para la aprobación del resistido sistema de voto electrónico. De no existir veto presidencial ni modificaciones en su reglamentación, los partidos y alianzas que se presenten en la próxima elección nacional deberán intercalar un hombre y una mujer (o al revés) a lo largo de toda la boleta de candidatos.
La paridad no había sido incorporada al temario de la sesión especial del miércoles a pesar que las diputadas presentaron una nota con la firma de 130 legisladores de todos los bloques en la reunión de Labor Parlamentaria para que el proyecto de la senadora sanjuanina Marina Riofrío (FpV-PJ) –que ya había sido aprobado por unanimidad en las comisiones– fuera parte del debate.
Con el periodo de sesiones ordinarias en extinción (terminan el 30 de noviembre) y con las extraordinarias que convocará el Gobierno para diciembre con la agenda de sus reformas, las diputadas decidieron que no había tiempo para esperar otra frustración. Cerca de las 6 de la tarde del miércoles, en plena sesión, un grupo de diputadas de diferentes bancadas acordaron volver a la carga durante la sesión para que la paridad sea incorporada en el temario sin tener que esperar hasta el final de una extensa sesión para votar los pedidos de apartamiento del reglamento. Una jugada que necesitaba de los dos tercios de los votos de los presentes en la sesión.
En un trabajo cuerpo a cuerpo, las diputadas comenzaron a buscar el respaldo de sus compañeros de bancada para reunir los votos necesarios. Ya de madrugada, volvieron a la carga. Victoria Donda (LdS) –que preside su bancada– tomó la palabra y el reclamo.
El jefe del interbloque de Cambiemos, el radical cordobés Mario Negri, no quiso apartarse del reglamento. “No somos un cachivache. El tema de la paridad es algo totalmente simbólico y paradigmático, que vamos a defender con la vida. No permitiremos que otros bloques vengan a manejar la agenda parlamentaria que las autoridades negocian cada vez que nos sentamos en el recinto”, bramó la radical oficialista Karina Banfi.
Las palabras de Banfi encendieron el debate. “Señor presidente: esta sesión me recuerda a aquella en la cual catorce mujeres de todos los partidos políticos en este mismo recinto nos paramos frente al tratamiento del presupuesto a las cuatro de la mañana y decidimos defender lo que sosteníamos. Condicionamos el presupuesto de ese año (fue en 1991) a la posibilidad de tratar el cupo del 30 por ciento”, advirtió la massista Graciela Camaño sobre el futuro de la sesión si no se accedía el reclamo.
“Pido a mis hermanas de género del bloque de Cambiemos que, más allá de que seamos de distintos colores políticos, recuerden que somos todas mujeres y debemos conquistar nuestros derechos”, agregó la diputada del Movimiento Evita Lucila De Ponti. “Seguramente será una noche histórica porque podremos salir del esquema tradicional y alcanzar la paridad uno a una y lograr finalmente la ansiada paridad legislativa que implica una reforma política”, dijo Cristina Alvarez Rodríguez (FpV-PJ).
“Queremos tener el derecho a perder, si es necesario; pero no deseamos dejar de defender aquel por el que trabajamos durante este año y el anterior. Esto es lo que está en discusión. Veremos si se cumple con el artículo 37 de la Constitución Nacional; este es el punto, simple”, sorprendió la radical Carla Carrizo.
El presidente de la Cámara, el macrista Emilio Monzó, habilitó la votación nominal para el apartamiento del reglamento: con 153 votos a favor y sólo 26 en contra, se superó la barrera de los dos tercios. Pero Monzó continuó con la sesión y dejó la paridad para el final.
Entonces retomó la palabra Camaño con su advertencia: “Como habilitamos el tratamiento de este tema, solicito que se ponga a votación de manera tal que luego quede en nuestra voluntad quedarnos o retirarnos del recinto”. Con la continuidad de la sesión en peligro, Monzó habilitó la votación.
El tablero marcó 168 votos afirmativos, 4 en contra y una abstención, casi a las dos de la madrugada. En el libro de sesiones no habrá encendidos ni emotivos discursos, solo la audacia y tozudez de las diputadas que lograron convertir en ley la paridad de género.