A punto de cumplir su cuarto aniversario, PlayStation 5 confirmó este año una teoría que se venía elaborando hace tiempo: la industria del remake está más vigente que nunca. Sólo en 2024 se estrenaron reversiones de The Last of Us Part II, Persona 3, los viejos Tomb Raider, Dead Rising, Horizon: Zero Dawn, Silent Hill 2 y Alone in the Dark, a razón de aproximadamente un remake por mes del año. Until Dawn, el slasher de terror interactivo lanzado en 2015 para PlayStation 4, es el último juego en recibir el tratamiento completo.

Con una reconstrucción total de los gráficos en Unreal Engine 5, el poderoso motor next-gen de Epic Games, la llegada de este remake por 60 dólares dividió a los fans: algunos consideran que las mejoras justifican el precio, y otros lo encuentran excesivo para un juego con casi diez años. Aunque el gameplay se mantiene fiel y casi idéntico al original, lo cierto es que el elenco de adolescentes calientes a punto de ser asesinados en medio de la montaña nunca se lució tanto.

El juego sigue a un grupo de ocho amigos que vuelve a una cabaña aislada en las montañas de Blackwood Pines, un año después de la desaparición de dos hermanas del grupo en el mismo lugar. Lo que arranca como un intento de recordar y superar el trauma pronto se revela como lo que verdaderamente es: una pésima idea. La reunión se convierte en una noche de terror no sólo por las tensiones tácitas entre los amigos, traumatizados por lo del año anterior, sino por la aparición de un psicópata enmascarado que los persigue a lo Michael Myers en Halloween. Mientras hacen todo lo posible para sobrevivir, los adolescentes descubren la tétrica historia del lugar, arraigada en las costumbres de los pueblos originarios y una tragedia ocultada durante más de medio siglo.

Cada capítulo del juego representa una de las diez horas que faltan para el amanecer, sumado a un prólogo y a los interludios, una serie de encuentros progresivamente perturbadores con un psiquiatra interpretado por el actor sueco Peter Stormare. Cliché por donde se lo mire, el elenco de adolescentes está compuesto por los arquetipos del slasher: la chica rubia con una inteligencia y empatía claramente superiores al resto del grupo (Hayden Panettiere), el pibe raro que esconde varios secretos (Rami Malek), la pareja de nerds que se ama pero es incapaz de comunicarlo y el dumb jock que juega a dos puntas, entre otros.

A medida que avanza la historia, controlamos a los ocho personajes, que deben tomar decisiones críticas para llegar con vida al amanecer. Cada elección impacta el destino del grupo gracias al "efecto mariposa", el sistema que consagró a Until Dawn como un juego de culto hace casi una década. A diferencia de otros títulos que venden la misma experiencia, donde supuestamente las decisiones tienen peso sobre la historia pero el impacto termina siendo anecdótico, Until Dawn no tiene escrúpulos. Acá no hay segundas oportunidades: todos los personajes pueden morir. Es igual de posible, incluso, terminar una partida con todos los personajes muertos que terminarla con todos vivos.

El sistema es tan punitivo y sediento de sangre como el asesino que persigue al grupo: la opción de retroceder o cargar un checkpoint para cambiar decisiones desfavorables no está habilitada, por lo que cada decisión viene cargada de ansiedad sobre el jugador y densidad sobre la historia. Así, arrancar una discusión con uno de tus amigos o dudar antes de salvarlo son acciones que se pueden pagar muy caro más adelante.

Otro de los pilares fundamentales de Until Dawn es la exploración. Con mecánicas similares a juegos más inclinados al horror psicológico como Alan Wake II o The Last of Us -sin su profundidad dramática, quizás-, los escenarios de Until Dawn están repletos de cartas, fotos viejas y detalles escondidos que enriquecen la historia y dan información clave para tomar decisiones más adelante. Atados a la fauna de la montaña están los tótems, unas piezas sagradas de madera que, al encontrarlas, revelan unos segundos de premoniciones que pueden condicionar -para bien o para mal- futuras decisiones.

Aunque los sustos se pueden anticipar con el correr de las horas -es obvio que se escuchará un grito o se cruzará un animal entre las ramas-, investigar cada rincón es clave para desbloquear los 29 trofeos y conocer los finales más importantes, que son tres: todos viven, todos mueren o algunos viven y otros mueren. Aunque los desarrolladores aseguran que hay 256 variaciones posibles en total. Entre ellas, algunas inéditas, como una escena postcréditos que parece indicar que la historia seguirá.

Es claro que los desarrolladores de Until Dawn no son ajenos al cine de terror estadounidense de los '80, inaugurado por Halloween (1979) y Viernes 13 (1980). Esos primeros clásicos, incomprendidos por la crítica en su momento, se caracterizaron por una fuga mental común a todos sus personajes, por una idiotez presente en todas sus decisiones, por esos momentos en los que dan ganas de gritarle a la pantalla que elijan otro camino, que no se separen, que no pueden ser tan inútiles. Lo brillante de Until Dawn es que permite revivir o subvertir los clichés de los slashers ochentosos, dándole al jugador la opción de tomar decisiones realmente estúpidas (desde elegir caminos obvios para ser asesinado hasta fallar todos los quick time events durante una persecución) o ser más inteligente y cambiar el destino idiota prefijado por el cine clásico.

La inmersión cinematográfica fue, desde el principio, uno de los innegociables del juego desarrollado por Supermassive Games y reconstruido por el equipo británico de Ballistic Moon. En el remake, las mejoras visuales profundizan esa experiencia, con expresiones faciales más detalladas y una iluminación más natural. Un ejemplo es el prólogo, retrabajado para ajustarse mejor al momento del día en el que transcurre: el crepúsculo de un atardecer que dentro de poco se tornará monstruoso.

El equipo también optó por rehacer el soundtrack desde cero, con una nueva melodía principal que reinterpreta el tono serio de la original y la convierte en una pieza más dramática e irónica. Además, como parte de la estrategia creciente de Sony de diversificar la llegada de su catálogo, los fundamentalistas de PC pueden jugar Until Dawn por primera vez y con el framerate liberado.

Aislada de todo contexto, como juego particular, la nueva versión de Until Dawn no está lejos de la perfección técnica. Pero su existencia plantea preguntas sobre el lugar de la originalidad y la sorpresa en una industria que alguna vez se caracterizó precisamente por eso. ¿Cuánto espacio queda, entonces, para la creatividad en un mercado que apuesta por revivir sus éxitos pasados?


  • Encontrá más notas del NO acá, o suscribite acá abajo ↓ para recibir gratis en tu email todos los artículos, la agenda de shows, música nueva y nuestros recomendados.