El actor, director teatral, dramaturgo y docente Pompeyo Audivert habló en la 750 sobre el éxito de su obra Habitación Macbeth y contó el origen del espectáculo que adapta el famoso texto de Shakespeare y que ya lleva cuatro temporadas a sala llena.

Durante la pandemia, que fue cuando gesté esta aventura, no me imaginaba que iba a tener semejantes resultados. Me gustaba lo que estaba pasando porque sentía que la idea de un cuerpo habitación, un cuerpo habitáculo de encarnaciones, como es lo que sucede, ya que toda la obra pasa sobre un solo cuerpo, iba a ser muy potente, pero no que iba a llegar a ese punto, lo cual me pone muy contento”, aseguró, en diálogo con Víctor Hugo Morales.

Sin embargo, explicó que la génesis de Habitación Macbeth se fue pergeñando desde su juventud.

“Cuando empecé a estudiar teatro siempre sentí que había lugar para más, que la fenomenología de la actuación no terminaba con solamente reemplazar mi yo ficcional por un yo ficcional de la literatura”, recordó.

Por esta razón, Audivert señaló que siempre pensó la obra “como un espectáculo en el que tenía que haber varias transformaciones, pero siempre lo fui postergando por ser algo muy peligroso, y en ese momento de la pandemia me animé. Me pareció un momento ideal, ya que el único teatro que quedaba en pie para mí era mi propio cuerpo. Pasé a la ofensiva con esa vieja fantasía de juventud y por suerte salió bien”, dijo.

“La idea de Macbeth como obra me pareció muy natural en ese momento de la pandemia porque era un momento universal y yo debía elegir un autor universal para pasar adelante con este propósito del cuerpo habitado. Entonces apareció Shakespeare y luego Macbeth, porque en Macbeth se suceden cuestiones vinculadas a la transformación de una identidad, la del personaje principal, que se ve transformada por unas fuerzas sobrenaturales que lo dan vuelta como un guante”, agregó.

Para el artista, “la función es un momento también de autoconocimiento”. “Es como si fuera el yoga, donde uno, a través de la práctica, entiende un poco más de su estructura. Viene mucho público al Metropolitan y es placentero para ellos también”, indicó.

“La voz es el gran vector de esos textos que vibran en las distintas voces que van sucediéndose. Soy un gran admirador de la voz. Siento que ahí se juega gran parte de este espectáculo. Estoy muy orgulloso de la adaptación, quedo una versión muy intensa, muy poética, y, sin embargo, sigue siendo la misma obra, pero tiene unos toques míos”, concluyó.