El exembajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, cuestionó en la 750 la actitud "cuasi fascista” del Gobierno de Javier Milei en la Cancillería Argentina tras el escándalo diplomático que terminó con la expulsión de Diana Mondino del gabinete y la asunción de Gerardo Werthein.

Entrevistado en La García, Basteiro señaló que el cambio de ministro de Relaciones Exteriores es “producto de la improvisación y de un cambio ideológico y práctico en todo lo que hace al cuestionamiento del Estado”.

Si hay un ministerio donde se trabaja con pautas que se establecen año a año, en períodos largos, es precisamente en Cancillería. Esto se debe a que están atados a cumbres internacionales y a lo que se resuelve en cada organismo internacional, que todos los países respetan y acompañan”, explicó.

Para el exembajador argentino en Bolivia, nuestro país se encuentra con un Gobierno que no solo “actúa como un topo” que quiere destruir al Estado desde adentro, sino que también “busca dinamitar todo el funcionamiento de la política exterior y la relación entre países”.

“Esto es algo sin precedentes en el mundo. No hay antecedentes de alguien que se oponga a la Agenda 2030, que busca mejorar la cuestión del cambio climático, la justicia social y de género”, señaló, sobre la gestión de Milei.

Y añadió: “Somos el único país del mundo que va en contra de esos conceptos. Esto va más allá de la década del 50. Es una actitud cuasi fascista, de persecución y auditoría ideológica que, además, es impracticable”.

Además, Basteiro consideró que la propuesta de Milei de auditar Cancillería y despedir a todos los que se oponen a la ideología del Gobierno es una muestra de sinsentido y de desconocimiento de cómo funciona el Estado.

Todos los funcionarios de Cancillería, en su mayoría, son moderados. Por eso hay grandes núcleos que se han acercado y han abrazado al PRO, y muchos provienen de un radicalismo más conservador”, afirmó.

Aclaró: “Ya tienen un perfil claro al respecto. En ese sentido, somos profesionales: respetan y son obedientes de manera piramidal. Lo que viene de arriba lo respetan, sea un Gobierno nacional y popular, una dictadura o un Gobierno de derecha”.

En otras palabras, “son orgánicos al extremo”. “Lo lamentable y peligroso es que, con este Gobierno, muchos de ellos también serán obedientes y terminarán votando en contra de conceptos humanitarios. Esto será mucho más marcado con un Gobierno que los persiga y esté pendiente de cómo defienden determinadas posturas”, finalizó.